A 170 años de la batalla de Caseros

Por María Inés Vincenti.- Hoy es el 170ª aniversario de la batalla de Caseros, librada en 1852 entre el Gral. Justo José de Urquiza y Juan Manuel de Rosas, gobernador de la Provincia de Buenos Aires y encargado de Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina, misión que le había retirado el Gobernador de Entre Ríos en 1851. Urquiza había armado el llamado Ejército Grande  compuesto por fuerzas de BrasilUruguay, las provincias de Entre RíosCorrientes y Santa Fe y los unitarios exiliados en Uruguay y como consecuencia de ser vencido en la contienda, Rosas renunció y partió rumbo al exilio en Inglaterra.

A medida que Urquiza avanzaba sobre Buenos Aires, el resto de los gobernadores de las provincias fue presentando su adhesión al vencedor. El gobernador de Santa Fe Pascual Echagüe abandonó con sus fuerzas la ciudad de Santa Fe para enfrentar al ejército enemigo, pero las tropas santafesinas se sublevaron y Urquiza designó como gobernador a Domingo Crespo y Juan Pablo López (hermano del difunto exgobernador y caudillo santafesino Estanislao López) se puso al mando de los santafesinos unidos al Ejército Grande. La batalla duró unas 6 horas, pero las bajas fueron reducidas.

El resultado de la batalla puso a Urquiza en la posición de preeminencia que le permitiría reunir a los gobernadores de las provincias para la firma del Acuerdo de San Nicolás, en el que se convocó a un Congreso General Constituyente y que al año siguiente sancionaría la Constitución Argentina de 1853. No obstante, el proceso de organización nacional no se puede considerar cerrado hasta 1880, ya que hasta esa fecha continuaron generándose sucesivas guerras civiles en el país y nuestra provincia no fue la anomalía.

Santa Fe sancionó su constitución en 1856, reformada en los  años subsiguientes  y se fueron sucediendo -hasta 1882- los gobiernos de Domingo Crespo, José María CullenJuan Pablo LópezRosendo FragaPatricio Cullen, Nicasio Oroño, Mariano Cabal, Simón de Iriondo, Servando Bayo, nuevamente Simón de Iriondo y Manuel María Zavalla.

Caseros fue un antes y un después para la ocupación del espacio y su incorporación al aparato productivo en el centro de la provincia de Santa Fe. Solo había unas pocas estancias cercanas a la ciudad capital, Coronda y la población de San Jerónimo del Sauce. El Gobernador Fraga, en 1858, llevó la línea de frontera a lo que hoy es, aproximadamente, la autovía 19. Se estableció un fortín en el Romero y comenzó la enajenación de las tierras fiscales del departamento Las Colonias, aunque con anterioridad, en 1854, el Cnel. José Rodríguez, propietario de tierras, en la década de 1880 en el departamento Castellanos fundó la emblemática Estancia “Santa Rosa” fuera de la línea de frontera y que dio lugar a la novela homónima escrita por Lina Beck Bernard.

En esa década se establecieron las colonias Esperanza, San Jerónimo y San Carlos, convirtiendo a Santa Fe en pionera en materia de colonización agrícola y en el decenio posterior se agregaron, lentamente, otras.

En 1864 la línea fue llevada a Los Sunchales y Tacurales y cinco años más tarde se la trasladó a Monigotes y Capivara. El corrimiento de la frontera a Los Sunchales puso en marcha, en la segunda mitad de la década de 1860, el traspaso de las tierras de Castellanos del dominio público al privado pero, en este sitio, el poblamiento estable tuvo una demora de unos 15 años.

Las guerras civiles, la inseguridad, las penurias del erario provincial, la guerra con el Paraguay, la crisis económica de la década de 1870, coadyuvaron al fracaso y demora de los intentos de poblamiento.

Se puede pensar que, en 1869, entre unos 1.000 y 700 individuos poblaban el departamento Castellanos, viviendo en ranchos, diseminados aquí y allá, y entrando en tierras de terceros. Fue un área cercana al territorio poblado por las colonias más antiguas de la provincia, pero sin una ocupación sostenida y con una utilización esporádica.

La incorporación del área al aparato productivo fue, en Castellanos, obra de los particulares. Sin embargo, en la época en que el Estado provincial tuvo mayor presencia en el proceso de formación de colonias los esfuerzos para establecerlas fueron valiosos.

En 1865 se sancionó una ley para establecer postas en el antiguo camino entre Santa Fe y Córdoba, por la que se otorgaba a cada maestro de posta una legua cuadrada a un lado del camino y mercedes de chacras en la extensión de otra legua, pero sólo fue otro proyecto no cristalizado. El propósito esencial era brindar mayor protección a la zona ya poblada del centro provincial, pero las causas ya citadas demoraron el asentamiento y la idea de poblar mediante la asociación de posta y colonia fue abandonada.

A fines de la década de 1870 y debido al accionar del gobierno provincial se formará la colonia Argentina en el actual distrito Margarita. Ya en 1865 se discutió en la Legislatura santafesina la posibilidad de implantar un pueblo y colonia en Romero, pero la norma correspondiente fue sancionada seis años más tarde y la designación de la comisión encargada de distribuir los terrenos data del año 1877.

Asimismo, resultaron frustrados los intentos de Juan Rusiñol y Guillermo Lehmann. Éste diseñó una empresa inherente y en 1877 firmó un contrato con el gobernador Bayo para establecer una colonia agrícola-pastoril en el Romero como «centinela de avanzada «, pero en 1879 Lehmann había desechado el proyecto.

En la parte norte hubo igualmente, en torno a Los Sunchales, reiterados intentos y algunas concreciones para poblar, pero igualmente terminaron en fracasos. Malograda la primera colonia organizada por el gobernador Oroño y disuelta en 1867, el Gobierno volvió a insistir al año siguiente y firmó un contrato con Carlos de Mot para establecerla, pero este ensayo no llegó a feliz término: la colonia fue abandonada en 1872. Entretanto hubo, al menos, dos planes más: el de Mariano Cabal y el de la ley provincial de 1877 para establecer una colonia con inmigrantes rusos.

El gobernador Nicasio Oroño.

A fines del decenio de 1870 Lehmann había establecido las colonias Pilar y Nuevo Torino, y señalaba la necesidad de que «la colonización se establezca firmemente al oeste de las Prusianas para que se pueda ir extendiendo».

Más al sur se había erigido San Martín, en el departamento homónimo, pero su poblamiento fue lento. Sin dejar de considerar los factores que en esos años demoraron el proceso de formación de colonias, se torna pertinente subrayar, para la región bajo examen, la apreciación de Lehmann en cuanto a la necesidad de que se establezcan firmemente las avanzadas como paso previo a la continuación de la marcha hacia el oeste.

Esta fue una frontera agrícola y como consecuencia el sistema de poblamiento tuvo características diferenciadas. En 1880, cuando finalizan las guerras civiles con la capitalización de Buenos Aires y a través de las campañas contra los indígenas se logró la ansiada seguridad y, entonces, el proceso de ocupación del espacio fue vertiginoso.

La autora es especialista en Historia Social por la UNL y miembro de número de la Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe.

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