Balance de la visita del Papa a México y Cuba

Se trata del editorial del programa «Sábado 100» por radio Sol (FM 90,9) que conduce Emilio Grande (h.). El tiempo dirá en que medida esta visita contribuirá para que Cuba se siga abriendo al mundo y le levanten el embargo desde 1962.

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Por Emilio Grande (h.).- Benedicto XVI estuvo visitando tierras latinoamericanas durante cinco días para confirmar la fe en Cristo, teniendo encuentros con las autoridades civiles de los países mexicanos y cubanos, como así también en multitudinarias misas con miles de personas y peregrinos. Ciertamente, este Papa no tiene el carisma de su antecesor Juan Pablo II pero continúa la línea de la Iglesia Católica de la nueva evangelización, en este caso con sus mensajes a pueblos de habla hispana, uno de los más numerosos en cantidad de católicos. En México habló de las «estrategias humanas» y el «poder de los ejércitos» son insuficientes para derrotar el mal, señaló el papa Benedicto XVI durante una misa campal en México en la que pidió a América Latina encomendarse a Cristo Rey para buscar «la paz y la concordia». La visita de Benedicto XVI a Cuba, la segunda de un pontífice en 14 años, opacada también por una oleada de arrestos de opositores, sembró semillas para nuevos avances en Cuba, un país en transición política, que está «actualizando» su sistema socialista, que si bien se resiste a hacer cambios políticos lentamente, está cambiando. La famosa frase de Juan Pablo II, «que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba», se hizo realidad parcialmente. Desde 1998 cambiaron muchas cosas para la Iglesia Católica cubana. Aunque sigue reclamando poder tener escuelas y más libertad de expresión a través de medios de comunicación libres -radio, canales de TV, diario-, sí ha recuperado algún espacio de poder. La Iglesia hizo un convenio con la Universidad de La Habana por el cual está dictando en esta capital la primera maestría en administración de empresas en la que participan 44 alumnos, algo impensable hace 14 años. Sin la mediación de la Iglesia Católica, que comenzó un inédito diálogo con el gobierno, hubiera sido imposible la liberación de 130 disidentes desde fines de 2010, y en esta oportunidad el Papa pidió por los presos políticos. Además, tampoco habría sido posible la llegada de por lo menos unos 700 cubano-norteamericanos desde Miami durante esta visita pastoral, pero a la vez muy política. Es justamente esta nueva relación con los exiliados la semilla que podría dar lugar a cambios radicales a nivel político. Muchos de los dos millones de exiliados cubanos que envían todos los meses a esta isla 300 millones de dólares volvieron a pisar su tierra en estos días después de 53 años, gracias a la visita del Papa. Benedicto XVI estuvo para decirle a la Iglesia que tiene que estar unida, profundizar su fe en Cristo e involucrarse más en la sociedad cubana, para ayudar a construir una sociedad mejor, renovada, por el bien de todos. El tiempo dirá en que medida esta visita contribuirá para que Cuba se siga abriendo al mundo y le levanten el embargo desde 1962.

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