Sembrar para que haya paz en Tierra Santa

Se trata del editorial del programa «Sábado 100» por radio Sol Rafaela (FM 90,9) que conduce Emilio Grande (h.). En medio de tantos conflictos mundiales y después de décadas de violencia, sangre, negociaciones fallidas y desencuentros, el presidente israelí Shimon Peres y su par palestino Mahmoud Abbas no sólo se dieron un apretón de manos sino que plantaron juntos un olivo después de elevar una histórica plegaria conjunta por la paz en Medio Oriente, convocada por el papa Francisco. La inédita oración por la paz que juntó a los máximos representantes de dos partes implicadas en un conflicto que ya lleva 66 años tuvo lugar cerca de la Basílica de San Pedro, en una zona neutral de los jardines del Vaticano. Ocurrió dos semanas después de que Francisco sorprendió al mundo, durante su viaje a Tierra Santa, con una jugada arriesgada: una invitación a Peres y Abbas a una plegaria por la paz que intenta destrabar una situación de estancamiento, para abrir un clima nuevo, distinto, de esperanza, en Medio Oriente. Convencido del poder de la oración y consciente de que en todos los intentos de pacificación que hubo siempre se dejó de lado la religión, Bergoglio decidió explorar ese nuevo camino, involucrándose en primera persona. «Para conseguir la paz se necesita coraje, mucho más que para hacer la guerra. Se necesita coraje para decir sí al encuentro y no al enfrentamiento; sí al diálogo y no a la violencia; sí a la negociación y no a la hostilidad; sí al respeto de los pactos y no a las provocaciones; sí a la sinceridad y no a la doblez. Para todo esto se necesita coraje, una gran fuerza de ánimo», dijo Francisco. Peres, premio Nobel de la Paz junto con el asesinado premier israelí Yitzhak Rabin y el líder palestino Yasser Arafat en 1994 por sus esfuerzos en las negociaciones de paz, hizo otra fuerte invocación a la paz. Peres, que tiene 90 años y cuyo mandato termina, pronunció otro discurso emotivo. «La paz no se consigue fácilmente. Debemos trabajar con todas nuestras fuerzas para conseguirla. Incluso si requiere sacrificios o compromisos». Abbas habló de paz, haciendo hincapié en la dura situación. «Oh, Señor, en nombre del pueblo palestino que está ansioso de paz, de una vida digna y de libertad, te pido que hagas próspero y prometedor nuestro futuro, en un Estado libre, soberano e independiente». Concluyó con apretón de manos entre Peres y Abbas, junto a Francisco y el patriarca Bartolomé, plantando un olivo de la paz. Gracias a su «diplomacia de la oración», el Papa logró sembrar otra semilla para la paz entre palestinos y judíos.

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