¿Le hemos dado la espalda a Dios?

Por Alicia Riberi.- Escucho atentamente y rescato varias cosas para reflexionar: en primer lugar nos quejamos todo el tiempo de las cosas que nos suceden, sin pensar que en la vida vamos a tener muchos contratiempos, criticamos todo el tiempo a nuestro prójimo, pero mirarnos a nosotros mismos, muy poco. También con la excusa de esta pandemia, es como que nos hemos venido tan temerosos, que fácilmente nos agredimos, discutimos y tenemos tanto miedo, que hemos perdido el hábito de saludarnos cordialmente y si hablamos solo lo hacemos del virus, de la vacuna, de muerte. A veces, dejamos de mirar a nuestros hermanos que no pueden trabajar, no tienen para comer, para pagar los gastos, para sostener el hogar y  muchos no son vagos, es como el sálvese quien pueda.

Seguido a esto muchos se preguntan adonde está Dios, que no evita todo lo que pasa y no nos planteamos que todo esto es provocado por el hombre,  que tiene la libertad de discernir. En general -no todos- tienen presente a Dios cuando lo necesitan y cuando les va bien, disfrutan de todo lo que tienen y no se acuerdan de ir a agradecer. Dios no es un comodín, es el hacedor de todo lo que vemos alrededor y el hombre jugando a ser más que Dios, solo lo destruye.

Hay personas que utilizan gran parte de su tiempo en hacer daño, sin pensar que en algún momento tendrán que dar cuentas y no porque Dios castiga, sino que Él nos pone señales para que  podamos advertir lo malo que estamos haciendo, pero la mayoría de las veces seguimos adelante y cuando nos damos la cabeza contra la pared, culpamos a Dios y preguntamos adonde está.

La humanidad ha perdido el rumbo y no lo busca, porque no quiere, porque cualquier fe que profesen nos habla de un Dios todopoderoso, misericordioso y fiel, y no lo duden, existe y los que creemos fervientemente, sabemos que sin Él nada es posible y siempre obra en favor de los que lo siguen, los que oran, los que practican los valores que nos hacen mejores personas. Igualmente,  eso no significa que no tengamos que pasar pruebas difíciles, pero con Dios siempre se pasan.

Es fácil  advertir que las personas en general le han dado la espalda a Dios, porque seguir a Dios, no es decir creo en Dios, ir a misa de vez en cuando o los domingos, o dar una limosna de tanto en tanto, o decir, no le voy a contar mis pecados a otro pecador, ya que los curas son todos iguales y no es así, ni nos molestamos en comprobarlo, repetimos como loros lo que escuchamos, estar con Dios, es cumplir con las enseñanzas que están en la palabra de Dios y es así como todos somos invitados a cambiar  una vida vana, materialista, mundana, en una vida que dé frutos.

Estamos en tiempos difíciles y es casi imposible vivir sin creer y tener fe, Dios es el Padre bueno, que nos invita a una vida de esperanza y se ofrece  como refugio seguro en la tormenta. El ser humano se ha vuelto soberbio y nunca piensa más que en su ambición hasta que se le termina la vida o le sucede algo que lo anula y si no cree en Dios, está solo para enfrentar el quebranto, con Dios  tiene un soporte, que es como una roca firme, que no permite que claudiquemos.

Volvamos la mirada a Dios, no le demos la espalda, porque el final siempre  llega y solos es muy triste, ya que he visto morir a personas que edificaron su morada sobre la roca y se han despedido con una sonrisa, pero quién edificó su casa sobre arena, se despide con desesperación y angustia porque no sabe a qué aferrarse, ni adónde va, en cambio, quiénes creemos que no todo termina acá, sino que hay una vida eterna…porque la hay, tenemos la paz de Dios, que  no es la que da el mundo…Lo dijo Jesús: «mi  paz les dejo, mi paz les doy, no como la da  el mundo…«

No demos la espalda a Dios…busquemos refugio seguro en él.

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