¡Les pedimos un aplauso!

Es por la partida de Atilio Krillich, actor durante más de 25 años en el elenco del Centro Ciudad de Rafaela. Era un excelente teatrista con una disposición notable.

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Por Arturo Gentilini.- Tarea difícil de realizar esa de despedir a un amigo, a un compañero, a un colega. Hoy el Teatro Lasserre se ve obligado a enfrentar otra dolorosa partida.

Cuando  hablamos de “la familia del Lasserre” no estamos recurriendo a una estrategia literaria, no es metáfora, quienes trabajamos en el Teatro Lasserre constituimos una familia de verdad; una familia de artistas que con todas nuestras historias transcurrimos gran parte de la vida haciendo teatro. Compartimos ensayos, decisiones, discutimos, nos ponemos de acuerdo, celebramos todo lo teatral; pero además compartimos nuestras vidas, casamientos, nacimientos, cumpleaños, nos reímos viendo fotos de cuando éramos tan jóvenes… O el permanente, ¿te acordás de…? Porque son muchos los años vividos juntos y el teatro carga al tiempo de intensidad, debe ser por eso que los vínculos y los afectos son profundos y también debe ser por eso que duele tanto despedir a uno de esta familia. 

Atilio Krillich se unió a la familia del Lasserre hace más de 25 años. Excelente actor y compañero con una disposición notable y como decimos en el teatro: se animaba  a todo, jamás ponía trabas a las propuestas  ni lo amilanaba ninguna característica del personaje que tenía que abordar. Actor todo terreno. Dotado de una gracia notable iba adornando todo el quehacer con buen humor.  También si se necesitaba de algún objeto de utilería eran las manos de Atilio las que se encargaban de resolverlo. Las máscaras, las estatuas, las armas, los bebés y hasta una gallina de tres patas. Todo eso que nuestros espectadores vieron, todo, fue artificio de sus manos hacedoras. Gran bailarín además, sobre todo de folklore que era su pasión. Inolvidables sus danzas con la muñeca que él mismo había fabricado y que manejaba con destreza y gracia incomparables. Difícil también hablar de él en singular porque eran para todo “los Krichi”, siempre dos: Atilio y Stella.

La familia del Lasserre hoy está de luto aunque todavía no lo entendemos del todo. ¿Cómo que Atilio no está más? ¿Cómo que Atilio se fue? ¿Cómo? Sí, es cierto que nos ganó la tristeza, una enorme tristeza que seguramente nos va a acompañar mucho tiempo, pero como buena familia nos encuentra juntos  para compartir esa enorme pena. Encarnó a muchos personajes, todos queribles, fue boxeador, vendedor de biblias, rey de Escocia, cuñado, hermano, plomero y gasista, escritor, y tantos más, por eso  es difícil elegir a uno en particular. Pero hoy me gusta recordar a Lidoro, de “Angelita y el Ángel” porque tenía mucho de él, bueno, amoroso, tolerante, paciente, afectuoso y me viene a la memoria la imagen de una escena entre Lidoro y Angelita, los dos solitos en el escenario sentados en un banco, tomados de la mano, acompañándose y diciéndose su amor. Mucho de Atilio y Stella. Mucho de la vida real queriéndonos hacer creer que lo actuaban.
Gracias por todo Atilio Krillich. Te vamos a querer siempre. ¡Y por favor! a los artistas se los despide con un aplauso señores. Entonces: Un aplauso enorme para él. De pie y una vez más.

El autor es actor y director teatral del Centro Ciudad de Rafaela.


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