“El 40% de los hogares siente que hay un retroceso con respecto al consumo comparándolo con el año pasado”

Opina el Lic. Eduardo Donza, investigador del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), Lic. en Sociología, docente de la carrera de Sociología y ayudante de Investigación en el Instituto Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.

Por María Herminia Grande (Rosario)

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MHG: El trabajo realizado por el Observatorio de la Deuda Social es un marcador serio de una realidad que a veces nos gusta y otras tantas no. Por ejemplo ustedes señalan como creció en los hogares pobres el riesgo severo alimentario del 2008 al 2009, de un 11,7 a un 21%… ED: En esto hay una conjunción de varios temas. Por un lado la pérdida de puestos laborales; la existencia de empleos precarios, las personas en esta situación son los primeras que tienen baja en los ingresos por las crisis por la cantidad de horas trabajadas que van disminuyendo y por ultimo la inflación, el alza de los costo de los alimentos es lo que mas impactó para que empeore el índice en forma tan significativa. Todo esto hace que la percepción y la realidad de un riesgo alimentario subieron en el último año en Argentina…

MHG: El riesgo severo alimentario prácticamente se duplicó en un año… ED: Sucede que si uno toma la tendencia del año 2004 hasta el año 2007 y 2008 era positiva. Venía mejorando la situación del mercado laboral y recuperando los ingresos. Luego se sumó la crisis interna argentina y la crisis internacional, lo que hizo que empeorara la capacidad de captación de ingresos de los integrantes de los hogares.

MHG: Los planes sociales ¿son una muleta para luego llegar a un empleo o se quedan sólo en ello? ED: Se pueden dividir en dos tipos de políticas públicas. Tenemos por un lado las políticas públicas de empleo. Y las otras son los planes sociales. Por el lado de políticas de empleo las hay relacionadas con la capacitación para permitir que las personas tengan mas empleabilidad, son los llamados seguros de capacitación y empleo; y también hay algunas que permiten intermediar la relación laboral, son las redes de oficinas de empleo. En cuanto a los planes sociales, son de corte asistencialista. Son transferencia de recursos del Estado, nacional provincial o municipal, a las personas necesitadas. Estos planes ayudan a las personas a salir de una coyuntura de necesidades básicas insatisfechas, como es el caso del Plan Jefes y Jefas de hogar en el 2002 que llegó en el 2003 a tener a casi dos millones de beneficiarios. En ese sentido lo que usted dice que es un especie de muleta para salir de la crisis… es así. Pero nos encontramos actualmente, desde hace años, con una disociación y una heterogeneidad en lo que es le mercado de trabajo. Algunas personas pueden acceder a un empleo y tener una remuneración acorde lo que necesitan y otros no. El Estado de alguna forma tiene que hacerse cargo de las personas que quedan excluidas. En este esquema es cuando es válido que el Estado transfiera recursos para poder salir de esta situación.

MHG: Estamos viendo que en desde el año 2007 ó2008 las personas no sólo no salen de esa situación sino que se deteriora la posibilidad de hacerlo… MHG: Después de la crisis del 2001 empieza una recuperación económica en Argentina con crecimiento muy alto del PBI superior al 8%, se empieza a generar mucho empleo, lo cual es revelado por la relación entre el crecimiento y la generación del empleo, que se llama elasticidad empleo-producto que indica cuantos puestos de trabajo se generan como porcentaje de la riqueza económica. Esto daba números positivos y se generaron muchos empleos. Y lo que es mejor empleos en blanco. Independientemente de esto hay muchos sectores que quedaron excluidos de esta mejora. Son los sectores a los cuales se trata de ir ayudando con esas transferencias de recursos por parte del Estado que toman diferentes formas a través del tiempo. Lo ideal es que toda la sociedad pueda tener un ingreso a través de su trabajo, y no que el Estado le de recursos… Pero el Estado debe hacerse cargo de las políticas sociales y de empleo que está llevando adelante…

MHG: Con respecto a esas políticas ¿es clientelista? ED: Si uno lo ve desde el punto de vista legal, y sobre todo las últimas medidas de este año, como por ejemplo la asignación universal, en la medida que se reconoce el derecho del ciudadano a tener un ingreso, se le da un contexto y un andamiaje legal que por lo menos limita un poco el efecto de una utilización clientelista.

MHG: Hay un aspecto nuevo en la cual los asalariados están por debajo de los índices señalados como los de la canasta básica. Y por otro lado están contabilizados como cuentapropistas personas que en realidad lo único que hacen es hacer changas… y el Estado los computa como ocupados… ED: Antes de las crisis importantes, de la década del 80, 90, con tener un trabajo se estaba bien, se salía de la indigencia y de la pobreza. Ahora no sólo no basta con tener un trabajo, sino que debe ser bien remunerado y además debe ser un trabajo de calidad, la que la OIT llama trabajo decente, o sea un trabajo pleno de derechos. Esto es consecuencia de que hay una heterogeneidad en la estructura productiva, en la cual hay un sector que está con altos retornos con respecto a los salarios, productividades altas y hay otro sector que no puede insertarse… Esto en la década del 80 esto no pasaba en Argentina, comenzó en la década del 90… Luego apareció en la década del 90 y fue apareciendo esta especie de cuentapropismo, que en realidad es un subempleo de indigencia. Son personas que están subocupadas, en forma inestable, tienen una actividad de indigente: los cartoneros en las grandes ciudades , las personas que recuperan material reciclable…

