“En los resultados hubo un grito de querer algo nuevo y de un cambio”

Es la opinión del obispo Torres en una entrevista, en el contexto de las elecciones PASO y la declaración “Felices los que trabajan por la paz” de instituciones religiosas. “No va a sacar el país adelante una sola persona; hace falta un trabajo en equipo, orgánico y que cada uno ponga sus talentos al servicio del bien común”, reflexiona.

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Por Emilio Grande (h.).- Hace pocos días se realizaron las elecciones PASO con un sorpresivo resultado electoral, donde casi nadie esperaba el triunfo de Milei, observándose la confrontación permanente y la falta de diálogo, en el marco de los 40 años de la democracia.

En este contexto, hubo una declaración conjunta de instituciones religiosas por un diálogo responsable y comprometido “Felices los que trabajan por la paz” (https://www.sabado100.com.ar/instituciones-religiosas-piden-a-los-candidatos-un-dialogo-responsable/2023/), siendo los firmantes la comisión ejecutiva de la CEA, la DAIA, el Seminario Rabínico Latinoamericano, el CIRA, la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, la Iglesia Siriana Ortodoxa de Antioquía, la Iglesia Apostólica Armenia, la FAIE, la ACIERA, el Consejo de Pastores de la Ciudad de Buenos Aires, el IDI y el Comipaz.

Al respecto, este cronista entrevistó al obispo diocesano Pedro Torres, expresando que “todo momento de elección es muy importante, precisamente para reafirmar ese camino de la de democracia y un dato que pocos hablaron, por la sorpresa de los resultados, es que hay casi un 40% de argentinos que no se acerca a votar (en las elecciones provinciales; en las PASO nacional participó casi el 70%). Esa debería ser la primera preocupación porque legitima el resultado de las elecciones que sea la mayoría del pueblo; esta educación en los ejercicios de la democracia es algo que tenemos que seguir profundizando. La gente tiene más conciencia que en otros momentos se vivían las internas de cada partido, votaban los afiliados en las unidades básicas, el partido radical y otras fuerzas políticas. Ahora la oportunidad es para toda la población de decidir al interior de los partidos; todavía no hemos elegido cargos ejecutivos. Calculo que habrá más asistencia en las urnas y también puede haber sorpresas”.

Y agregó: “Nuestro ejercicio de participación ciudadana no se limita a las votaciones, tenemos que estar atentos a acompañar un crecimiento en la participación, en la corresponsabilidad de todo el pueblo. En los resultados y los porcentajes se debe escuchar que hubo un grito de querer algo nuevo y de un cambio, de manifestar insatisfacción que la vivimos diariamente porque la inflación nos empobrece a todos, la incertidumbre por sentirse endeudado a cualquier familia la pone en jaque y también sentir que el país está tan endeudado. Las elecciones fueron mucho más que elegir candidatos, ha sido la expresión de un humor social. El documento de la CEA tiene la virtud de un diálogo con musulmanes, judíos, ortodoxos, evangélicos, organizaciones de diálogo interreligioso; quiere ser una invitación a esta escucha con el corazón de las elecciones un llamado al compromiso de diálogo que necesitamos y, a veces, se ve enturbiado por descalificaciones, insultos, agresiones que no nos ayudan a superar ese clima de incertidumbre y un compromiso a vivir la Constitución, porque no es que el venga lo haga desde la nada, el país tiene un marco que tenemos que abrazar democráticamente y buscar los valores irrenunciables de la vida, la libertad, el bien común; es importante volver a principios esenciales como en tiempos de tormenta”.

-La gente quiere un cambio en casi un 60% entre los dos principales partidos opositores, “La libertad avanza” con cambios bruscos y “Juntos por el cambio” más moderado, donde también está el no respeto de la Constitución de Milei y sí respetarla en la otra fuerza política. ¿De qué manera avanzar en este diálogo que propone la declaración religiosa?

-Yo sumo los votos en blanco y nulos con el 15% (en las elecciones provinciales; en las PASO nacional fue del 6%) que votaba afirmativamente y ahora no lo hace, tal vez porque no se siente representado; es un modo de decir también quiero un cambio, antes cuando la gente no estaba satisfecha votaba en blanco, aunque no se computen es un dato a tener en cuenta. Es el tiempo entre las PASO y las elecciones generales de quienes tienen esa misión busquen las soluciones técnicas y las propongan, lo que ahora necesitamos son planes de Gobierno; cuando era chico se hablaba de las plataformas, hoy se necesitan programas en la educación, la seguridad que le preocupa a todos, la estabilidad económica, la salida laboral. También en ese diálogo hay un protagonismo de los legisladores; en la Argentina hay 3 poderes que tienen independencia, el judicial para aplicar la constitucionalidad y frenar el delito, el Ejecutivo de llevar adelante los planes de gobierno y el legislativo tiene que reflexionar procesos. Salir de un pozo es un camino largo y va a implicar sacrificios si nos dicen la verdad; necesitamos que todos los espacios del Estado cumplan su misión con responsabilidad, renunciando a mezquindades propias y buscando el bien de la patria, de lo que queremos para el futuro. En estos meses en la Diócesis he palpado cuántos jóvenes buscan irse del país, tramitando datos eclesiales la ciudadanía de otros países porque son nietos o bisnietos de migrantes, pero duele el alma que una patria tan hermosa no la sientan como propia. Apuesto a la esperanza, pero tenemos que comprometernos a sembrar para que podamos cosechar; hay que sembrar procesos creíbles de estabilidad, seguridad y una visión de la persona realista donde se proyecte en el trabajo un progreso para todos.

-Un documento de los obispos de hace unos años decía de pasar de “habitantes a ciudadanos”, ¿por qué nos cuesta tanto esa asignatura para hacer el click?

-Nos ha costado mucho quizás en nuestra historia, que es pequeña comparada con países europeos porque somos adolescentes; da la impresión que hemos buscado soluciones mágicas, tenemos un sistema de caudillos, donde vemos nada más a alguien que venga a salvarnos, pero nadie se salva solo, lo descubrimos en la pandemia. No va a sacar el país adelante una sola persona, hoy hace falta un trabajo en equipo, orgánico y que cada uno ponga sus talentos al servicio del bien común. Ese proceso de lo mágico a lo real es como pasar de la niñez a la adultez; cuando éramos chicos nos creíamos los pases de magia de ciertos lugares de juego, pero después nos dimos cuenta que hace falta habilidades para ser mago. Necesitamos procesos de crecimiento más lentos, pero más reales.

-Recorriendo los viajes en el territorio diocesano, ¿cómo afecta la inflación a las familias y lugares de trabajo?

-La gente está con mucha angustia, el trabajador de campo y en los tambos necesita de ciertos insumos que se miden en plata extranjera (dólar), incluso los medicamentos, escuchado en las farmacias con sus problemas con las obras sociales que le pagan 40 días después donde el dinero ha perdido valor. En esta región santafesina hay una cultura del trabajo que me llena de esperanza, hay sentido de familia, deseo de salir adelante, es muy valioso. A pesar de la incertidumbre, la gente sigue trabajando y emprendiendo; la sequía fue un golpe muy duro, al norte de la Diócesis con la muerte de animales y al sur con la pérdida de cosechas, pero la fortaleza de la persona del interior es la “resiliencia”, que le llaman los psicólogos, es una fortaleza porque hacen el esfuerzo de ponerse de pie, reclamando caminos para sacar sus cosechas. 

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