Otra protesta frente al Congreso con hechos de violencia

Se trata del editorial del programa “Sábado 100” por radio El Espectador (FM 100,1) de Rafaela.

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Por Emilio Grande (h.).- Como ocurriera en 2017 cuando se trataba en el Congreso la reforma previsional, que a decir verdad el actual Gobierno la borró de un plumazo, perjudicando a los jubilados, lamentablemente volvieron los hechos de violencia frente al Parlamento en contra del tratamiento del acuerdo con el FMI.

En este sentido, un amplio abanico de organizaciones de izquierda se congregó el jueves último en los alrededores de la Plaza del Congreso para manifestar su rechazo al entendimiento alcanzado por el presidente Alberto Fernández con el Fondo Monetario. La protesta empezó en forma pacífica, pero con el comienzo de la sesión en Diputados, un grupo atacó con pedradas el edificio del Congreso y lanzó bombas molotov contra los efectivos de la Policía de la Ciudad, que acudieron a reprimir el ataque, logrando desplazar a los violentos del lugar.

En este contexto, un grupo de manifestantes identificados con el Partido de los Trabajadores Socialistas Unificado incendió neumáticos y un contenedor de basura en la puerta principal del palacio legislativo. Este partido político es la fuerza política de Sebastián Romero, el militante que fue filmado utilizando un mortero casero durante la marcha contra la reforma previsional de 2017, ahora con prisión domiciliaria.

Los disturbios se desarrollaron en una densa columna de humo, el grupo de violentos comenzó a arrojar piedras contra el edificio, que impactaron contra los ventanales del primer piso del Senado. Uno de los despachos afectados fue el de la vicepresidente Cristina de Kirchner, quien se encontraba en el lugar cuando ocurrió el ataque.

Después de iniciados los hechos, efectivos de la Policía de la Ciudad llegaron al lugar y lograron hacer retroceder a los manifestantes violentos por avenida de Mayo hasta la avenida 9 de Julio, con corridas de comerciantes para proteger sus negocios y de los transeúntes, que buscaron evitar quedar entre las piedras y balas de goma.

Durante los incidentes, la Policía detuvo a un manifestante y denunció que cinco uniformados sufrieron heridas: uno fue impactado por una bomba molotov aunque resultó ileso, dos fueron alcanzados por piedras, una oficial se descompensó y otra tuvo un esguince de tobillo. Desde la Ciudad, advirtieron la falta de un vallado en la zona para proteger al Congreso fue decisión del gobierno nacional.

Luego de la intervención policial y el desplazamiento de los manifestantes, sobre la esquina de las avenidas Entre Ríos e Hipólito Yrigoyen quedaron las marcas de la violencia: baldosas y cordones reducidos a escombros; paredes pintadas con consignas contra el FMI y el presidente Alberto Fernández y restos calcinados de gomas y contenedores de basura.

Desde la explanada del Congreso se observaron los impactos de bombas de pintura sobre las paredes del Palacio, las ventanas rotas por los piedrazos y las farolas históricas destruidas. Otros sectores de izquierda no involucrados con el ataque al palacio legislativo se replegaron sin enfrentarse con la Policía.

Estamos viviendo una muy frágil democracia en la Argentina con variables económicas muy preocupantes: déficit fiscal, inflación, pobreza, inseguridad, violencia verbal y hechos violentos. Un cóctel explosivo que en cualquier momento explota…

De no llegarse a un acuerdo con el FMI (Diputados aprobó el proyecto y fue girado a Senadores), la Argentina caerá en default, lo que empeorará la grave situación social y económica de la mayoría de la población. Hay que buscar acuerdos para solucionar los graves problemas crónicos desde hace décadas.

Ciertamente, no todos pensamos de igual manera y todavía hay libertad para manifestarse en contra de determinadas decisiones políticas de los gobernantes y de leyes sancionadas por los legisladores. Lo que todavía no aprendimos es que nada justifica los hechos violentos de esta semana frente al Congreso Nacional, similares a los ocurridos el 19 de diciembre de 2017, sin olvidar los lamentables episodios a fines de diciembre de 2001 o los años violentos en la década del 70.

Las roturas producidas en la Plaza del Congreso y en el edificio parlamentario serán reparadas por la mayoría de los argentinos a través de la insoportable carga impositiva. Al mismo tiempo, faltó una coordinación entre el gobierno nacional y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para custodiar el lugar y evitar los desmanes que eran previsibles. Las autoridades en los tres niveles del Estado deben actuar rigurosamente, aplicando las leyes vigentes para que en el futuro no vuelvan a repetirse este tipo de situaciones violentas, en la que la mayoría de la gente está en contra y hastiada.

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