Enredos presidenciales

Pareciera que la Presidente Kirchner se está enredando en su propio corralito dado que el síntoma de la desconfianza lleva a la retracción, pero la inflación seguirá “vivita y coleando” mientras que un solo ahorrista desesperado vuelque su dinero en consumo. Retracción con inflación da como resultado recesión. La presidente Cristina de Kirchner está a tiempo de evitar terminar su mandato dejando al país con problemas similares a los que encontró su marido en el 2003.

Por María Herminia Grande (Rosario)

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Por María Herminia Grande.- Sin lugar a dudas, las virtudes del modelo kirchnerista han desaparecido. Específicamente me refiero al modelo productivo, el que logró poner coto final a la traumática crisis del 2000-2001. Primero el tándem Duhalde/Lavagna, luego Kirchner/Lavagna, dejaron atrás lo peor que la política expuso: su inexperiencia convertida en mala praxis. Estos dos elementos juntos arrasaron con el 60% de las familias argentinas, ¡que pasaron en minutos a engrosar las filas de los desamparados! Kirchner tuvo el acierto de contagiar a la gente con sus ganas de hacer política, a veces hasta con cierta torpeza, cuando se tiraba sobre ella, en su afán de contagiarles entusiasmo. Pero nada habría logrado, si a su vez no encaminaba la economía. Nada hubiese conseguido si los argentinos no le hubieren otorgado su confianza. (El buen camino de la economía se fue con Lavagna)

Pero lo primero que hizo Kirchner para granjearse esa confianza, fue tener una Justicia integrada por hombres y mujeres idóneos, honestos e independientes. ¿Dónde está esa Justicia?. Argentina llegó así al 2005 con superávit fiscal del orden del 5% de nuestro PBI, hoy tenemos un déficit que rebalsa el 2 % de nuestro PBI. En ese año nuestra inflación era del 5% anual, hoy se habla de un 25 a un 30%. Por entonces nuestro Banco Central no tenía necesidad prácticamente de financiar al Tesoro y la gente se animaba a ahorrar en pesos. Hoy no. Convengamos que Kirchner no se destacó por su prolijidad. (Sólo recordar que nunca quedó claro el tema de los U$S 700 millones que sacó de Santa Cruz, y muchos otros temas atravesados por la corrupción).

En aquel entonces no tenía Argentina necesidad de importar energía – como lo viene haciendo desde hace dos años-, por un valor de U$S 12 mil millones. Y un tema que también tiene que ver con la confianza, pero en este caso la de los inversores externos. Mientras que en el último año ingresaron a América Latina U$S 150 mil millones, Argentina siendo el tercer PBI del continente, obtuvo sólo el 5% de ese monto. Indudablemente el dinero del mundo no cree en cambiantes las reglas de juego argentinas. Con los datos expresados hasta aquí, queda expuesto el porqué de la pérdida de confianza que los ciudadanos expresan hoy para con el gobierno. Está comprobado que aún aquellas personas que no compran dólares, aceptan esta moneda como referencia de ahorro nacional. Los perros de la AFIP corriendo a los “arbolitos” no es la mejor política para restituir la confianza perdida. Un dato de la realidad: no se consiguen cajas de seguridad en los bancos. Y por supuesto el drenaje de los dólares que se van, aumenta; y hoy ronda los U$S 60 mil millones.

La Presidente debiera reflexionar a esta altura dado que el panorama a grandes rasgos es así: tiene un 10% de la población dependiendo de un plan social. Un 40% de la población sometida a los vaivenes del trabajo informal. Un 35% que pertenece al sector del pequeño ahorrista, quien teme y compras dólares, si puede. Y un 10% de la población de alto poder adquisitivo que se resguarda sacando su dinero fuera de nuestro país. Este esquema de la realidad ¿es fruto de un complot o de la sumatoria de políticas erráticas que producen como reacción la desconfianza?

Estos últimos días la política se ha entregado por propia voluntad de sus protagonistas a manos de la justicia, en realidad de jueces que de una u otra manera, deben volverse amigables con el Ejecutivo. Así asistimos impávidos a como los unos y los otros se tiran causas judiciales por la cabeza. Cuando la política se judicializa, ya no es política, es desesperación política o ineficiencia política.

Particularmente uno de los temas que más me preocupa es el tiempo de amigos-enemigos que está instalándose en la naturalidad cívica. Cuando esta práctica tome estatus de cultura, llevará mucho tiempo cambiarla. El disenso con el adversario fortalece la democracia. La enemistad debilita a la política y sus instituciones. Si un elemento faltaba en el lenguaje del oficialismo para alejarse de todo progresismo, tiene que ver con el enojo manifiesto de la Presidente ante el reclamo de los asalariados en blanco que a través de sus dirigentes gremiales solicitan aumentos para cabalgar sobre la inflación. Pareciera que la Presidente Kirchner se está enredando en su propio corralito dado que el síntoma de la desconfianza lleva a la retracción, pero la inflación seguirá “vivita y coleando” mientras que un solo ahorrista desesperado vuelque su dinero en consumo. Retracción con inflación da como resultado recesión. La presidente Cristina de Kirchner está a tiempo de evitar terminar su mandato dejando al país con problemas similares a los que encontró su marido en el 2003.

Fuente: www.mariaherminiagrande.com.ar

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