«La dirigencia debe pensar en políticas de Estado y encuentro»

Por Emilio Grande (h.).- Continuando con la misión de los obispos de la región del Litoral en la diócesis de Rafaela, ayer se pusieron en contacto con distintas realidades sociales (pobreza, adicciones, problemas familiares, entre otras) en algunos barrios de nuestra ciudad. Uno de los momentos importantes fue la charla que brindó anoche José Arancedo, quien con 76 años es arzobispo de Santa Fe y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (en noviembre termina su segundo mandato), sobre “El encuentro de la Iglesia con los dirigentes sociales”, en el Centro Industrial y Comercial de Rafaela y la Región (CCIRR), participando dirigentes políticos, empresariales, gremiales, sociales, religiosos, entre otros. «Estuve en la casa del Hijo Pródigo, en Cáritas, en la capilla San Miguel (barrio Güemes), en hogares de familias enfermas, haciendo lo que tiene que hacer todo cristiano: llevar la buena noticia de Jesucristo, la alegría del evangelio», expresó Arancedo en una entrevista con este cronista de LA OPINION, al término de la misa que presidió en la tarde de ayer en la Catedral San Rafael junto al sacerdote Roberto Barón (párroco de Lehmann) y el diácono Danilo Montti, y previo a la citada exposición. Y agregó: «la gente agradecida, toda persona que se siente visitada, amada, valorada, querida, ciertamente agradece, aunque puede haber gente alejada de la Iglesia, pero el gesto vale. En Argentina tenemos que acostumbrarnos a esos gestos de saludos y cercanía». -La semana pasada estuvo en Colombia con motivo de la visita del papa Francisco. -Tuve la posibilidad de conversar con él y lo vi muy bien, su visita despierta, donde va Francisco tiene algo que convoca, parecería que el espíritu de Dios mueve el corazón de los fieles, con 1 millón de personas en Bogotá y otro tanto en Medellín. Su palabra fue muy valiosa para la pacificación y reconciliación de los colombianos. -Argentina se encuentra en un proceso preelectoral, ¿cómo se hace para superar la grieta? -Los tiempos preelectorales son de chicanas, pero hay que tratar de olvidarse de eso para pensar la dirigencia en políticas de Estado y de encuentro, testimoniar a nivel de dirigencia proyectos de país que nos involucren a todos, con las diferencias propias de cada propuesta; no ser enemigos sino adversarios en lo político, pero dirigentes unidos en el bien común de la patria a través del respeto constitucional que tiene todas las tareas propias de una república. -¿Por qué nos cuesta dialogar como sociedad en el país? -Nos cuesta a veces, tenemos que aprender a dialogar: la escucha, no sentirse dueños de la verdad, valorar al otro, defender la propia posición, no quebrar lazos de pertenencia; es un camino que tenemos que hacer, la dirigencia lo haga incluso por la ejemplaridad que todo dirigente tiene que dar a la sociedad. -El obispo emérito Hesayne dijo que «la Argentina está muy enferma»… -Recuerdo esa frase, es cierto tenemos que darnos cuenta que un país como Argentina que todavía estemos hablando del 30% de pobres, de tantas dificultades sociales y de crecimiento. Es un país que tiene muchas condiciones y posibilidades, pero nos falta querernos un poco más… «queremos ser nación» decíamos los obispos (2001), la patria es un don que hemos recibido y la nación es algo que tenemos que construir. -En este contexto, ¿vendrá Francisco en 2018? -Yo pienso que sí, no hay fecha, él maneja los tiempos, tiene una agenda con muchas actividades, pero estamos cerca. -En noviembre se realiza la renovación del Episcopado, ¿termina su segundo mandato? -No puedo ser reelecto, la asamblea es soberana y no hay listas ni candidatos, nadie se propone, eso queda en la conciencia de cada obispo cuando va a votar, que tiene que llevar adelante la tarea. -Si tuviera que hacer un balance de los seis años como presidente de la CEA, ¿en que se avanzó como Iglesia? -En el camino pastoral y en la relación con la sociedad se ha avanzado mucho. El crecimiento de la Iglesia camina en la intimidad del corazón de las personas, no es solamente ver cosas exteriores. Ha tenido gracias muy grandes en la santidad del Cura Brochero y en Mama Antula. -¿Cuáles son las cosas pendientes? -Son las actividades pastorales que la Iglesia tiene que ser discípula y misionera de Jesucristo, testigo del evangelio, pero comprometida en lo social, en la necesidad del que más sufre; la opción por el pobre no es una cosa política es fidelidad al evangelio, consciente de la verdad que tiene que transmitir.

Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 20/09/2017.

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