Todo sea por las elecciones

Por Emilio J. Grande

Compartir:

El reiteradamente humillado vicepresidente Daniel Scioli un día tuvo la “desmesura” de sugerir cambiar “agravios por propuestas” en la campaña electoral y al acto anual de la reconocida y respetada Fundación Conciencia, por orden del Presidente faltaron dos ministros que debían integrar la lista de oradores. Pero ese mismo Presidente sólo un par de semanas después varió su discurso de colérico a un tanto conciliador. Todo sea por las elecciones. Durante más de dos años y medio los piqueteros fueron dueños y señores de calles y puentes en la Capital Federal, el Gran Buenos Aires y varios puntos del interior, convirtiendo el tránsito en caos para la locura de millones de ciudadanos trabajadores víctimas de un puñado de desocupados. De pronto como por arte de magia el ministro Aníbal Fernández cae en la cuenta que la Plaza de Mayo no es un camping, que es de todos y que de ahora en adelante quienes quieran hacer una manifestación pública deberán pedir autorización. Todo sea por las elecciones. Los dos casos vayan como muestras del botón de un cambio de 180 grados, por conveniencia personal, atento a lo que seguramente las encuestas venían señalando al Presidente, quien si tuviera una pizca de sentido común y el mínimo de lucidez indispensable, también debería obrar como primer mandatario de todos los argentinos y no como en uno de estos días desde su cotidiana tribuna electoral expresó que los ciudadanos debemos estar de un lado o del otro, es decir, según su entender y saber, con él o contra él. No dude el Presidente que así será y cada vez en mayor número, pero ocupando la vereda de enfrente. En su supuesto razonamiento de conveniencia de “todo sea por las elecciones”, si alguna mañana despertara con ánimo de hacer un paréntesis en su frenética campaña electoral obsesionado por alcanzar mayor poder, para también atender su obligación de gobernar, Kirchner debería considerar qué solución puede haber para evitar que, como lo señalan los especialistas del tema, en 2010 (faltan tan solo cuatro años y cuatro meses) el 60% (sesenta por ciento) de la población activa del país no se pueda jubilar, con las nefastas consecuencias que esa situación conllevaría para los interesados en pasar a ser pasivos, además de las trabas a los jóvenes para convertirse en sus naturales reemplazantes. También debería conmoverse el ánimo presidencial para que “todo sea por las elecciones” con la suprema conveniencia de evitar que poco menos de 10.000 argentinos –la mayoría jóvenes- mueran por año en accidentes de tránsito y muchos más sufran incapacidades físicas por el resto de sus días, sin olvidar las pérdidas económicas que producen esos siniestros, estimadas en más de 5.000 millones de pesos. ¿Y cuál es la solución?: encarar la construcción de la indispensable red de autopistas, la que además de disminuir drásticamente la cantidad de accidentes, su construcción emplearía a miles de desocupados e imprimiría un gran envión al uso de una larga serie de materiales de construcción. El “todo sea por las elecciones” debería también aguijonear al Presidente para impulsar otras iniciativas en pro de políticas que impriman a su gestión características tales de modo que el día de mañana se lo recuerde como un estadista, muy distinto a lo que ha demostrado ser hasta hoy: un populista. Y gran parte de lo que aqueja a la Argentina justamente se debe a esa faltante. Es que en poco menos de medio siglo, entre tantos presidentes constitucionales y de facto, ninguno reunió las virtudes de Estadista, con mayúscula. El último fue Arturo Frondizi. Y salvo que se produzca un milagro, tampoco se dará esa condición con el actual ocupante del sillón de Rivadavia. Es que así como en 1983 en el acto proselitista frente a nuestra Jefatura –como lo hacía en todas partes- Alfonsín simulaba la necesidad de “un médico por acá”, como bien sugirió Roberto Cachanosky en La Opinión del sábado 3 de este mes, la urgencia de hoy es “un psicólogo para acá”… Todo sea por las elecciones.

Emilio J. Grande

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *