“Invito a fortalecer los canales de diálogo”, expresó el padre Antonio Grande
El padre Antonio Grande conoce muy bien la realidad de dos comunidades acosadas por la violencia como lo son las de Frontera y Acapulco. En este último barrio de Josefina se produjo este domingo un hecho que consternó por su gravedad, en el que varios oficiales de policía resultaron heridos cuando intentaron dispersar una reunión y fueron atacados salvajemente por una gran cantidad de personas.
El religioso, que oficia tanto en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe como en la capillita de Acapulco se mostró dolido y preocupado por la situación y aseguró que el diálogo y la unión de los distintos sectores de la comunidad son la única vía para superar esta situación.
«Me enteré con mucho dolor y con mucha preocupación. Esto saca más a la luz desconformidades, incomprensiones, no estar bien de muchos en estos tiempos que estamos viviendo, agudizados por esta pandemia y esta cuarentena que se alarga y que ha tenido manifestaciones de robos, violencia y usurpaciones. Pero este último hecho del domingo a la tarde, lo tomo con mucha preocupación por los daños materiales y sobre todo a personas que están cumpliendo una función de servicio para ayudar al cuidado y el orden que se requiere», expresó el párroco.
«Como párroco que vivo en Guadalupe, pero que también atiendo a la comunidad de Acapulco, puedo dar testimonio de que las familias, los chicos son gente de bien, de valores, de trabajo. Sufren cuando hay hechos de violencia de menor o mayor magnitud. Solo desean tener lo necesario para vivir con dignidad, son personas creyentes y estos últimos tiempos de pandemia han visto limitada su posibilidad de expresar su fe de manera comunitaria y eso afecta también lo personal y familiar», agregó.
«Esto saca más a la luz desconformidades, incomprensiones, en estos tiempos de pandemia y cuarentena que se alarga y que ha tenido manifestaciones de robos, violencia y usurpaciones», expresó Grande.
El cura exhortó: «Yo invito a fortalecer los canales de diálogo en los distintos niveles, como familia, como vecinos, con las autoridades primeramente comunales y después provinciales. Cuando hay una situación de dolor en una familia lo peor es pelearse o alejarse. Hay que estar cerca y unirse más. Creo es lo que el Evangelio nos está volviendo a pedir en estos tiempos: volver al respeto y la capacidad de diálogo. Hay que asumir las diferencias, la diversidad y fortalecer el encuentro como pide el Papa Francisco».
En ese sentido agregó que «esto lo digo con esperanza. Conozco a las personas buenas, que cuando hay posibilidad de diálogo consiguen cosas. A veces hay que provocarlo o ayudarlo. También lo digo como creyente porque creo que Dios está dolido por todo lo que está pasando, el mensaje de Jesús y lo que la Iglesia interpreta es el del amor. Vernos como somos, aceptarnos para construir en familia, poniendo lo mejor de cada uno y olvidando pequeñeces, con capacidad de perdón y sanación».
Fuente: http://www.lavozdesanjusto.com.ar, San Francisco, 14 de octubre de 2020.