Restaurando nuestra alma: un milagro

Por María Inés Adorni.- Esta tarde visité la Catedral San Rafael, cuando abrí la puerta me persigné y la vi.

Estaba junto a la puerta, ella caminó muy tranquila junto conmigo hacia el altar, me arrodillé, ella siguió recorriéndolo y se quedó mientras oraba.

Esto me hizo pensar. El Espíritu Santo se representa en forma de paloma, en el Nuevo Testamento este hecho está descripto en el bautismo de Jesús en las aguas del río Jordán (Lucas 3, 21). Todo el pueblo estaba bautizándose y Jesús también, se abrió el cielo y bajó hacia él el Espíritu Santo en forma corporal como una paloma, y una vos del cielo dijo: “…tu eres mi hijo yo te he engendrado”.

El diluvio universal Noé desde el Arca envía una paloma en busca de tierra firme, la paloma regresó a la tarde llevando en su pico una rama de olivo (Génesis 8, 11).

También se aparece en la anunciación cuando María va a llevar al hijo de Dios, los primeros tabernáculos que contenían la eucaristía estaban diseñados con una paloma suspendida sobre el altar, la paloma con sus blancas plumas eleva la mente a la pureza de Dios, sus aleteos en el aire nos recuerda los movimientos del Espíritu Santo en nuestra alma, es una imagen hermosa que ha perdurado a lo largo de los siglos.

Esta  paloma está indicando la invitación a la eucaristía, porque desde la puerta ella me fue llevando hacia el altar mayor y quedó allí.

Sueño que Jesús desde el santísimo me llamaba, su vos potente pero al mismo tiempo de amor, me dijo, hijos míos, estamos transcurriendo momentos muy difíciles, acudan a María, vayan a sus casas, tomen el santo rosario, y cuando recen el ave María, digan he ahí a tu Madre y en cada jaculatoria también.

El templo de Dios te está esperando, ven y cenaremos juntos.

Es vuestro hogar y sus refugios, yo soy de María.

El impío quiere dominar al mundo, por eso hijos míos, como necesidad básica la eucaristía hay que protegerla.

Padre Santo, puedes ser Tú quitado de los templos en el futuro, pero no del templo de nuestros cuerpos. Que tú vives y reinas. En nuestros corazones. Por los siglos de los siglos amén.

Por ello tenemos la necesidad y el deber de evangelizar, porque fuimos bautizados y pasamos a ser discípulos de Cristo, hoy más que nunca las familias están siendo destruidas, desintegradas, desvirtuadas y anuladas.

Cristo dice acudan a mi madre, recemos el santo rosario, es el arma más poderosa, acá está la esperanza para reestablecer la casa de Dios. Contra esto el enemigo no va a poder. Esa paloma es una señal. No dejemos que nos engañe que ya está entre nosotros el anticristo.

El arma más poderosa es el rezo del santo rosario todos los días, recen en familia, bendigan los alimentos, abracen a su prójimo, cobijen al pobre.

¡Despertémonos!

Sembrando semillas de fe…

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