Doña Dominga Dematteis festeja sus “100 velitas”
“Agradezco a Dios y a la Virgen María por estos 100 años y la fe, y también a mi hija Nelly que me cuida mucho y no me dejan faltar nada”, expresa Dominga Felisa Dematteis en una vistita que hizo este cronista en su actual casa, un geriátrico de calle Necochea 888. Dominga nació el 1 de julio de 1908 en la localidad de Chilca (provincia de Entre Ríos) siendo sus padres Juan y Luisa, luego se casó con Juan Bautista Trúcolo en Colonia Belgrano y el “viaje de bodas” consistió en venir a vivir a Rafaela. Primero se radicaron en el barrio Villa Rosas y luego en avenida Italia 317 del barrio Sarmiento. “En mi hogar éramos pobres, pero felices. Mi marido era carpintero y trabajó en la mueblería Navas y Rolando y Gentillini Hnos. Yo me levantaba a las 5 para puntear la tierra y plantar flores que luego vendíamos, como también hacíamos algo de huerta y había algunas plantas de cítricos. Luchamos mucho para comprarnos la casa. Los sábados íbamos a misa a la parroquia Villa Rosas”, recuerda con nostalgia. Tuvieron dos hijos: Arnaldo Harry (fallecido) y Nelly Beatriz de Bonillo, con el paso de los años la familia se agrandando y hoy tiene 7 nietos, 20 bisnietos y 30 tataranietos. Los festejos centenarios consistieron en dos reuniones: el viernes último en el citado geriátrico y ayer con los familiares (están “desparramados” por todos lados) en el comedor 1 de Julio. La nona centenaria se encuentra bien de salud, está lúcida, un cutis que algunas mujeres quisieran tener y algunos achaques propios de su edad. Se levanta todos los días a las 7, se asea, toma café con leche, “camino un poco cuando tengo ganas” y habla mucho. Al mediodía almuerza bien, duerme una siesta, se levanta, toma el te, comparte con otras mujeres del hogar y a la tardecita está la cena porque se acuestan temprano. “Los viernes hay que hacerles los ruleros porque de lo contrario se enoja”, dice Estela Caligaris responsable del geriátrico. Y su hija Nelly agrega: “Toda la vida fue coqueta y todavía ahora le gusta tener las uñas largas pintadas. Está más lúcida que yo, está bien de salud, camina y no tiene problemas con las comidas”. Haciendo memoria sobre los tiempos vividos, Dominga menciona los momentos festivos que vivieron en familia y también “cuando íbamos a bailar al pabellón del club Federal que estaba cerca de la Usina. Bailábamos todos los ritmos como tango, vals y rancheras”, expresa mientras se ríe con humildad pidiendo permiso.