Peregrinaron en bicicleta desde Rafaela hasta Cura Brochero

Se trata del grupo de ciclistas peregrinos sobre ruedas, recorriendo 460 km durante tres etapas: Arroyito, Alta Gracia y la Villa Cura Brochero, atravesando las altas cumbres. Llevaron una imagen del santo cura para ser bendecida en el santuario, y luego será entronizada en la parroquia Guadalupe de esta ciudad.

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Por Pablo Gallardo.- Con la bendición de nuestro párroco Darío Maurino, el grupo de ciclistas peregrinos sobre ruedas partió desde la parroquia de Guadalupe el día 18 de noviembre a las 4 de la mañana; esta vez el destino fueron las altas cumbres hasta el santuario del Santo Cura Brochero.

La salida fue tormentosa, tuvimos lluvia hasta la localidad de Coronel Fraga y luego mucho viento hasta la ciudad de San Francisco como si algo no quisiera que lleguemos a destino.

Luego del mediodía cambió totalmente el clima y el viento a favor nos hizo las cosas más fáciles; pareciera que al haber sido fiel en la prueba nos premiaran por eso. Llegamos a la localidad de Arroyito a la parroquia Nuestra Señora de la Merced, dónde nos recibió el padre Sergio y toda su comunidad; participamos de la celebración eucarística en la capilla San Cayetano donde se vivió un clima festivo y emotivo con toda la comunidad.

Después de haber recorridos 190 km, a la mañana temprano partimos hasta la localidad de Alta Gracia, con un clima inmejorable recorrimos 160 km hasta llegar a la Gruta de Nuestra Señora de Lourdes donde todo el grupo se consagró a nuestra madre del cielo.

Pudimos también compartir con toda la comunidad la celebración eucarística, prestando nuestro servicio en el ministerio de música, leyendo las lecturas y tuvimos la posibilidad de ver la manifestación de María en el milagro permanente que allí se encuentra su exposición en la pared de la capilla.

En esta oportunidad, la parroquia del Sagrado Corazón nos acogió y el padre Rubén con mucha generosidad, quien nos brindó todas las instalaciones para que nos sintiéramos cómodos.

Con las fuerzas recuperadas después del sueño, partimos para las altas cumbres rumbo al santuario del santo José Gabriel del Rosario Brochero.

Fueron 110 km de su vida permanente a una altura de casi 2.000 metros, llegamos a la localidad de Giulio Cesare, conocido también como el camino del peregrino, pasando por el camino de copina y los puentes colgantes.

El sol y el viento fueron testigos de esta travesía, a veces aliados; a las 17:00 horas llegamos al santuario con mucha emoción y alegría a la comunidad de Villa Cura Brochero que nos esperaba y dando la vuelta tradicional a la plaza del santuario hicieron sonar las campanas como hacen cada vez que un grupo de peregrinos llegan para cumplir sus promesas. Luego de semejante emoción, celebramos la eucaristía con el párroco de la diócesis de Rafaela Mauro Canalis, donde nuevamente brotaron todas las emociones.

Recorrimos 460 kilómetros, donde nos encontramos con muchísima gente en el camino, en las comunidades y desde nuestra casa nuestras familias rezaban para que con alegría podamos llegar a los pies del santo y llevar todas las intenciones de la comunidad. Cabe aclarar que desde inicio portamos una imagen del santo cura Brochero para ser bendecida en el santuario, que así lo hicimos y luego será entronizada en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de la ciudad Rafaela.

Fuimos 14 peregrinos con un mismo corazón, la misma voluntad, la misma fe, las mismas ganas en comunidad, cumplimos un objetivo de fe, compartir el camino para llegar al santuario.

Los peregrinos fueron Ana Lía Canalis, Enrique Canalis, Mauro Canalis, Pablo Possetto, Maximiliano Ponce, Diego Francone, Ariel Iriarte, Gustavo Iriarte, Marcelo Costamagna, Claudio Balsarini, Maximiliano Mire, Héctor Hassan, Daniel Losano y quien firma esta crónica.

En todas nuestras peregrinaciones pedaleamos por cinco intenciones que para nosotros son fundamentales: el derecho del niño por nacer, el derecho a la vida en su totalidad, la unión de las familias, la salud de los enfermos y las benditas almas del purgatorio, ofreciendo nuestro sacrificio y cansancio con alegría por estas intenciones; es que siempre marchamos en comunidad compartiendo la vida.

Muchos sacerdotes que nos cruzamos en el camino repitieron la misma frase del cura Brochero, que nosotros queremos imitar y transmitirle a todos… “Quiéranse mucho y vivan en paz con todos”.

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