Quien busca la sabiduría, llegará a la plenitud

Cultivemos la verdadera sabiduría y lo que vivamos, sea mucho o poco, culminará con una sonrisa y no con la desesperación del que solo intentó hacer daño.

Compartir:

Por Alicia Riberi.- Se me ocurrió buscar las acepciones de la palabra “sabiduría”. Se puede entender como un conjunto de conocimientos y habilidades que se utilizan en la vida diaria para desenvolvernos. Sería un verdadero desperdicio quedarnos en un razonamiento tan playito. La verdadera Sabiduría pone luz en la oscuridad, entendimiento donde todo parece incomprensible. Fui a fuentes que nos pueden ayudar a despertar a una nueva manera de vivir.
Me voy a atrever a transcribir una parte de la encíclica de Juan Pablo II, Veritatis splendor que siempre sacudió mi alma. Jesucristo, luz verdadera que ilumina a todo hombre. Llamados a la salvación mediante la fe en Jesucristo, «luz verdadera que ilumina a todo hombre» (Jn 1, 9), los hombres llegan a ser «luz en el Señor» e «hijos de la luz» (Ef 5, 8), y se santifican «obedeciendo a la verdad» (1 P 1, 22).
Mas esta obediencia no siempre es fácil. Debido al misterioso pecado del principio, cometido por instigación de Satanás, que es «mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8, 44), el hombre es tentado continuamente a apartar su mirada del Dios vivo y verdadero y dirigirla a los ídolos (cf. 1 Ts 1, 9), cambiando «la verdad de Dios por la mentira» (Rm 1, 25); de esta manera, su capacidad para conocer la verdad queda ofuscada y debilitada su voluntad para someterse a ella. Y así, abandonándose al relativismo y al escepticismo (cf. Jn 18, 38), busca una libertad ilusoria fuera de la verdad misma.
La Sabiduría verdadera no se adquiere copiando estilos, apegándonos a ideologías pasajeras y destructivas. Cuando una persona vive en la oscuridad no puede ser sabia, puede tener conocimientos, ser poderosa, ocupar un cargo, pero no ser sabia, es más, suelen vivir en total ignorancia sobre lo que verdaderamente importa. En muchísimas ocasiones viven toda la vida sin ver lo trascendente y sin dejar una huella aunque más no sea tenue.
La sabiduría se va construyendo a medida que nos damos cuenta que no somos nada, que somos efímeros, que nuestra vida tiene fecha de vencimiento, que lo que hagamos con nuestra vida nos define.
Cuánta pena me da ver personas que se ofenden cuando les dicen corruptos, porque viven tan arraigados a sus intereses mezquinos, a sus bajezas, que ignoran cuan despreciados son por una sociedad que empieza a repudiar lo que atenta contra los valores trascendentes, que se dejaron a un costado, pero que ahora estamos reclamando porque advertimos que con mentira, falsedad, egoísmo, no podemos construir, sino que estamos permitiendo que el poder, dinero y otros mezquinos intereses sean capaces de arrasar con una sociedad que está siendo azotada sin piedad.
Dice Job en la Biblia en un pasaje memorable… pero con Dios están la sabiduría y el poder, a él pertenecen el concejo y la inteligencia… con él están la fuerza y la prudencia, a él pertenecen el que yerra y el que hace errar. El hace andar descalzos a los consejeros y priva a los jueces de su sano juicio… Exalta a las naciones y las hace desaparecer… expande a los pueblos y los suprime….
Como corolario diría que si los seres humanos usáramos la mitad de la inteligencia y pusiéramos el doble del espíritu, cuántos males desaparecerían de la humanidad. Pero el hombre es terco y reniega de Dios, pero cuando se acerca su final se queda sin respuestas y se va con muchas preguntas. Cuánto tiempo perdió.
Finalmente la soberbia, la ambición, el desamor de unos por otros, el egoísmo y el creerse el ser humano más que Dios, está acabando con un mundo que fue creado para bien y en el que todos podríamos ser felices y sin embargo unos pocos pretenden quedarse con todo y destruir sin piedad como si fuesen dioses y son unos pobres ilusos que se irán de este mundo vacíos y serán olvidados y repudiados.
La Sabiduría que viene de adentro del ser humano es la que lo ilumina y aunque muchos quisieran apagar esa luz, no lo pueden hacer, porque la luz viene de Dios y la oscuridad del maligno. La verdadera sabiduría siempre triunfa y aplasta la soberbia del que se cree todopoderoso.
Cultivemos la verdadera sabiduría y lo que vivamos, sea mucho o poco, culminará con una sonrisa y no con la desesperación del que solo intentó hacer daño.
La sabiduría es un don del espíritu que no cultiva cualquiera. Busquemos la sabiduría y encontraremos el cielo.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *