Argentina ¿paria internacional?

Por Virgilio Jiménez Grotter.- Carlos Escudé fue un destacado teórico de las Relaciones Internacionales recientemente fallecido, autor del denominado realismo periférico y director, junto al ex canciller Andrés Cisneros, de la monumental obra “Historia de las relaciones exteriores argentinas”. En 1984 Escudé publicó un libro con un curioso nombre: “Argentina ¿paria internacional?”, haciendo referencia a la situación de aislamiento que vivió el país entre 1976 y 1983, título que es útil para analizar la actual política exterior argentina.

Recientemente, la administración de Alberto Fernández decidió retirarse del Grupo de Lima, bloque regional conformado en 2017 para denunciar los atropellos de la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela, ámbito que ha servido también para reclamar por la liberación de presos políticos así como la convocatoria a elecciones libres.

Continuando con el alineamiento con Venezuela, una decisión que resultó inexplicable fue el hecho de retirar la demanda que el ex presidente Mauricio Macri había presentado, junto a otros líderes de la región, ante la Corte Penal Internacional de La Haya por presuntos crímenes de lesa humanidad, ya que según Amnesty International, ONG que se ocupa de la defensa y protección de los derechos humanos y que está presente en numerosas partes del mundo; en el país caribeño se comprobó la existencia de torturas, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y detenciones arbitrarias. De ahí que sea inconcebible que Argentina, que ha experimentado este tipo de ilícitos durante la década de 1970, haya adoptado esta posición.

En un nuevo capítulo del histórico conflicto palestino-israelí, la cancillería local dio a conocer un comunicado que condenaba a Israel por los ataques realizados sobre la zona de Gaza, sin hacer mención a los misiles lanzados por el grupo terrorista Hamas que desataron una nueva escalada de violencia. En este contexto, Argentina votó a favor de una resolución en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU para crear una comisión internacional cuyo propósito es investigar supuestas violaciones a los derechos humanos. Fue, en esencia, un voto contra Israel, votación que fue acompañada por Bolivia, Cuba, México y Venezuela. Al igual que ocurrió con la Argentina, ninguno de estos miembros de la comunidad internacional condenó los ataques perpetrados por Hamas.

Esto trajo consecuencias diplomáticas. El embajador argentino en Israel fue citado por el ministro de relaciones exteriores israelí para dar explicaciones por el voto en las Naciones Unidas. En virtud de estos hechos la relación bilateral se encuentra en un momento de tensión, no solo por la forma de votar en la organización que sucedió a la Sociedad de Naciones creada después de la Primera Guerra Mundial, sino también porque el gobierno del presidente Fernández calificó de “desproporcionada” la respuesta de Israel a los ataques de Hamas. Israel, cabe recordar, había sido el primer destino internacional al que arribó el presidente argentino luego de asumir la titularidad del Poder Ejecutivo Nacional.

El comercio internacional tampoco está exento de los desatinos gubernamentales que impactan negativamente en la política exterior. La suspensión temporaria de las exportaciones de carne representa una enorme contradicción en tanto frenar las ventas de ese producto al exterior cuando el país necesita dólares es difícil de entender. Además, con esta estrategia se dañan significativamente las relaciones comerciales con los grandes mercados que compran esa materia prima, como es el caso de China, que con seguridad no tardarán en reemplazar a la Argentina por otros proveedores más previsibles y con reglas más claras, con la consiguiente pérdida de esos mercados, muy difíciles de recuperar una vez que se pierden. En palabras de Marcelo Elizondo, especialista en comercio internacional, “esto no es un fracaso sino una decadencia”, en referencia a que ya en 2006 el entonces presidente Néstor Kirchner había aplicado una medida similar (ver entrevista en “Clarín”, suplemento económico del 23 de mayo de 2021). 

Para concluir, la mala relación con el socio mayoritario del Mercosur y otros países de la región como Chile y Uruguay, las ambivalencias en la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional y el Club de París, sumado a las posturas diversas que en este tema se producen dentro de la coalición de Gobierno, el fracaso en las negociaciones en la compra de la vacuna Pfizer -se destinaron más de 13 millones de vacunas para la Argentina y se hizo el mayor ensayo del mundo con voluntarios aunque luego Rusia y China fueron los principales proveedores-. Todas estas acciones traen a la memoria el título de la obra de Escudé y llevan a preguntarse si la Argentina terminará siendo un paria internacional o, por el contrario, podrá integrarse al mundo a través de una política exterior coherente y con objetivos claros.

El autor es licenciado en Relaciones Internacionales y docente en UCSE y UCSF.

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