Hay algo que cambió para siempre
Pudo ser cordial con la Presidenta, pero lo será del mismo modo con todos los argentinos. Ése fue su mensaje cuando arregló el desarreglo con Macri. Francisco no sería Francisco si se olvidara del diálogo, del consenso y de la tolerancia que predicó como obispo y que ahora promueve como papa. Es su mejor lección al mundo y al país donde nació. Conversar no es para él ni un compromiso político ni una elección entre dos bandos irreconciliables.
Por Joaquín Morales Solá (Buenos Aires)