Amor Político: una oda al Parque Alberdi de Santa Fe

Por Adán Costa.- Nosotros sabemos que prevalecemos. Nosotros sabemos que sabemos. Nosotros sabemos que no es una jactancia saber lo que sabemos. Nosotros sabemos que nuestras razones nacen en el amor. Por eso prevalecemos.

Por eso cuando nos decidimos abrazar a un parque, lo hicimos entrelazados unos con otras y otros con unas. Cuando pasamos cada una de esos días y esas noches, lo hicimos por amor, sanguíneamente. Por eso prevalecemos.

Porque cuándo nos pusimos la nariz de payaso, lo hicimos seriamente y con sentido histórico; cuándo forjamos las músicas; cuándo reímos y nos angustiamos; cuándo leímos libros, tomamos fotografías y parimos al arte; cuándo aprendimos bajo la luz briosa de la luna y de los soles rutilantes; cuándo nos entendimos en nuestra multiplicidad heterogénea, supimos construir conceptos, reivindicando las voces silenciosas de muchos. Por eso prevalecemos.

Porque cuándo una Justicia que en nuestros países a veces entiende bastante poco de justicia, tanto que necesita con premura que la democracia también llegue a ella, aquellos días nos dijo que no, nosotros sabemos que tenemos razones. Pero no por militancia anarquista, sino porque sentimos donde nacen nuestras razones. Por eso seguimos estando aquí. Por eso prevalecemos.

Porque nosotros cada vez que nos reunimos, lo hacemos vestidos con una dicha colmada, mientras ustedes saben que están desnudos bajo sus sonrisas electorales carentes de alegría, puesto son conscientes que sus intereses son minúsculos en tiempos en que se esperan grandezas.

Ustedes saben que hicieron lo que hicieron porque miraban las urgencias de vuelo de codorniz de un calendario determinado por el voto, desde un lugar donde no hay distingo alguno entre concitar el interés ciudadano como en vender pastas dentales. Dónde ustedes hacen lo que hacen,
nosotros nos entendemos con el ciclo de la Naturaleza, y su sabiduría profunda y persistente.

¿Pero saben qué? Los dejamos con sus promesas de modernidad y sus gerencias de ciudad vidriera. Los dejamos solos con su discurso convivial, ese que ya se sabe que si no se igualan las distancias de raíz que aún subsisten en el pueblo, las lejanías entre un vecino de Santa Rosa de Lima, La Tablada o Yapeyú, con otro que vive alrededor de la plaza de los Agustinos Recoletos, no es más que un relato tan vacío como lenguaraz y oportunista.

Nosotros nos quedamos con el amor, porque cuando amamos de verdad al otro que desconocemos, amamos a la humanidad entera, Y con eso que nos enseñaron que se llama amor político. Ese del cual ustedes carecen y en nosotros nos rebasa. Por eso permanecemos. Por eso prevalecemos.

14/02/15

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