Mientras el índice de desocupación en los centros urbanos del país se ubicó en el 12,1% de la población activa en el segundo trimestre del año, lo que permite estimar que más de 1.8500.000 de personas buscan trabajo y no lo encuentran -casi 400.000 menos que un año atrás-, el papa Benedicto XVI exhortó a profundizar el esfuerzo para combatir la pobreza en el país y a fomentar la honestidad para conseguir ese fin. El mensaje profético del Papa se conoció un día antes a los números escandalosos de la pobreza, cuyo texto lo difundió el nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini, afirmando que “Su Santidad los invita a incrementar y favorecer adecuadas iniciativas encaminadas a superar situaciones de marginación y pobreza que afectan a tantas personas en este amado país”. Otro tramo del mensaje papal destaca la necesidad de poner empeño “en fomentar la laboriosidad, honestidad y espíritu de participación que hagan posible una sociedad más justa, pacífica y solidaria”. Ese es el camino, agregó, para “reducir las desigualdades entre ciudadanos de un mismo país”. El contenido se difundió un día antes de que Benedicto XVI llegue a Alemania para presidir la Jornada Mundial de la Juventud. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), que difundió un avance de los resultados de la última Encuesta Permanente de Hogares (EPH), si se considerara a todos los beneficiarios de planes sociales como desocupados, el desempleo asciende al 15,7 por ciento. Así, el número de desocupados trepa a casi 2,4 millones de personas. En el relevamiento socioeconómico realizado por el Icedel en Rafaela, la tasa de desocupación es del 9,3% (casi 4.000 personas) y si se suman a los beneficiarios de los planes jefes de hogar la cifra llega al 12% (5.100 personas). En nuestra ciudad hay unos 2400 jefes de hogar, pero efectivamente están trabajando un poco más de la mitad. A decir verdad, los números nacionales siguen siendo escandalosos en la “tierra bendita del pan” como dice una canción católica, a pesar de que hayan descendido respecto a la situación difícil de 2001, cuando la Argentina tocó fondo. El secreto está no solamente en crear nuevos puestos de trabajo, sino también que sean dignos y con los aportes correspondientes, no como sucede ahora en que el Estado y también el sector privado pagan sueldos en “negro”, sin olvidar los esfuerzos que hay que realizar para combatir la corrupción en distintos sectores sociales, especialmente en los manejos políticos.