Pascua… un regalo de amor inmenso

¿Nos mantenemos indiferentes ante un Jesús que dio su vida por nosotros? ¿Comprendemos la grandeza de Dios, que entregó a su propio hijo para nuestra salvación? ¿Nos avergüenza ser seguidores de Cristo? ¿Escuchamos al que lo necesita? ¿Juzgamos con ligereza? ¿Acompañamos a nuestros hermanos enfermos? ¿Visitamos a los que están privados de su libertad?

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Por Alicia Riberi.- Es mi deseo como parte de esta comunidad que todos vivan una Pascua inundada de amor en cada familia.

Es muy importante reflexionar si hemos recorrido un camino de conversión, arrepentimiento, solidaridad, oración y generosidad.

Hay muchas personas que consideran que la Pascua es una reunión familiar más, un tiempo para aprovechar el feriado y viajar, divertirse y descansar y hay quiénes ni registran que significa.

Estamos viviendo tiempos muy difíciles, en el que reina la injusticia, la mentira, el odio, la violencia, la difamación, el crimen como cosas naturales. Se pierden vidas como si no fueran nada.

¿Qué hicimos cada uno por mejorar o cambiar en algo la comunidad en donde vivimos?

En general se critica a los demás, se descalifican personas, se dicen cosas sin saber, sin estar seguros, lo que no nos gustaría que hagan con nosotros.

Si recorrimos con amor y arrepentimiento este camino de cuaresma, si hemos sido generosos con nuestros hermanos, si hemos acompañado a los que sufren seguramente habremos crecido en nuestra fe y en nuestra relación con Dios.

Jesús nos dio la muestra de amor más grande que pueda existir, dio su vida por nuestros pecados y los mismos que vieron todas las maravillas que hacía, lo insultaban, lo escupían, lo consideraban un farsante y gritaban: “Crucifíquenlo”. En el difícil camino a su crucifixión se encontró con su madre y cubierto de sangre, doliente, le dijo: “Madre, yo hago nuevas todas las cosas”; imaginémonos todas las madres, lo que sentiríamos en su lugar, como madres, ver a nuestro hijo inocente, maltratado de esa manera. Encontró también a la Verónica que no dudó en secar su rostro, aun sabiendo lo que esto le podía significar. Miró a las mujeres que lloraban por él y les dijo: “no lloren por mí, lloren más bien por sus hijos…” y el Cireneo, que en un principio no comprendía porqué tenía que ayudarlo y después se conmueve ante la mirada de Jesús. ¡Cuántos momentos tan importantes!

¿Nosotros qué hacemos hoy? ¿Nos mantenemos indiferentes ante un Jesús que dio su vida por nosotros? ¿Comprendemos la grandeza de Dios, que entregó a su propio hijo para nuestra salvación? ¿Nos avergüenza ser seguidores de Cristo? ¿Escuchamos al que lo necesita? ¿Juzgamos con ligereza? ¿Acompañamos a nuestros hermanos enfermos? ¿Visitamos a los que están privados de su libertad? ¿Colaboramos con las personas que no tienen lo indispensable para vivir? ¿Resignamos tiempo por un hermano? ¿Valoramos nuestra familia? ¿Escuchamos a los abuelos? ¿Cuidamos a los niños de nuestra comunidad?

Cuántas preguntas, pero si realmente comprendimos el camino de la cuaresma y el significado de la Pascua podremos responderlas.

En esta Pascua, ojalá seamos muchos los que elevemos una sentida oración de acción de gracias a Jesús que dio su vida por nosotros.

La humanidad, se está autodestruyendo… veamos las guerras; la cantidad de abortos -cuando nosotros tuvimos gracias a nuestras madres una vida que vivir-; el poco valor que se le da a la vida porque se mata por nada; la política que no termina de comprender que el pueblo quiere paz, serenidad y ya no quiere corrupción; una justicia que se maneja por ideologías y por política y se olvida de aplicar las leyes y respetarlas. ¡Queremos paz y amor!

Feliz Pascua de Resurrección, que Dios habite en todos los corazones, que dejemos de lado las diferencias e imitemos el amor de Dios, Jesús venció a la muerte, ¿quién puede más que Él?

¡Gracias Jesús!

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