El rol de los embajadores políticos en los “nuevos” gobiernos populistas o nacionalistas

Por María Alejandra Peresutti y Virgilio Jiménez Grotter.- La diplomacia ha sido definida por la doctrina de diversas maneras: como una disciplina que se refiere a la profesión del diplomático, como un conjunto de herramientas que le permiten a un Estado relacionarse con el resto de los actores internacionales, sean Estados o no (Amadeo), y como un conjunto de herramientas que tienden a la ejecución de la política exterior de un país (Barboza). Entendemos que este cargo público reviste una importancia fundamental ya que quien lo desempeña refleja la imagen de un determinado país en el exterior, a través de sus actos y de las acciones que lleva a cabo a los efectos de implementar la política exterior como política pública. La actividad diplomática se encuentra regulada por la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, en cuyo artículo 14 se establecen las distintas categorías de jefes de misión, destacándose en el primer inciso a los embajadores como la más alta autoridad de una embajada. Los Estados que componen la comunidad internacional cuentan con un cuerpo diplomático profesional, al cuál se accede luego de una rigurosa formación y preparación, que implica muchos años de estudio para adquirir la suficiente idoneidad para el cargo, siendo entonces estos agentes una porción especializada de la burocracia estatal. Simultáneamente, las leyes que regulan el Servicio Exterior de los diferentes Estados (en nuestro país es la Ley 20.957 sancionada en 1975) también contemplan la designación de los llamados embajadores políticos. Se trata de funcionarios convocados por el Poder Ejecutivo y que son ajenos al Servicio Exterior. Existen varias diferencias entre los embajadores de carrera y los llamados “políticos”. Tal vez la más importante sea que el embajador político es designado por el Poder Ejecutivo Nacional no accediendo al cargo por su trayectoria o mérito personal. Quien lo elige, además de privilegiar la confianza personal, tiene en cuenta cuestiones como el favoritismo personal o partidista (por ejemplo el haber hecho contribuciones económicas a la campaña electoral de algún candidato, lo que luego le permitió estar al frente de un cargo ejecutivo). En el campo de la Ciencia Política y de las Relaciones Internacionales es muy frecuente hablar de “populismo”. ¿A qué se refiere este término? Cristina Sereni lo caracteriza de una manera interesante, diciendo que es un concepto ahistórico e ilimitado geográficamente. En la actualidad existen populismos en América Latina (Argentina en los gobiernos de los Kirchner, Venezuela con Chávez y Maduro, Ecuador con Correa y Bolivia de Evo Morales. Pero en la actualidad, nos encontramos con el ascenso en algunos países europeos de partidos políticos con orientación populista; y en los Estados Unidos, el liderazgo de un presidente de rasgos populistas o nacionalistas como Donald Trump). Uno de los rasgos centrales del populismos es el hecho de pueden surgir de situaciones o contextos de crisis de las instituciones de representación política, como los partidos políticos. Es lo que aconteció en Latinoamérica. Otro rasgo que los define es la presencia de un líder personalista al que difícilmente se le cuestionen sus elecciones porque se le suelen atribuir cualidades místicas (de las cuales casi siempre carece). Además, la debilidad de las instituciones donde se dan este tipo de gobiernos facilita el ejercicio autoritario o demagógico de la autoridad. Ernesto Laclau, por ejemplo, habla de regímenes de gobiernos autoritarios y de liderazgos carismáticos. En el caso de la designación de embajadores políticos en el contexto de gobiernos populistas en América Latina, la misma responde a la discrecionalidad del gobernante que privilegia tales nombramientos en relación a los diplomáticos profesionales o de carrera. La conclusión que pudimos obtener es, que a mayor concentración de poder, mayor el número de designaciones políticas ante los gobiernos extranjeros. A mayor concentración de poder del líder carismático y más acentuadas las características populistas de la administración, aumenta la proporción de embajadores políticos y disminuye la observancia de las disposiciones legales al respecto.

Esta es una síntesis de la ponencia presentada en el 9°Congreso Latinoamericano de Ciencia Política, organizado por la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política (ALACIP), desarrollado en Montevideo del 26 al 28 de julio de 2017. Los autores de la ponencia son Licenciado en Ciencia Política María Alejandra Peresutti (Santa Fe) y Licenciado en Relaciones Internacionales Virgilio Jiménez Grotter (Rafaela), profesores de Relaciones Internacionales Universidad Católica de Santa Fe.

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