Viaje histórico del Papa por la paz en Tierra Santa

Se trata del editorial del programa «Sábado 100» por radio Sol Rafaela, que conduce Emilio Grande (h.).- A decir verdad, fue histórica la visita de Francisco a Tierra Santa que concluyó con una posibilidad cierta de un acercamiento entre Israel y Palestina, y con numerosos gestos para promover la tolerancia, el diálogo y la paz, por ejemplo se paró a rezar frente al muro que separa judíos y palestinos. «Venga al Medio Oriente, su propia venida va a traer un mensaje, usted es hoy en día la marca número uno en el mundo y tiene un poder moral que tiene todo papa, pero usted lo tiene más», expresó Henrique Cymerman, veterano periodista israelí. Frente al Muro de los Lamentos en Jerusalén, se fundieron en un abrazo el Papa con dos amigos argentinos, el dirigente musulmán Omar Abboud y el rabino Abraham Skorka, lo que constituyó el broche de oro de la gira por Jordania, Israel y Palestina. Fue un símbolo de la necesidad de la apertura al diálogo, la convivencia pacífica y el respeto por el otro, al margen de las diferencias religiosas o políticas. Francisco brindó mensajes claros y contundentes sobre la importancia de dejar atrás actos arrogantes, demonizaciones y resentimientos de tantos años. Lo pudo hacer en territorio de prejuicios y posiciones extremas. Sorprendió con su ofrecimiento de mediación entre palestinos e israelíes y su convocatoria a una plegaria de oración en la Santa Sede de la que participen los presidentes Mahmoud Abbas, de Palestina, y Shimon Peres, de Israel, prevista para el 8 de junio. El Papa se mostró convencido de que rezar juntos, sin discusiones de otro tipo, será una importante ayuda para el proceso hacia la paz. Skorka señaló: «El rezar de por sí no puede trocar situaciones, pues para ello se necesitan acciones, pero posee la fuerza de inspirar cambios de actitud que, seguramente, con la bendición de Dios, permitirán la construcción de un mundo mejor». La vía elegida por Francisco en el camino hacia la paz recoge una fructífera enseñanza de Juan Pablo II. En 1986 en Asís convocó a que «no recemos más unos contra otros, sino unos con otros». En su mensaje a musulmanes, judíos y cristianos, el Papa instó a que «aprendamos a comprender el dolor del otro» y a que «nadie instrumentalice el nombre de Dios para la violencia». El diálogo interreligioso que se promueve fue cultivado en los últimos años por Bergoglio cuando era arzobispo de Buenos Aires y del Episcopado argentino, con encuentros con representantes de los credos judío, musulmán, ortodoxo, evangélicos. Como dijo Francisco, vivir sin paz es un tormento. Frente a un largo camino, los primeros pasos suelen ser los más difíciles y la primera semilla ha sido sembrada.

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