La política exterior 2003-2015 ¿la década ganada?

Por Virgilio Jiménez Grotter.- Recientemente se produjo la asunción del presidente electo, quien por cuatro años tendrá la responsabilidad de conducir el país. Esto abre grandes expectativas en cuanto a las políticas públicas que se instrumentarán desde la flamante gestión. Luego de estos doce años de gobierno (solo posibles por el original e inédito mecanismo de la alternancia conyugal) es interesante analizar la política exterior instrumentada por quienes dejan el poder. ¿Cuál ha sido el balance en esa área y cuáles serán los desafíos que tendrá el nuevo gobierno? En general, las relaciones internacionales fueron gestionadas con un estilo personalista y autoritario, con escasa vocación para el diálogo, sin tener en cuenta la opinión de los que saben, algo similar a lo que ocurrió con otras políticas públicas en el plano doméstico. Esto se tradujo en un progresivo aislamiento de nuestro país de los principales centros de poder mundial. Un claro ejemplo de ello es la relación con los Estados Unidos. Este año se cumple una década de la IV Cumbre de las Américas que se llevó a cabo en Mar del Plata en la que el entonces presidente Néstor Kirchner, junto con su par venezolano Hugo Chávez, impusieron el “no al ALCA”, la zona de libre comercio de las Américas que impulsaba el mandatario norteamericano George Bush (por cierto, destratado por el jefe de Estado argentino en esa ocasión). Esa fue la última vez que un presidente norteamericano pisó suelo argentino. Con los países europeos la relación tampoco estuvo exenta de tensiones, mientras la presidenta eligió como principales aliados de la Argentina a Venezuela (cuestionada por violaciones a los derechos humanos), Cuba, Ecuador y Bolivia, conformando el denominado eje bolivariano, además de otros países como Irán (la firma del Memorándum de Entendimiento es algo muy cuestionable), Rusia y China. Un hecho que sin duda opacó la diplomacia nacional fue la denuncia que hiciera el entonces embajador argentino en Venezuela, Eduardo Sadous, referente a lo que se conoce como la “diplomacia paralela”. El Ministerio de Planificación, que se encontraba a cargo de Julio de Vido, montó una embajada paralela en Venezuela, utilizada para hacer negocios poco claros, que involucraron sospechas de corrupción. Si bien Roberto Rusell, experto en relaciones internacionales de la Universidad Di Tella, afirmaba en un artículo que siempre hubo diplomacia paralela en la Argentina, estos hechos son nocivos y afectan negativamente la imagen de nuestro país en el mundo. Como hechos positivos, pueden mencionarse el énfasis en la integración latinoamericana y la cuestión Malvinas. En cuanto a este último punto, existió una intensa ofensiva diplomática en los foros internacionales, como reacción a las acciones unilaterales de Reino Unido. Además, se obtuvieron pronunciamientos y apoyos de diversos organismos de carácter universal y regional, como la ONU, la OEA, el MERCOSUR, la UNASUR, la CELAC, etc. ¿Cuál será entonces el principal desafío de la administración entrante? Algo que parece básico pero que el gobierno saliente no ha tenido en cuenta o no ha podido entender: revertir el aislamiento, la insignificancia que nuestro país tiene en el mundo. Para ello, el gobierno de Macri ha dado algunas señales importantes, como la designación de la canciller Susana Malcorra, quien cuenta con experiencia diplomática ya que desde 2012 se desempeñó como jefa de Gabinete del Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, nombramiento que ha sido bien recibido en los círculos diplomáticos y que (aunque de profesión ingeniera) es una persona que conoce muy bien cómo funciona el mundo. Acercamiento a la Alianza del Pacífico, a los Estados Unidos (allí hay varios temas importantes para profundizar y sería deseable mantener relaciones maduras, tal como planteaba el gobierno de Raúl Alfonsín junto a su canciller Dante Caputo en los años ochenta), a los líderes de la Unión Europea, la probable derogación del Memorándum firmado con Irán, negociar con Brasil, Uruguay y Paraguay para llevar a la Cumbre del Mercosur que se realizará el 21 de diciembre en Asunción una postura unificada respecto del caso Venezuela (pedido de suspensión de Venezuela del bloque hasta tanto cumpla con la cláusula democrática y libere a los presos políticos); todo parecería indicar que habrá un giro de la diplomacia argentina en contraposición a lo que fueron estos últimos doce años. Creemos que estas señales de cambio al mundo son muy positivas para lograr reinsertar a la República Argentina en el concierto de naciones, a través de una política exterior seria e instrumentada por medio del consenso y del diálogo con todos los actores internacionales. Esto a su vez posibilitará atraer mayores inversiones extranjeras, algo que nuestro país necesita para generar empleo genuino. La etapa que se abre a partir de ahora es única para demostrar al mundo nuestras potencialidades como Nación, y deberá servir para que quienes gobiernan no tomen decisiones equivocadas o sesgadas como ocurrió esta larga década.

El autor es licenciado en Relaciones Internacionales, oriundo de Rafaela.

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