Los efectos psicológicos del aborto: los hijos no nacidos

Por Cristina Terragni.- El aborto, o sea el hijo que no nace, sea espontáneo o provocado, tiene siempre un impacto emocional en la mujer. Los efectos a corto o mediano plazo van a depender de la personalidad de la mujer y del entorno en el cual vive.

El aborto provocado es una decisión tomada  por múltiples razones y puede significar un alivio en lo inmediato para una situación que no se pudo o no se supo controlar previa al embarazo no deseado.

En el terreno emocional, el aborto tiene connotaciones que pueden perdurar durante toda la vida. Mas todavía cuando ha sido un  aborto provocado.

Las consecuencias van a depender de la personalidad previa, de las experiencias, del entorno y del significado que los hijos tengan en la vida de esa mujer. Además, esta decisión involucra a la pareja. Si existe una pareja estable, también el hombre registra dificultades y síntomas de ansiedad y culpa. Muchas mujeres ocultan el haber abortado, cuando formalizan una nueva relación. Sienten que van a ser juzgadas y prefieren recurrir a un mecanismo de negación.

Es aconsejable hablar del aborto, no evitar o hacer como que no pasó nada.

Se advierte que en situaciones especiales de la vida de una mujer, aparecen síntomas vinculados inconscientemente con el aborto. No importa la edad que tengan. En la sintomatología de la depresión, la culpa ocupa un lugar importante.

La tristeza o sea el sentimiento de pérdida, suele vincularse al hijo que no nació.

Así sea espontáneo o provocado, la culpa es uno de las primeras emociones, que aparecen. En los abortos espontáneos, se piensa que algo mal se hizo para que ese bebé no pudiera nacer.  Se acentúan las diferencias en las parejas y se generalizan las acusaciones mutuas si esa pareja no ha estado bien integrada o no han compartido la decisión en el caso de un aborto provocado. La culpa se apodera del vínculo y si no son tratadas adecuadamente, son situaciones  difíciles de superar .

En los abortos provocados, muchas veces la decisión es tomada por la mujer, sin consultar previamente con su pareja o con profesionales de la psicología para saber qué efectos puede tener un aborto en su vida emocional. Generalmente son decisiones precipitadas, tomadas en soledad o inducidas por otras personas del entorno. La mujer se siente habitualmente mas vulnerable, con desesperación e impotencia frente a un embarazo no deseado.

En muchas historias de mujeres que abortaron, aparece el castigo vinculado con la culpa. En el inconsciente queda grabada la imagen de un bebé al que no se le dio la oportunidad de vivir y eso muchas veces condiciona la maternidad futura y la idea de que luego de un aborto provocado, vivido como un crimen, debe aparecer el castigo en relación a su vida y a futuros hijos. Esto debe ser tratado profesionalmente para asegurar una buena vida emocional.

La mente humana es muy compleja y depende de las experiencias y de la educación de cada mujer, como esta va a poder superar emocionalmente un aborto.

Desde la concepción, se genera un vínculo intangible entre madre e hijo y así como comienzan modificaciones en el cuerpo de la mujer, también en su estado emocional.

El embarazo no es solo un acontecimiento físico, sino también psicológico. Se gesta también mentalmente. Así sea un embarazo deseado o no, es una situación que afecta a la mujer como un todo. Muchas veces no pueden, no quieren reconocer ese vínculo para poder tomar una decisión.

Una vez decidido el aborto, justificado por diversas causas, sociales, familiares, medicas, etc, debe darse mucha atención a la situación emocional. Se trata nada mas ni nada menos que la vida o no de un ser humano lo que se está decidiendo.

La ansiedad que genera en la mujer puede desencadenar síntomas posteriores si no es elaborada la culpa. Se han detectado problemas emocionales o dificultades en las relaciones, vinculados con los abortos provocados en algún momento de la vida. Aun después de tener otros hijos y en otras circunstancias, pueden aparecer síntomas depresivos vinculados a los abortos. La negación o querer olvidarse rápidamente de un aborto impide una buena elaboración de ese duelo por el hijo no nacido.

El sentimiento de culpa en la mujer y en la pareja suele vincularse a lo largo de la vida con procesos de enfermedades físicas que muchas mujeres asocian con un castigo por el o los abortos que protagonizaron en algún momento de su juventud.

Por eso la necesidad de poder hablar sobre este tema, no ignóralo o negarlo, asumiendo las razones de una decisión extrema.

En cualquier etapa de la vida puede aparecer un sentimiento de tristeza que se asocia con la pérdida de esos hijos no nacidos.

Es importante tomar con seriedad la opción de un aborto provocado y ayudar a la mujer a pensar previamente, sin juzgar, cuales son las razones por las que recurre a una situación límite.

Cuando la decisión es tomada, se debe trabajar en las emociones posteriores y en las que aparezcan a largo plazo.

Existe en psicología un criterio de reparación. Se puede reparar lo que ya fue decidido, ayudando dentro de sus propios grupos familiares o de la comunidad. Esto ayuda a elaborar los sentimientos de culpa y mejora las  consecuencias emocionales del aborto. Tomar una decisión en libertad cuando no se puede tener otra opción, no nos hace  malas personas sino seres humanos que podemos seriamente asumir nuestra responsabilidad sobre nuestros actos. El amor y los sentimientos asociados con la maternidad no se pierden, se pueden y de deben usar para comprender y ayudar a otras personas que lo necesiten.

La autora es rafaelina, psicóloga y reside en la ciudad de Gualeguaychú (Entre Ríos).

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