Perfora, Chico, perfora: informe sobre el nuevo mito de la abundancia energética

Por J. David Hughes.- Fracking, gas de esquistos, arenas asfálticas, shale oil, petroleo de lutitas y un sin fin de términos empiezan a invadir periódicos e informativos en lo que parece el inicio de una supuesta nueva era de abundancia energética.

En esta entrada os presentamos un extenso y riguroso informe sobre el tema de los combustibles no convencionales: Drill, Baby, Drill (Perfora, Chico, Perfora). Su autor, J. David Hughes, es un geocientífico que ha estudiado los recursos energéticos de Canadá durante casi cuatro décadas, incluyendo 32 años como científico y gestor de investigación en el Servicio Geológico de Canadá. Desarrolló el Inventario Nacional de Carbón de Canadá y fue responsable del Grupo de Gas No Convencional de la Comisión del Potencial Gasífero Canadiense. Es miembro del Post Carbon Institute y actualmente es presidente de Global Sustainability Research Inc.

En Drill, Baby, Drill, ha analizado en profundidad el papel de diversos combustibles no convencionales en el actual escenario de declive energético. El informe se centra principalmente en la producción de gas y petróleo de lutitas en los Estados Unidos, pero constituye un modelo de referencia a la hora de hablar con seriedad de la supuesta nueva era de abundancia de los no convencionales.

Esta edición en lengua española ha sido posible gracias al doctor Manuel Peinado Lorca, director de la Cátedra de Medio Ambiente e Investigador del Instituto Franklin de Estudios Norteamericanos de la Universidad de Alcalá. También han colaborado en la revisión de la traducción: Carlos de Castro (Universidad de Valladolid, España); Jorge Cubillos (ingeniero, Chile); Luca Ferrari (Universidad Nacional Autónoma de México); Sergio González-Egido (Cátedra de Medio Ambiente, Universidad de Alcalá, España); Joaquim Ballabrera, Emilio García-Ladona, y Jordi Solé (Institut de Ciències del Mar, CSIC, España; Oil Crash Observatory); Juan Luis Chulilla (Euro-Mediterranean University Institute; onlineandoffline.net); y Pedro Prieto (Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos, España).

El doctor Peinado también ha publicado unas Notas a la edición en española de Drill, Baby, Drill, que incluyen un extensísimo y magnífico glosario de todos los términos relacionados con la industria petrolífera manejados en el informe de Hughes, y que también incluimos en esta entrada, junto con su presentación de la edición en lengua española. A continuación, transcribo unos párrafos de esta presentación que nos parecen esclarecedores:

“En Drill, Baby, Drill, Hughes disecciona con la precisión de un neurocirujano los entresijos urdidos por las compañías petroleras para inflar las reservas de combustibles no convencionales creando con ello el sueño imposible de un recurso infinito que sostiene a una industria sin futuro y a un negocio condenado a la extinción. Gracias a Hughes, uno descubre que el elemental engaño sigue siendo básicamente el mismo que empleaban los timadores de la “estampita”: se enseñan unos billetes que excitan la codicia del listillo, se le dice que en un paquete hay otros muchos iguales y, aunque parezca mentira, el listillo va, compra el paquete repleto de recortes de papel, y pica. Las petroleras, apoyadas por los potentes grupos publicitarios que las apoyan, enseñan unos resultados de explotación espectaculares obtenidos en unos cuantos pozos y extrapolan esos resultados a yacimientos enteros todavía no probados.”

“El procedimiento es siempre el mismo. Cuando se descubre un posible yacimiento, comienza el frenesí de los alquileres de tierras que aparece en Tierra prometida, la última película protagonizada por Matt Damon. Al proceso de alquileres le sigue un auge de perforaciones que se centran en las zonas más productivas. Cuando se perfora por primera vez un pozo, la producción del primer año es extraordinaria. Después de la explosión del primer año, la producción cae en picado hasta que, pasado el tercer año, los pozos producen un 80-90% menos y dejan de ser rentables aunque se mantengan abiertos para alimentar el espejismo de las reservas inacabables. Siete años después serán declarados pozos marginales, unos pestilentes y peligrosos juguetes rotos abandonados a su suerte en un arrasado baldío improductivo.”

