Personas que son esenciales

Por Carlos Terranova.- Me toco como a tantos pasar por días difíciles a causa del COVID y damos gracias a Dios con mi esposa que a pesar de los momentos difíciles que nos tocó vivir, hemos comenzado a recuperarnos y estamos vivos.

En esos días de encierro, uno se hace muchas preguntas y valora mucho aquellas personas que son esenciales, la familia, los profesionales de la salud y aún cada uno de los que con amor envían un mensaje o te llaman para decirte que están orando por tu vida y ponerse a tu disposición. La verdad estamos muy agradecidos por tantas muestras de amor y valoración.

Una frase que resonó en mis oídos fue -póngase bien, los necesitamos porque ustedes pastores, “son esenciales”.

Un versículo que me sostuvo fue…: No tengas miedo -dijo, porque eres muy precioso para Dios. ¡Que tengas paz, ánimo y fuerza! Mientras me decía estas palabras, de pronto me sentí más fuerte y le dije: Por favor, háblame, señor mío, porque me has fortalecido. (Daniel 10:9 NTV)

Comparto algunas cosas que Dios trajo a mi corazón, cosas que afirman que la Iglesia y los ministros religiosos “son esenciales en este tiempo más que nunca”.

Cuando alguien enferma de COVID o cualquier otra enfermedad. Una de las primeras cosas es pedir a la Iglesia y a los ministros que pongan a la persona en cadena de oración y ayuno. Porque orar y confiar en Dios es esencial.

Cuando alguien fallece y muchas veces ni se lo puede despedir, ni velar, allí está la iglesia y los ministros para consolar, para dar una palabra de aliento y esperanza. Y no es solo un día sino en el proceso previo y después de la muerte del ser querido. Allí están los pastores y la Iglesia acompañando. Su tarea es esencial en la consolación y contención de la familia sufriente.

Cuando hay una catástrofe o la gente está en gran necesidad, siempre la Iglesia están al frente de la ayuda comunitaria, allí llega ropa, alimentos, frazadas, leche, pañales y mucho más. Allí se activan más que nunca las copas de leche, los comedores, las viandas y los roperos comunitarios. Porque la Iglesia y los ministros son esenciales, no solo en la ayuda espiritual, sino también en su ministerio de ayudas social.

Cuando alguien no tiene para los medicamentos. Nuevamente se moviliza la Iglesia y sus siervos, una vez más el brazo solidario de la Iglesia de Cristo, llega donde está la necesidad.

Cuando llegan los tiempos de elecciones una vez más nos volvemos esenciales, ya que sin importar el color político, todos quieren visitar nuestras Iglesias y mostrarse hasta espirituales. Aún aquellos que con sus acciones y leyes ofenden y lesionan los principios más básicos de nuestra fe, basta pensar en el derecho a la vida y la promoción con bombos y platillos de la ley del aborto, en medio de una pandemia, mostrando una vez más la incoherencia y las miserias de algunos inescrupulosos.

Lamentablemente no somos esenciales cuando se trata de tener nuestros templos abiertos para dar cobertura espiritual, emocional y física a las personas. Allí se nos pone en la misma bolsa que otras actividades importantes, respetables, sin embargo ninguna puede hacer la tarea que realiza la iglesia de Cristo y sus ministros.

El hombre es un ser espiritual y los Argentinos en su inmensa mayoría gente que cree en un Dios amoroso, creador y tiene la necesidad de concurrir al templo; ¿Por qué? Porque allí puede adorar a Dios. Allí puede derramar su corazón, sus lágrimas y peticiones. Porque allí puede escuchar una Palabra que no se escucha en los noticieros, ni en los programas políticos. Una Palabra que aumenta su fe, que pone en su corazón esperanza. Y necesitamos la fe y esperanza en este tiempo más que nunca, es lo que nos sostiene, nos alienta y ayuda a seguir adelante aun en los momentos más difíciles. Termino mi pensamiento afirmando que “Los templos deberían ser lo último en cerrarse”, guardando los protocolos, el distanciamiento, las medidas de higiene, con un aforo del 30% de su espacio físico, no hay duda que lo único que contagiaran en forma efectiva será fe, ganas de vivir, esperanza eterna, cuidado espiritual y sanidad del alma herida.

Los ministros religiosos son los primeros en enseñar a sus feligreses las medidas de higiene, el uso del barbijo, el distanciamiento y todo lo referente a los cuidados que debemos tener, por amor los unos a los otros.

Es hora que los políticos se den cuenta que la Iglesia y los ministros son esenciales y nos dejen ejercer con libertad nuestra fe pública.

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