Vialidad: Cristina fue condenada a 6 años de prisión por corrupción en la obra pública

El tribunal la encontró culpable por defraudación al Estado por el direccionamiento de la obra pública en favor de Lázaro Báez; fue absuelta por asociación ilícita; la vicepresidenta no irá presa y podrá ser candidata el año próximo porque le quedan instancias de apelación.

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Por Hernán Cappiello.- En un fallo histórico, la vicepresidenta Cristina Kirchner fue condenada hoy a 6 años de prisión e inhabilitada de por vida para ocupar cargos públicos luego de que la justicia la encontró culpable del delito de administración fraudulenta en perjuicio del Estado por favorecer al empresario patagónico Lázaro Báez en la adjudicación de obras públicas para Santa Cruz. Fue absuelta, en cambio, por el delito de asociación ilícita, la otra figura por la que había sido acusada. Se trata de la primera vicepresidenta en ser condenada por corrupción mientras ejerce su cargo.

El tribunal dispuso el decomisio de 84.835.227.300 de pesos actualizados al momento en el fallo en que quede firme. Ese dinero es el monto de “los efectos del delitos”.

Cristina Kirchner no irá presa y podrá seguir siendo funcionaria y candidata en las próximas elecciones al cargo que desee, ya que la sentencia queda firme y tiene aplicación, cuando -según el nuevo Código Procesal Penal Federal parcialmente en vigencia-, se hayan agotado todas las instancias judiciales de revisión. Es decir, cuando la Corte Suprema de Justicia rechace el último recurso de la imputada, lo que puede demorar años.

Terminó el juicio por la Causa Vialidad, a las 17.30 se leerá la sentencia, los tribunales de Comodoro Py vallados por seguridad

Terminó el juicio por la Causa Vialidad, a las 17.30 se leerá la sentencia, los tribunales de Comodoro Py vallados por seguridad.

El veredicto, fue leído desde la sala B de audiencias de la planta baja de los tribunales de Comodoro Py 2002, del lado del río, por el juez Jorge Gorini, y dictado junto con sus coleas Rodrigo Giménez Uriburu y Andrés Basso. El fallo fue dividido ya que el juez Basso se pronunció por la condena por asociación ilícita, pero quedó en minoría.

Apenas terminada la lectura del veredicto, desde el Senado, Cristina Kirchner dio un mensaje y denunció al Poder Judicial. “Son un estado paralelo, es la mafia judicial”, dijo la vicepresidenta, que adelantó que apelará la sentencia.

La sentencia fue recibida con protestas por unas 200 personas que se reunieron frente al edificio de Comodoro Py 2002. La agrupción del piquetero Luis D’Elía empezó a agitar las vallas que rodean al edificio, lo que generó que la policía de la guardia de infantería se colocara cerca de las reja con sus escudos listos para intervenir, pero no fue necesario hacerlo.

Los acusados y el fiscal Diego Luciani siguieron la lectura del fallo vía Zoom, al igual que la vicepresidenta, que estaba en su despacho del Senado, desde donde emitió luego un mensaje por las redes sociales.

El tribunal oral absolvió al exministro de Planificación Julio de De Vido, a Abel Fatala y a Héctor Garro por los hechos que fueron motivo del juicio. Y en el mismo sentido sobreseyeron a Carlos Santiago Kirchner, por prescripción del delito de incumplimetino de los deberes de funcionario publico.

Además de Cristina Kirchner, fueron condenados a seis años de prisión por fraude el exsecretario de Obras Públicas José López; el extitular de la Dirección Vialidad Nacional Nelson Periotti, y Lázaro Báez, dentro de un lote total de 13 imputados.

López ya está condenado a seis años de cárcel por enriquecimiento ilícito, por lo que al volver a ser condenado la pena será unificada con aquella. Lo mismo sucede con Báez, que ya fue sentenciado a 12 años.

Es la primera vez que un vicepresidente en ejercicio es condenado por cargos de corrupción, ya que cuando fue juzgado y condenado Amado Boudou, en 2018, ya había dejado la función pública. Boudou fue vicepresidente de Cristina durante su segundo mandato.

A pesar de que el fiscal Luciani había acusado a Cristina Kirchner de ser jefa de una asociación ilícita y del delito de administración fraudulenta en perjuicio del Estado, por lo que pidió una condena de 12 años de cárcel, los jueces entendieron que solo corresponde condenarla por el delito de fraude.

Un edificio vacío

El momento de la lectura del veredicto estuvo rodeado de solemnidad. El edificio de Comodoro PY 2002 estaba vacío. A las 17.20, diez minutos antes de la hora prevista para la lectura del veredicto, los tres jueces del tribunal bajaron juntos en el mismo ascensor desde sus despachos hasta la planta baja. Los esperaban una cápsula de ocho policías, que los rodeó y fueron así caminando juntos a lo largo del pasillo, hasta ingresar a la sala de audiencias. En el pequeño recinto, con el aire acondicionado al máximo, los esperaba el secretario del tribunal, Tomás Cisneros, y de inmediato los policía se acomodaron uno en cada rincón de la sala.

En la sala había solo 12 empleados del tribunal oral federal N° 2 dispuestos a presenciar el momento histórico. Había un silencio seplulcral, que se quebró cuando el juez Gorini dio por iniciada la sesión y anunció que tras el veredicto iban a dar a conocer una breve reseña de los fundamentos del fallo, que se van a conocer por completo el 9 de marzo del año que viene.

Así comenzó la lectura, delante de una decena de periodistas, los empleados, los policías, y un camarógrafo que tomaba la escena para retransmitirla por Zoom y por Youtube. Gorini leyó las condenas y las absoluciones, sin ser interrumpido. A su izquierda, el juez Basso, y a su derecha, el juez Giménez Uriburu lo escuchaban con la manos juntas, como rezando. Giménez Uriburu con la mirada baja leía un texto y Basso miraba al frente.

“Firme que sea la sentencia, ejecuténse los puntos dispositivos y archivese. Señora y Señores este juicio a ha terminado”, finalizó el juez Gorini. Tomó los papeles de la sentencia en sus manos, los acomodó, se puso de pie, colocó la su lapicera en el bolsillo interior de su saco y salió caminando con sus colegas. La sala quedó sumida en silencio. Ni un murmullo.

Los jueces fueron los primeros en salir caminando rodeados de policías. Los siguieron los empleados del tribunal oral. Dos de ellos se palmearon el hombro. El último fue el secretario Cisneros, que cerró la fila con su termo violeta y el mate. En la puerta de los tribunales, los manifestantes ya estaban cansados y agobiados por el calor. No cantaban más “¡Cristina Presidenta!”. Se desperdigaron apenas todo terminó.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/

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