Los frutos de la misión de los obispos en diócesis de Rafaela

Por Emilio Grande (h.).- Durante tres días estuvieron ocho obispos de la región del Litoral, misionando en estas tierras diocesanas, especialmente en las ciudades de Rafaela y Sunchales (se pudo haber agregado Frontera para mostrar la Diócesis «profunda»…), quienes visitaron distintos ambientes sociales: familias con problemas económicos, de adicciones y en duelo, parroquias y capillas, instituciones de la Iglesia como Cáritas y la casa del Hijo Pródigo, charlas en la UCSE DAR y el CCIRR (en Rafaela), los geriátricos, la Casa del Niño, hogares de ancianos, en el auditorio de Sancor Seguros (en Sunchales), entre otras, siguiendo el espíritu misionero iniciado por el papa Francisco cuando era arzobispo de Buenos Aires de una Iglesia en «salida», dando testimonio de ello Luis Fernández cuando fue obispo auxiliar de Bergoglio. En la oportunidad, estuvieron misionando Eduardo Martín, arzobispo de Rosario y presidente de la Comisión episcopal de Educación; José Arancedo, arzobispo de Santa Fe y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina; Juan Puiggari, arzobispo de Paraná y referente de la Región Litoral; Hugo Santiago, obispo de San Nicolás; Luis Collazuol, obispo de Concordia; Gustavo Help, obispo de Venado Tuerto; el obispo emérito de San Juan Alfonso Delgado (actualmente en San Nicolás); y el citado obispo rafaelino. «La gente agradecida, toda persona que se siente visitada, amada, valorada, querida, ciertamente agradece, aunque puede haber gente alejada de la Iglesia, pero el gesto vale. En Argentina tenemos que acostumbrarnos a esos gestos de saludos y cercanía», destacó Arancedo durante una entrevista con este cronista de LA OPINION. Luego de la charla sobre “Una educación para la Argentina de hoy” en un colmado auditorio de la UCSE DAR, Martín hizo preguntas en voz alta para seguir reflexionando como sociedad, especialmente para la clase política: «¿Por qué no se sientan en una mesa después de las elecciones y buscan caminos, entendiendo que los problemas no son tan fáciles de resolver? ¿Por qué no somos más inteligentes y nos ponemos juntos a buscar algunas metas para ir venciendo la pobreza, que es una deuda que tenemos, y se resuelve con educación y trabajo digno?», en diálogo con este diario. El martes pasado Arancedo expuso sobre “El encuentro de la Iglesia con los dirigentes sociales”, en el Centro Industrial y Comercial de Rafaela y la Región, participando dirigentes políticos, empresariales, gremiales, judiciales, religiosos, entre otros, pero faltaron otros actores sociales. A su término, representantes de la CGT local le entregaron una carpeta sobre el proyecto de reforma laboral que impulsa el gobierno nacional. «No hay futuro posible sin una clase dirigente. La anarquía no tiene futuro. El dirigente es el que sabe integrar una serie de realidades, tiene raíces pero es profeta. No se queda añorando un pasado y se escapa al futuro, vive abierto, dinámico. El país necesita profetas. Para la Iglesia, el camino es el hombre, por eso hablamos siempre del desarrollo integral como ser espiritual y social. Es más que un mero crecimiento económico. Esto implica reconocer la dignidad de la persona humana en su totalidad», expresó el prelado santafesino de 76 años (cumple 77 el 26 de octubre y en noviembre termina el segundo mandato al frente de la CEA), citando a la Doctrina Social de la Iglesia, que incluye la dimensión trascendente y religiosa. También comparó entre el protagonismo a través del servicio dirigencial versus el egoísmo de pensar desde una mirada individualista, desapareciendo el plano social. Entonces aprovechó para citar al documento del Episcopado «Hacia un bicentenario en justicia y solidaridad» (2010-2016), haciendo hincapié en el estilo de liderazgo que hoy necesitamos.

CRISIS DE CONFIANZA «Si la confianza está en duda en la Argentina, se destruye una comunidad; en el fondo la crisis dirigencial es una crisis de confianza… Por eso sean confiables, con la palabra dada y el testimonio de vida, sean coherentes y ejemplares con horizontes creíbles, sin olvidar a sus familias que los sostienen», enfatizó Arancedo. Mencionó que cuando Francisco asumió el papado en 2013 asistieron líderes de 132 países, entre ellos muchos estaban peleados, pero coincidían ante la presencia del nuevo Papa… Hace unos días cuando estuvo en Colombia, Bergoglio insistió en el acuerdo de paz que conlleva la reconciliación, pero esto no quiere decir impunidad ni tampoco olvidarse de la verdad y la justicia. Puso otro ejemplo comparativo: más allá de sus diferencias, se reunieron hace unos años los últimos cinco presidentes uruguayos, ejerciendo el poder como institucionalidad. «Aquí esto sería imposible, pero también es cierto que el poder se puede ir a la banquina», advirtió. Mencionó que muchas veces los políticos se creen como «dioses» y la tentación de la omnipotencia del poder, que tanto daño ha hecho en nuestro país. «Hay que aceptar los límites, no ahondar la grieta y hacer un examen de conciencia para reconocer los errores», señaló. Al respecto, sobran los malos ejemplos de creerse los «dueños del poder» y parecen estar atornillados…, voy a poner algunos ejemplos de los últimos años: Menem está recluido en La Rioja y Cristina que se creía eterna está dando los últimos combates políticos en la provincia de Buenos Aires. Cada lector puede agregar otros personajes nefastos de la reciente historia argentina… «Los que desean ser ricos se exponen a la tentación, caen en la trampa de innumerables ambiciones, y cometen desatinos funestos que los precipitan a la ruina y a la perdición. Porque la avaricia es la raíz de todos los males, y al dejarse llevar por ella, algunos perdieron la fe y se ocasionaron innumerables sufrimientos» (1Tim. 6, 9-10).

Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 24/09/2017.

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