Doble festejo tiene el padre Antonio Grande: 35 años de sacerdote y 60 años de vida

Una vez instalado en la ciudad de Frontera a partir de setiembre pasado en la parroquia Guadalupe, en estos días el padre Antonio Grande tiene un doble festejo: el domingo 14 de diciembre pasado cumplió 35 años de sacerdote (ordenado por el ex obispo Jorge Casaretto), bajo el lema «vayan por todo el mundo y anuncien el evangelio a toda la creación (Mc 16,38), y hoy cumple 60 años de vida, rodeado del afecto de familiares y amigos de allá y de acá… En Frontera el domingo el padre Antonio lo festejó con una misa presidida por el obispo diocesano Luis Fernández, quien hoy viajó a Buenos Aires a la reunión de la Comisión Permanente (ver aparte), y concelebrada por el par Arturo José Porcel de Peralta (ex párroco de Josefina, retirado por sus 83 años y residente en San Francisco), como así también el diácono permanente Darío Kemerer de Rafaela, asistiendo también la comunidad de las hermanas misioneras de la caridad, cuya fundadora fue la Madre Teresa de Calcuta, entre otros fieles. «Antonio vive este ministerio sacerdotal en esta actual comunidad y podrá repetir al profeta Isaías en la palabra de Dios ‘el espíritu del Señor está sobre mí’, te envía al mundo a llevar la buena noticia, vendar los corazones heridos, anunciar la palabra de Dios y sacar de la esclavitud del pecado», destacó monseñor Fernández. Recordó su paso en Fátima de Rafaela (1997-2011), en Ceres (primeros años de la década de los 90), ex rector del Colegio Sacerdotal Argentina en Roma (2011-14). «El poco tiempo que conozco a Antonio veo que vive en serio, una vida serena y alegre, como dice San Pablo no extingan el Espíritu, quédense con lo bueno», agregó. Casi al término de la ceremonia, el cura rafaelino dirigió unas improvisadas palabras, expresando que agradecía a Dios por la vida, el ministerio, recordó a su mamá Bety (murió en 1995), a los familiares y amigos de la parroquia de Fátima de Rafaela, con quienes compartió muchas momentos y cosas. «Ahora acá haciendo este camino en Frontera más la parroquia de Josefina, el Señor va sembrando, la experiencia de anteayer en la fiesta de Guadalupe en el marco de la misión de Navidad», señaló. Hizo hincapié en la metáfora de la «perla fina y preciosa encontrada como valor evangélico, que permite iluminar y discernir esta experiencia en Roma, en encuentros con el Papa en tres oportunidades, quien cumplió 45 años de sacerdote, moviéndolo como a Jesús al desprendimiento de lo material, al silencio, la soledad, la fidelidad hasta la entrega en la cruz que da vida nueva», comparó. «En este momento en este barrio marginal de San Francisco, en la periferia de la diócesis, por la fuerza del Espíritu que me envió acá», dijo el sacerdote Grande quien ya se sumó (invitado por Fernández) a las reuniones del colegio sacerdotal que está preparando la asamblea diocesana en 2015 y a partir de marzo próximo retomará con las clases en los seminarios de Paraná y Santa Fe. Finalmente, hubo un almuerzo de camaradería con la asistencia de más de un centenar de comensales, en su mayoría de Frontera y en menor medida de Rafaela y Josefina, también con el párroco de Fátima de la vecina ciudad Víctor Balangero.

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