MHG: En este sentido ¿están los chicos que limpian parabrisas, lavan autos, o venden flores? ED: Sí, también es el caso de las personas que generan sus empleos, como por ejemplo los que se compran una máquina de costar césped y salen a ofrecer sus servicios… El caso de las personas que venden alimentos caseros… Son microemprendimientos que favorecen mucho… Estamos en una situación que se viene dando no sólo en Argentina: la relación salarial, la posibilidad de la estructura económica de generar relaciones salariales tradicionales, o sea el esquema de una persona que va a trabajar con un empleador con el cual se relaciona por muchos años e incluso hasta que se jubile, este tipo ideal de trabajador asalariado, lamentablemente, no lo tienen todas las personas. Por eso se trata de promocionar como políticas de empleo las posibilidades que tienen según sus habilidades los desocupados para que se inserten en una estructura productiva aunque sea como un trabajo independiente o un trabajo cuenta propia…

MHG: ¿Tienen estimado que porcentaje de argentinos se encontrarían es esta situación? ED: Con respecto a los subempleos indigentes, tenemos calculado que más o menos hay un 12%…

MHG: ¿Cuál es el porcentaje de pobreza? ED: Nosotros hemos realizado el cálculo del porcentaje de los hogares a los cuales no les alcanza el sueldo para sostener niveles de vida similares al año pasado: es cercano a un 40%… Las estimaciones indirectas de niveles de pobreza actuales están un poco por encima del 30%… un 31 o 32%

MHG: O sea que el 40% es un retroceso en calidad de vida en un año ED: Es así. El 40% de los hogares sienten que hay un retroceso con respecto al consumo comparándolo con el año pasado. Esto puede suceder en sectores medios o de altos ingresos… pero cualquier sea el estrato socioeconómico, los ingresos bajaron…

MHG: Dado los estudios que han realizado la pobreza, el subempleo indigente ataca a las personas mas jóvenes ¿estaríamos en la situación que casi el 50% de las personas pobres están dentro de las generaciones que nos sucedan? ED. Sí, y es un problema muy serio. Porque independientemente de los porcentajes, hay un gran grupo de jóvenes entre los 18 y los 24 años que no estudian ni trabajan… El mercado del trabajo para los jóvenes en todas las economías y en todas las épocas siempre es complejo, por las particularidades de los jóvenes. Empiezan un trabajo, no tienen experiencia, o se la piden cuando no la tienen, no tienen antigüedad por eso es a los primeros que despiden… siempre es complejo. Pero en Argentina lo más peligroso es que se va sumando a esta situación típica del mercado de los jóvenes, la exclusión o sea que jóvenes que muchas veces no terminan el secundario, que no están capacitados para insertarse en el trabajo, y que además por desaliento no buscan trabajo… Hay políticas de empleo que tratan de rescatar los jóvenes de esta situación… Están lo que se llaman espacio-puente entre lo que son situaciones de calle y lo que son las situaciones de capacitación. Como política de empleo no se puede capacitar un joven que no está acostumbrado a un ritmo de levantarse a cierta hora… Pensemos que un joven que esté en la exclusión no puede cumplir, aunque se le consiga un trabajo, con la rutina de sentarse ocho horas ante una máquina…

MHG: Dado este diagnóstico ¿hay posibilidades de revertir esta situación? ED: Si. Se están aplicando actualmente políticas de empleo dirigidas a jóvenes, denominadas “Jóvenes por mas y mejor trabajo”, que consiste en pago directos apuntando a que los jóvenes terminen su educación secundaria o terciaria. Se les paga una cifra considerable para que terminen con esas actividades, para que se capaciten, para que algunos participen en talleres para identificar las habilidades productivas que puedan tener, o para facilitarles los niveles de asociación entre ellos como para que formen una cooperativa o una unidad productiva. Las soluciones no son fáciles. El tema es complejo. La solución es más fácil en un contexto de crecimiento económico…

MHG: ¿Están realizando algún otro relevamiento? ED: Estamos trabajando en los niveles de cobertura de la seguridad social. Ha habido un recupero. Por decisión de políticas de inclusión, se aumentó en forma importante. Más del 90% de las personas que tienen edad de jubilarse están cobrando una asignación, por pensión o jubilación. Veníamos hace cuatro o cinco años con valores inferiores al 70%. Esto es producto de las moratorias previsionales, menos exigencias para jubilarse para aquellas personas que tenían la edad pero no los aportes suficientes, el reconocimiento de una responsabilidad por parte del Estado con respecto a la existencia de un trabajo no registrado y la responsabilidad del Estado de no haber supervisado y haber hecho valer el derecho de las personas… se pagó en algo la deuda social, pero hay mucho por hacer…

Fuente: María Herminia Grande, Rosario 20/03/2010, www.mariaherminiagrande.com.ar

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