Con Alfonsín se fue un demócrata respetado

Se trata del editorial del programa radial “Sábado 100” por Mitre Rafaela (FM 91,9) que conduce Emilio Grande (h.). El 29 de mayo de 1991 Alfonsín estuvo en Rafaela, insistiendo ante dirigentes peronistas y radicales reunidos en el Municipio que “esta es una prueba de la convivencia que tanto necesitamos los argentinos”. Estas palabras pueden ayudar en la actual crisis coyuntural al Gobierno nacional, la oposición y al resto de la sociedad civil.

Compartir:

El fallecimiento de Raúl Alfonsín generó consternación y dolor en el país y en el mundo por haber sido un presidente respetable al liderar el retorno de la democracia luego de la noche larga y oscura entre 1976 y 1983. A decir verdad, fue un dirigente incansable de la política argentina que tuvo sus luces y sombras como cualquier presidente, pero especialmente fue una persona honesta y decente a tal punto que no tuvo ninguna denuncia judicial y terminó su vida sin ingresos extraordinarios por enriquecimientos ilícitos. Otra característica de su personalidad fue el diálogo y la búsqueda permanente del consenso en la definición de políticas públicas para el bien el país, que en más de una ocasión le produjeron dolores de cabeza como el rechazo a una ley sindical democrática y tuvo que soportar 14 paros que llevó adelante la CGT. En el plano de los derechos humanos hay un elemento muy destacable como fueron los juicios históricos a las juntas militares que habían protagonizado la desaparición de personas y cruentas torturas, pero en la recordada Semana Santa de 1987 el reclamo militar puso en peligro la continuidad de la democracia. Aquella negociación tuvo un retroceso con las posteriores leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Fue uno de los propulsores de la creación del Mercosur junto a los presidentes Julio Sanguinetti de Uruguay y José Sarney de Brasil, que permitió un espacio regional para definir políticas institucionales, económicas y culturales. Entre los aspectos más criticables de su gobierno figuran la ley de divorcio vincular que generó peleas con la Iglesia Católica, el plan Austral que no tuvo continuidad de sostener en el tiempo y la hiperinflación de 1988-89 que fue uno de los detonantes del anticipo de su gobierno al nuevo presidente electo Carlos Menem. En 1993 se juntó a solas con Menem para acordar el Pacto de Olivos que sirvió de base para la reforma constitucional de 1994, siendo lo cuestionable la falta de participación de otros actores sociales para definir los puntos a modificar. Al mismo tiempo, la muerte del ahora llamado “padre de la democracia” produjo un fenómeno social casi sin precedentes. Durante los tres días fijados de “duelo nacional” miles de personas –radicales, de otros partidos e independientes- se movilizaron para darle el último adiós. En medio de la crisis de representación y de divorcio entre la clase política y la gente fue una bocanada de aire fresco. ¿Habrá sido un hecho aislado o será el resurgir de la participación política y un renacer de la Unión Cívica Radical? El 29 de mayo de 1991 Alfonsín estuvo en Rafaela, insistiendo ante dirigentes peronistas y radicales reunidos en el Municipio que “esta es una prueba de la convivencia que tanto necesitamos los argentinos”. Estas palabras pueden ayudar en la actual crisis coyuntural al Gobierno nacional, la oposición y al resto de la sociedad civil.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *