Justicia… mucho más que uno de los poderes del Estado

Por Alicia Riberi.- La justicia es un término muy profundo, que implica un gran compromiso para impartirla, para con nuestros semejantes, pero fundamentalmente con Dios.

En nuestro país sentimos que no hay justicia y eso nos hace sentir inseguros, preocupados, pero lo que debemos tener en cuenta, es  que hay fallos ejemplares, fallos erróneos que pueden herir mucho a una persona a una familia, pero lo que no debemos olvidar es la palabra de  Dios… El justo aventaja a los demás, pero a los malvados los extravía su conducta -Proverbios 12-26-… Lucha hasta la muerte por la verdad y el Señor Dios luchará por ti…Eclesiástico 4-28…Feliz el hombre que no ha faltado con su lengua, ni es atormentado por el remordimiento! Feliz el que no tiene que reprocharse a sí mismo y no ve desvanecerse su esperanza…Eclesiástico 14- 1,2…La mentira es para el hombre una mancha infamante: siempre está en boca de los ignorantes. Es preferible un ladrón a un mentiroso invertebrado, aunque uno y otro heredarán la perdición…Eclesiástico20- 24,25…Así podríamos seguir largamente y creo que si una persona injusta tomara conciencia de su falta, no la cometería o se retractaría.

La Justicia establece normas y reglas que deben ser respetadas por todas las personas por igual y para impartirla se requiere de un criterio imparcial, que no sea influenciado ni por el poder, ni por diversas ideologías, ni por presiones, ni por amiguismos, ni por temor. Esto es lo que debería ser en parte la justicia en cuanto al Poder Judicial, que no debe ser manchado por ningún partido político. Hay muy buenos jueces a los que se le debería garantizar su trabajo sin amenazas,  ni escraches, ya que cumplen un deber para con todos los ciudadanos por igual. El que no cumpla con  lo que prometió al elegir su profesión, será demandado ante todo por su conciencia, por el pueblo y sobre  todo y ante todo por Dios. Cualquiera jura sobre los santos evangelios, si supieran lo que significa, lo pensarían, porque,  al   final llegamos todos y ahí estaremos cara a cara con Dios y a  ese juez, no hace falta decirle nada porque el ve hasta en lo secreto.

Existe una justicia común, que es la que tendríamos que ejercer todos en nuestra vida de todos los días, respetar al otro, indicarles si está equivocando el camino, jugarnos por la verdad aunque esto represente que alguien deje de aceptarnos, respetar la ley sin atajos, porque hoy la justicia es para algunos  no es para todos. El que no tiene poder es humillado, pisoteado.

Finalmente, voy a transcribir una parábola que marcó siempre mi vida y espero que se les grave a ustedes porque define nuestro final: ¿…Por qué ustedes me dicen Señor, Señor y no hacen lo que les digo? Yo les diré, a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y la practica. Se  parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron destruirla porque estaba bien construida. En cambio el que escucha la palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, enseguida se derrumbó y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande…

¿Interesante no? Mientras nos sentimos fuertes desgastamos nuestras energías en cosas vanas y creemos que siempre hay tiempo para reivindicarse, pero a veces llega el de repente y nos quedamos sin tiempo. Pensamos alguna vez que hoy, puede ser nuestro último día. Como nos gustaría que nos recuerden, como sabios, íntegros, generosos y humildes, o como soberbios, mentirosos, injustos y sin principios. Yo tengo claro como quiero partir de este mundo cuando me toque ¿y ustedes?

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