Enseñanzas en la defensa de la vida

Por Emilio Grande (h.).- «Sostengo que cuanto más indefensa es una criatura, más derechos tiene a ser protegida por el hombre contra la crueldad del hombre» (Mahatma Gandhi). Esta reflexión de este incansable luchador pacifista y emblemático de la India, que profesó el hinduismo y fue asesinado inocentemente, nos puede inspirar a reflexionar sobre el valor que tiene la vida con mayúsculas, en un contexto de fragilidad social. La coyuntura argentina muestra la reciente votación en el Senado con el rechazo al proyecto de legalización del aborto 38 a 31 y dos abstenciones. No debe constituir un motivo para festejar por parte del sector de los «pañuelos celestes» sino para reafirmar el derecho inviolable a la vida desde la concepción hasta la muerte natural como lo establece la Constitución Nacional y los tratados internacionales incorporados en la reforma 1994. ¿La defensa de la vida no constituye un derecho humano? Fue muy patético escuchar las argumentaciones falaces de algunos senadores que defienden la «cultura de la muerte», amparándose justamente en la Carta Magna, sumado al cambio que tuvo la ex presidente Cristina de Kirchner, quien en sus dos mandatos no propició este proyecto y se había manifestado en contra, pero ahora se dejó llevar por las «chicas que se volcaron a la calle». ¿No se habrá enterado de la multitudinaria marcha pro-vida del sábado 4 de agosto en Buenos Aires? Otro que llamó la atención fue el rafaelino Omar Perotti con su misterio hasta el final sobre cómo iba a votar, quien finalmente se abstuvo, presentando un proyecto alternativo, que no era el momento para hacerlo porque estaba en juego defender la vida o legalizar el crimen. ¿Cómo repercutirá esta actitud en su carrera a la gobernación de Santa Fe en 2019? Mientras los sectores ideologizados del colectivo de «pañuelos verdes» sostienen que tarde o temprano llegará la legalización, tiremos puentes por los aspectos que nos unen y no formemos otra grieta, propiciando la «cultura del encuentro». Hay que trabajar fuertemente con las mujeres que están desprotegidas y evitar que tomen decisiones no deseadas. En este sentido, el grupo «Rafaelinos por la vida» (católicos y evangélicos) trabaja activamente, buscando sumar voluntarios para acompañar a las embarazadas en situaciones de vulnerabilidad; además, presentaron un proyecto de iniciativa popular con 2.234 firmas en el Concejo Municipal para crear un centro de atención para la embarazada y el niño por nacer, que debiera tener prioridad. Al respecto, el arzobispo de La Plata Víctor Fernández fue preciso: «acompañar los embarazos no deseados, ayudar a las mujeres con problemas a no tener que llegar al extremo del aborto, facilitar la adopción, prevenir el embarazo adolescente, fomentar una paternidad responsable y mejorar el acceso a la salud de las mujeres pobres». En clave de fe, el «Señor de los ejércitos» nunca abandona a su pueblo (como lo fue hace 10 años el rechazo a la resolución 125), debe ser un motivo para profundizar la unidad de los cristianos y trabajar con mayor protagonismo no solamente con este tema sino involucrarse en otros urgentes problemas políticos, económicos, sociales. Nos puede iluminar el canto de la Virgen María: «Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes» (Lc 1, 50-52).

Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 13 de mayo de 2018.

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