La opción electoral

Perotti observa que en la provincia ganó Milei y hay que tender algunos puentes hacia ese elector. No se escucharon voces de repudio, paredes pintadas con la calificación preferida para estas circunstancias: “traidor”.

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Por Ricardo Miguel Fessia.- Bien podría decirse que “las urnas los ponen nerviosos”. Llegan las previas a la convocatoria a la ciudadanía para expresar su opinión y los recursos discursivos salen del protocolo para navegar aguar procelosas.

A las promesas y propuestas convocantes, que tanto quien las emite como los que las recibimos sabemos que nunca llegarán a ser realidad, se agregaron en estos días, voluntades de opción que, a priori, suenan a disparates.

Los santafesinos llevamos en nuestros oídos esa consigna convocante: “ahora la paz y el orden”.

Los dos hombres que concentran la mayor cantidad de voluntades, Omar Ángel Perotti y Maximiliano Pullaro, manifestaron su opción de votar a Javier Milei en un eventual ballotage y para el caso que a esa instancia no llegue quien, en los papeles, comparte su espacio; es decir Massa y Bullrich respectivamente.

De esta forma y sin pagar un solo peso/cargo, el libertario suma un caudal muy importante de sufragios, que más allá de uno sea mayor que el otro, es un número más de suficiente cuando en los distintos think tank están urdiendo medidas para lograr voto a voto.

Tratando de arreglarla, ambos dijeron que lo hacían en forma individual. Sin asumir mandatos partidarios. Pero nadie desconoce que no son dos ciudadanos más: son hombres con una alta representatividad cuya opinión depara una seguidilla de adhesiones, como de rechazos, claro. Por estos días no se pueden tomar los dichos como dos vecinos que en una esquina retoman la decimonónica discusión de si Maradona fue mejor que Pelé. Estamos en los días previos a una decisión crucial y cada palabra, gesto o acto tiene una significación. De lo contrario no se pasarían el día inaugurando obras que ya fueron varias veces estrenadas, ni abriendo canillas que lleva agua a un barrio por décadas abandonado.  

Se supo luego que la requisitoria periodística y con similares argumentos, los embretó y no tuvieron más que manifestar lo que posiblemente era un deseo in pectore.  Bien vale aquello del valor del silencio o echar mano a un recurso que muy bien manejan ambos y que los profanos llaman patear la pelota afuera.

De ninguna manera, de no ser su voluntad, solapada o no, el apure periodístico justifica decir alto tan complicado si no hay certezas.    

Conocen ambos los recursos de la oratoria, el arte de los soliloquios, y el empleo de la sanata.

Si bien sabemos que la prensa busca y busca, llegando a veces al desembozado acoso. Pero siempre hay un recurso sin perder la línea. Con decir que es imposible saber qué hacer ante una coyuntura de un hecho que nunca jamás ocurrirá. La ucronía del futuro.

Ante la presión mayor, la respuesta tiene que lindar con lo bravucón: mi candidato/a gana en primera vuelta. A otra cosa.

No estoy tan convencido que al Gobernador se lo haya llevado al extremo tal que tener que despacharse de esta forma que podrá sorprender a muchos. Como ha sorprendido a esos tantos el resultado de las urnas hace un par de domingos.

Más tranquilos unos, con más desarrollo en la vida política otros, vemos que nada en tan disparatado. Periodistas y cientistas políticos se rascaban la cabeza ese domingo cuando tenían que explicar el resultado que muy lentamente salía de las mesas escrutadoras.

Bueno, ahora se va aclarando el panorama. Ya podrán entender desde la ciencia los especialistas y desde la calle los demás, que son la inmensa mayoría del pueblo votante.

Al oficialismo no le fue nada bien en las PASO, de forma que está dando la batalla final. Tiene una ventaja por sobre los demás competidores; no hay filtros ideológicos. Esto agiliza mucho las cosas y se evitan esos debates interminables respecto a los principios, a las ideas que sustentan el movimiento. Esas discusiones setentistas de alguna tribuna universitaria en irresponsable estudiantina; acá lo que cuenta en el poder.

Aparte eso de la casta como un adjetivo descalificador para todo lo que no sea libertario y que se vocifera en las tribunas, tiene una versión más acaramelada que lo lleva a sostener -como lo sostuvo Néstor Kirchner en el aeropuerto de Río Gallegos desde lo alto de un proscenio armado al efecto de recibir al presidente que calificó como el mejor de la historia de la Argentina- que Carlos S. Menem fue el mejor político de las últimas décadas. Recordemos que por esos días el actual gobernador fue el principal operador para la “privatización” del Banco de la provincia de Santa Fe que se llevó una institución señera y la vida de un trabajador muerto por la represión policial en 1996 frente a la Legislatura.

Con las prácticas del oficio de contador, de sumar para saber cuál negocio deja más rédito, Perotti observa que en la provincia ganó Milei y por lo tanto hay que tender algunos puentes hacia ese elector.

De última, qué puede haber peor luego de haber votado por tres veces seguidas a un modelo ultraliberal menemista, de aplaudir el abrazo con el almirante Rojas, de poner el cuerpo para el desguace del Estado con las escandalosas privatizaciones por DNU, de hacer todas las artimañas para evitar la cárcel a los salteadores del patrimonio públicos, de contrabandear armas y ante la evidencia volar media ciudad para ocultar pruebas. Bueno, seguir con el rosario de tretas y maquinaciones para provocar el más grande desfalco, sería un tanto engorroso y no menos triste, ya que esas imágenes vuelven como vivencias lacerantes

Solo recordamos las modernas, remontarnos a los setenta es otra dimensión; aquello no eran solo negocios.

Nada más coherente la opción del rafaelino gobernador provincial. De hecho, no se escucharon voces de repudio, paredes pintadas con la calificación preferida para estas circunstancias: “traidor”. La frase que vuelve locos a los muchachos sería: “Perotti traidor/ te va a pasar lo mismo que a Vandor”. Pero está más que visto que ahora todos y todas prefieren la poltrona. Algunos lo tacharon de inoportuna a la manifestación y otros, más estrategas, sostiene que se adelantó.

Pero la defección no está dada solo en el abandono de los principios, en sortear la línea histórica, en pisotear las 20 verdades justicialistas o en hacerle el caldo gordo al capital. Lo peor es que con estos dichos da por perdedor a quien fue entronizado por la Jefa y que cuenta con el aval de las organizaciones populares, con el Movimiento Evita a la cabeza y los gordos de la CGT. No quisiera pecar de exagerado, pero ni el mismísimo Perón contó con tantos apoyos en su regreso de 1973 y este gobernador provincial, en un solo renglón ubica a Massa en el tercer escalón del podio. Con quedarse callado bastaba. Pero no, soltó la lengua y clavó la lanza en la tierra, como los viejos conquistadores en un gesto de manejo de la situación y dominio del territorio.

El autor es rafaelino, radicado en la ciudad de Santa Fe. Abogado, profesor titular ordinario en la UNL, funcionario judicial, ensayista.

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