“Lo que hacen los operadores financieros es aplicar curvas hiperbólicas a los datos iniciales de producción y pronosticar una vida media de los pozos de unos cuarenta años. Con esos datos en mente y los contratos de arrendamiento en la mano, Wall Street está haciendo lo mismo que hizo con las hipotecas basura: desarrollar sofisticados productos de ingeniería financiera. Transformados en imaginativos productos financieros a futuro, los derechos sobre los terrenos se valoran a precios desorbitados, con bonos a la firma que alcanzan los 70.000 dólares por hectárea, varias veces el precio original que se promete a los ilusos propietarios. Como se trata de mantener los datos de producción inflados, hay que perforar nuevos pozos. Eso supuso abrir 7.200 nuevos pozos en 2012; como el coste medio de perforar un pozo ronda los seis millones de dólares, las compañías invirtieron 42.000 millones simplemente para enmascarar la disminución en la producción. Ese mismo año, el gas de lutitas estadounidense generó ventas comerciales por valor de 33.000 millones. Parece un negocio ruinoso, pero no lo es: entre el pistoletazo de salida de 2009 y 2011, el entramado financiero ligado al gas de lutitas movió 135.000 millones de dólares.”

“En ese contexto, Perfora, chico, Perfora y Shale and Wall Street, el contundente informe elaborado por Deborah Rogers, deberían ser unas lecturas obligadas para quienes defienden la rentabilidad del fracking en nuestro país que, como ocurre en toda Europa, no es otra cosa que la llegada a este lado del Atlántico de una práctica contaminante, ambientalmente destructiva y comercialmente desastrosa. Que, eso sí, llena los bolsillos de los especuladores de costumbre.”

Por ultimo, para el que no quiera leerse este extenso y técnico informe, a continuación transcribimos lo más destacable del resumen y las conclusiones:

“El consumo energético del mundo se ha más que duplicado desde la crisis energética de los 70. Más del 80% de la energía la suministran los combustibles fósiles. En los próximos veinticuatro años las previsiones dicen que el consumo aumentará un 44% (el de los Estados Unidos lo hará un 7%) y los combustibles fósiles seguirán cubriendo alrededor de un 80% de la demanda total.”

“¿De dónde saldrán tantos combustibles fósiles? Recientemente ha surgido un gran entusiasmo por el renacimiento de la producción del petróleo y del gas natural, particularmente en Estados Unidos. Comenzando con las llamadas al “¡Perfora, chico, perfora!” de la elecciones presidenciales de 2008, los líderes políticos e industriales anuncian “cien años de gas” y pronostican que los Estados Unidos recuperarán su corona como el país mayor productor de petróleo. Gran parte de ese optimismo se basa en la aplicación de tecnologías como la fractura hidráulica y la perforación horizontal de depósitos de lutitas hasta ahora inaccesibles y a la explotación de yacimientos no convencionales tales como las arenas asfálticas y el petróleo de bituminosas. Globalmente, hay una gran esperanza puesta en regiones poco explotadas como Irak. No obstante, los desafíos y los costes de producción de los combustibles fósiles en el siglo XXI sugieren que unos incrementos de suministros como los que se pronostican no serán fácilmente alcanzables si alguna vez lo son.”

“Los Estados Unidos son una provincia madura en lo que se refiere a la exploración y explotación de petróleo y gas. Las nuevas tecnologías de perforación horizontal con multifractura hidráulica han permitido acceder a yacimientos hasta ahora inaccesibles de petróleo y gas que han revertido por el momento el declive mantenido y constante de la producción de petróleo y gas estadounidense durante las últimas décadas. Este incremento en la producción es importante y ha dado un cierto respiro al desplome. No obstante, las proyecciones hechas por los operadores y por algunas agencias gubernamentales a partir de los resultados obtenidos por esas tecnologías según los cuales se abre una nueva era interminable de “independencia energética” mediante la cual los Estados Unidos dejarán de importar combustibles fósiles y se convertirán en exportadores de energía, carecen absolutamente de fundamento. Al fin y al cabo, los combustibles fósiles son finitos y esos pronósticos exuberantes son inalcanzables.”

“En Estados Unidos se necesita debatir acerca del verdadero potencial, las limitaciones y los costes tanto financieros como medioambientales y sanitarios de las varias panaceas energéticas de las que hablan la industria y algunas agencias gubernamentales. Estados Unidos no alcanzará su independencia energética fracturando y perforando. El gas y el petróleo de lutitas, el petróleo de arenas asfálticas y otros recursos no convencionales son un respiro temporal que no soluciona el problema real: los combustibles fósiles son finitos y su explotación es cada vez más costosa y más dañina medioambientalmente. Los combustibles fósiles son el fundamento de nuestra moderna economía global, pero continuar descansando sobre ellos irá incrementando los riesgos económicos, medioambientales y geopolíticos para la sociedad. Lo que conviene hacer es reflexionar en cómo modificar nuestra trayectoria energética.”

Traducción de Manuel Peinado Lorca.

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