Argentina está enferma de violencia

Se trata del editorial del programa «Sábado 100″ por radio Sol Rafaela (FM 90,9) que conduce Emilio Grande (h.).- El obispo emérito de Viedma Miguel Hesayne advirtió en julio de 2013 que “basta escuchar o leer las noticias de cada día para diagnosticar que la Argentina está enferma, muy enferma. Está enferma en todos los niveles de la sociedad. Muchas voces se levantan para dar solución al «mal argentino» que corre el riesgo de degenerar en un mal indeleble o crónico que lleve a una Argentina sin solución.” ¿Qué nos está pasando como sociedad que no solamente crece el delito común y organizado con bandas del narcotráfico sino que también se agravó con la muerte muy sospechosa del fiscal Alberto Nisman? Por este motivo, la gente salió el 18 de febrero pasado en distintos lugares masivamente a la calle cansada de tanta impunidad, corrupción en las altas esferas del poder y decenas de casos sin resolución por la inexplicable burocracia judicial. Se percibe cansancio por las peleas casi permanentes entre distintos actores sociales, hay hartazgo por el recrudecimiento de la violencia social y, seguramente, la muerte del fiscal Nisman constituya una bisagra en la historia argentina. Su muerte constituye un magnicidio y lo llamativo es la incertidumbre sobre qué paso el 18 de enero en su departamento. Entre el suicidio y el homicidio, va tomando más consistencia este último después del informe presentado por ex esposa Arroyo Salgado elaborado por un grupo de especialistas. Llama la atención las desubicadas declaraciones de Cristina Fernández después del resonante caso, acusando de golpistas a los fiscales y jueces por el 18-F, quienes supuestamente buscan desestabilizar a su gobierno, refiriéndose como día del «bautismo de fuego del Partido Judicial», a quien tildó de opositor y destituyente. No es la primera vez que la Presidenta tiene estas reacciones. Recordemos la pelea intestinal con el campo en 2008 sobre la polémica resolución 125, dividiendo a la sociedad y que terminó con el voto no positivo de Cobos en el Senado. En casi 12 años de gobiernos kirchneristas imperó la postura amigo-enemigo, como postula Carl Schmitt, buscando enemigos innecesariamente con diversos actores sociales: empresarios, políticos, periodistas, gremialistas, dirigentes agropecuarios y de la Iglesia; con todo aquel que piensa diferente. Este Gobierno es autista y presenta rasgos autoritarios, está encerrado en sí mismo, Cristina está perdiendo los reflejos de la política, está paranoica y se cree el ombligo del mundo. El Gobierno está acorralado por distintas causas judiciales que ahora parece que empezaron acelerarse con el final de una época política y dejará una crisis fenomenal para el nuevo Presidente. Basta de poderes hegemónicos que no respetan el federalismo ni tampoco la Constitución. Se viene una etapa de consensos sociales, pensando en el bien común, para evitar individualismos e intereses sectoriales que tanto daño hicieron.

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