Lehmann, una colonia en el centro-oeste santafesino

En el año de su 140º aniversario (25 de junio de 1882). Su formador Guillermo Lehmann fue estanciero, empresario, colonizador, notario y periodista.

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Por María Inés Vincenti.- El 25 de junio se cumplieron 140 años de la formación de la colonia Lehmann, emplazada en el departamento Castellanos. La jurisdicción está formada por la mencionada colonia, con el agregado de lo que fue la estancia «El Potrero» de Guillermo Lehmann.

El espacio donde está enclavada comenzó a poblarse en forma definitiva en la década de 1880 y donde la subdivisión de la propiedad de la tierra arrojó resultados altamente exitosos. Fue el sueño de Sarmiento cumplido.

Aunque las tierras salieron del dominio público en la segunda mitad de la década de 1860, el territorio no se ocupó en forma inmediata. La década de 1880 trajo la solución a los problemas que frenaban el cambio: se construyeron vías férreas, llegaron los inmigrantes que demandaba la agricultura, se garantizó la seguridad y el estado provincial promovió la colonización con medidas más ajustadas que las de los años anteriores.

En 1866, Carlos Saguier, Félix Egusquiza y Manuel Quintana compraron al Estado Nacional 127.343 hectáreas en sector centro-este del departamento Castellanos y sobre ellas se anclaron siete colonias agrícolas, de la mano de un único empresario: Guillermo Lehmann.

Quintana era un estanciero bonaerense, cuyo padre ya estaba vinculado a esa actividad. Saguier y Egusquiza, que eran comerciantes paraguayos, se vieron secundados en sus negocios por la coyuntura que precedió a la guerra de la Triple Alianza

En octubre de 1880, Lehmann firmó un contrato con Saguier, Egusquiza y Quintana, con el propósito de vender en concesiones 111.144 hectáreas, sobre las que formaría las colonias Rafaela, Lehmann, Egusquiza, Susana, Presidente Roca y la parte este de Aurelia. Esa es la fecha de iniciación del accionar de los particulares en Castellanos y del espectacular «boom» de los años 80 en materia de colonización agrícola.

Se desarrolló un filón extraordinario: la diferencia entre el precio de venta por concesiones, o por legua cuadrada, era de tres o cuatro a uno. Y, si bien las efectuadas a los colonos debían contemplar notables plazos, al menos tres anualidades, los intereses aplicados eran más altos que los bancarios. Además, se debe recordar que el establecimiento de una estancia requería una fuerte inversión, cuyas perspectivas de ganancias estaban limitadas por el mercado si se trataba de vacunos y por las pasturas y el clima en el caso de los ovinos.

A través de sucesivos tratos, entre 1883 y 1884 Lehmann fue comprando fracciones, aunque debió seguir rindiendo cuenta, a medida que se iban realizando las cobranzas de las concesiones. Las colonias se fueron ocupando de sur a norte y de este a oeste: a Aurelia le siguió Susana y a esta Rafaela, en 1882 Presidente Roca y Lehmann, y por último Egusquiza en 1883.

El colonizador

Guillermo Lehmann se radicó en 1864 en Esperanza, donde rápidamente se convirtió en un personaje con una fuerte presencia social y política. En la década de 1870 se inició como empresario de la colonización fundando, con distinto grado de participación, seis colonias. A partir de 1880 se lanzó con frenesí a establecer colonias en el departamento Castellanos. En apenas seis años – murió en 1886- intervino en la colonización de 222.907 hectáreas en esa jurisdicción, que corresponden al 33% de las tierras colonizadas.

Dominaba como nadie el negocio de la colonización. Ninguno de los elementos materiales y humanos que participaban en el proceso escaparon a su análisis de debilidades y fortalezas, y es posible estimar un notable sentido de la intuición, cuya capacidad empresarial fue reconocida hasta por el presidente Roca y era menudo señalada en la prensa de la época.

Las primeras ventas de concesiones a los inmigrantes, en la colonia Lehmann, datan de junio de 1882. En el año 1887 ya estaba poblada por 1.358 almas. El 39% de éstos habitantes se encontraban en el pueblo y el 61% en el campo; el 89 % eran italianos, arribados -en su mayoría- de unas treinta comunas de la región del Piamonte.

La mayor cantidad de inmigrantes llegados hasta 1887 provenía de la localidad de Envíe y totalizaron el 17% de los pobladores de la colonia, mientras que otras comunas aportaron un número menor. Estamos antes un caso de cadena migratoria, común en tiempos de inmigración masiva. Envíe, era una villa de la provincia de Cúneo que, en las décadas de 1860-1870, poseía una población que apenas superaba los 1.000 habitantes.

La existencia en 1887 de un 93% de casas-habitación levantadas en forma precaria se vincula con el hecho que, aunque sus habitantes se declaraban propietarios aún no habían finalizado de pagar sus parcelas.

El pueblo de la colonia Lehmann fue ideado para ser uno de las más importantes del centro santafesino y en el año 1885 arribó el ferrocarril a las colonias, pero en 1886 el Ferrocarril Central Argentino atravesó Rafaela y la convirtió en pocos años en un centro de encrucijada ferroviaria.

Lehmann fue perdiendo la jerarquía que se vislumbraba. La fábrica de productos lácteos de Fabricio Campagnoli le dio un innegable auge en la primera mitad del siglo XX, pero el cierre de esa industria significó un golpe mortal para la localidad. Y aunque en las últimas décadas se instalaron algunas industrias, hoy forma parte del Gran Rafaela.

La estancia El Potrero

En 1884, Guillermo Lehmann, comenzó el poblamiento y al año siguiente ya existía en «El Potrero» al menos un rancho, pozo, corral y parte del alambrado, situados en el sector este.

En los primeros años de la década de 1890, los sucesores de Guillermo Lehmann comenzaron la construcción del casco de la estancia, hecho que significó una fuerte inversión.

En el año 1892 se construyó un generoso galpón, una sólida ensenada, corrales y potreros y se siguieron plantando alambrados. En 1898 contaba con varios puestos y estaba cuantiosamente poblada con caballares, ovejas y vacunos.

La entrada principal, rodeada por eucaliptos, lleva al conjunto edilicio donde sobresale la casa principal, seguida por un edificio habitacional- administrativo, la herrería, la carnicería y galpones; a la izquierda, la matera y el sitio para guardar arneses y monturas, todo ello rodeado por una histórica arboleda.

La casa grande, de estilo italiano toscano, está rodeada por una tapia con rejas de hierro forjado que data de 1892.Tiene forma cuadrangular con dos galerías, una hacia el naciente y otra al poniente sostenidas por columnas y arcos de medio punto; dos salientes encolumnadas enmarcan las puertas de acceso norte y sur.

Tejas francesas cubren el techo a cuatro aguas y rejas con un sólido trabajo de herrería protegen las ventanas, mientras la simetría ordena la construcción en el exterior y en el interior.

El segundo edificio, también simétrico y con tejas francesas reúne la casa para el capataz, la soltería, la administración y otras dependencias. En 1901, cuando finaliza el trámite sucesorio, «El Potrero» pasó a la propiedad de su hijo Rodolfo, gobernador de la provincia de Santa Fe en 1916.

Con el transcurso de las décadas la posesión fue parcelada, pero el casco ha sido mantenido, aunque su estado de conservación no es el esperado por los que valoramos el patrimonio rural.

Fuente: contenidos producido desde la Junta Provincial de Estudios Históricos para diario El Litoral de Santa Fe. La autora es historiadora rafaelina.

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