Por Emilio Grande (h.).- En medio de la eterna cuarentena, que ya lleva más de 200 días en la Argentina, están emergiendo datos muy graves desde el punto de vista socioeconómico. Todavía no hemos tocado fondo, generando incertidumbre y ansiedad en la gente.
La tasa de desocupación subió hasta el 13,1% al término del segundo trimestre del año, con un incremento de 2,5 puntos respecto al 10,6% de igual período de 2019 y del 10,4% respecto al primer trimestre del año, según informó el INDEC.
Esta tasa de desempleo resultó también la más alta desde el segundo trimestre de 2004, cuando todavía la economía se recuperaba del golpe sufrido durante la crisis de 2001-2002. El mayor aumento se dio en las mujeres de entre 14 y 29 años, donde el desempleo se incrementó en 5,1 en el período al pasar de 23,4% al 28,5%. Hay 4.5 millones de personas con graves problemas de trabajo, entre desocupados y subocupados.
Mar del Plata con el 26% fue la ciudad que marcó el mayor índice de desocupación del país, seguida por Ushuaia con el 22%, Santa Fe con el 20,3%, Córdoba el 19,1% Rosario el 17,9%, Mendoza el 15,3%, Salta el 13,9% y Córdoba el 13,8%.
En Rafaela no hay datos de desocupación. El ICEDEL se encarga anualmente de hacer la medición desde hace 20 años, pero este año fue suspendida por la cuarentena mientras estaban 25 estudiantes universitarios en la calle. En 2019 la desocupación fue del 9% y casi el 20% de la PEA tenía problemas de empleo. Según fuentes confiables, este año no hay una destrucción de empleo pero sí hay un estancamiento por lo que tasa de desocupación habría aumentado.
Este aumento de desocupación a nivel nacional se dio a la par de una caída del PBI durante el segundo trimestre, fuertemente afectado por la cuarentena para combatir el Covid-19, que alcanzó al 19,1% interanual y del 16,2% respecto al primer trimestre, siendo la mayor caída de la historia, luego de años acumulados de recesión e inestabilidad.
En este contexto, la pobreza subió 5,5% en un año y afectó a 40,9% de los argentinos en el primer semestre del año, el más golpeado por la profundización de la crisis económica impulsada por las medidas para contener a la pandemia. En el primer semestre de 2019 había alcanzado a un 35,4%. La indigencia saltó casi 3% y golpea a un 10,5% de la población, según el INDEC. Hay 18,5 millones de pobres y 4,7 millones de indigentes.
El porcentaje de chicos de 0 a 14 años pobres aumentó de 52,6% a 56,3% en 1 año. Esto significa 6,1 millones de niños afectados. La mayor tasa de pobreza se registró en Concordia (52,2%), mientras que la menor fue para la Ciudad de Buenos Aires (17,3%). La mayor cantidad de pobres en el país está en el conurbano (5,8 millones de personas).
Este panorama por demás desalentador se suma al incesante crecimiento de la inflación de hace décadas (54% en 2019), que va atada al incremento del dólar. En 2002 el dólar estaba menos de 3 pesos y ahora ronda los 150 pesos. A decir verdad, no hay confianza en el peso argentino, que seguramente será nuevamente devaluado. Esto se suma a los graves hechos de corrupción, especialmente en el kichernismo. Frente a este desolador panorama coyuntural, ¿cuál es la urgencia de Cristina Fernández para la reforma judicial y la remoción de tres jueces que la investigaron?
En el bendito país que tenemos de una tierra pródiga de recursos naturales con todos los climas, no podemos ponernos de acuerdo en un proyecto a largo plazo para atenuar las brechas socioeconómicas expuestas. En 1974 la pobreza era del 4% y ahora es del 41%, mientras producimos alimentos para 400 millones de personas. Para Agustín Salvia de la UCA, estima que la pobreza habría llegado a un 47% y de no mediar las ayudas del Estado hubiera sido peor. ¿Cómo resolver la pobreza estructural? Es una vergüenza y un escándalo de la dirigencia y de la sociedad en su conjunto…