“Tocar al santo sana, cura y anima a salir de los egoísmos”

Así expresó el obispo Fernández en la misa de ayer a la tarde. “Pidamos que nos ayude a ser verdaderos protagonistas de la historia, realizando un discernimiento profundo y responsable, para que nuestra acción democrática del domingo se convierta para construir el bien común”, agregó.

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La devoción de los fieles fue la nota saliente del día en la parroquia del barrio Amancay. (foto Diego Camusso).

Por Emilio Grande (h.).- Ante una multitud de cientos de fieles a lo largo de todo el día, ayer fue celebrada la fiesta de San Cayetano con cinco misas en el templo ubicado en el barrio Amancay de nuestra ciudad, bajo el lema “Junto a San Cayetano pedimos pan, paz, salud y trabajo”.

Como todos los años, se montó una carpa al costado del ingreso principal y fue vendido todo lo que se preparó en gastronomía: 190 pollos (sumado a los 216 del domingo anterior), 800 docenas de pastelitos, 1.500 tortas fritas (se utilizaron 100 kg de harina), 270 bolsas de pochoclo; sumado a la santería en la que se vendieron 1.700 espigas de trigo con la imagen del santo, rosarios, estampitas, llaveros, cadenas, como así también la feria de ropa donada en la que se canjeó por alimentos para armar los bolsones a los más necesitados de la parroquia y los jóvenes con la venta de “bijouterie” religiosa.

La celebración central fue a las 17:30 horas presidida por el obispo diocesano Luis Fernández con la procesión alrededor de la Plaza de la Bandera y luego la misa. A continuación se transcribe su homilía, haciendo hincapié en la confianza del Dios providente, la necesidad de trabajo digno para todos en medio de tantos problemas existentes, en el contexto de las elecciones del domingo en la Argentina.

La homilía

“Una vez más nos hemos congregado como pueblo, para rezar y pedir a San Cayetano por el trabajo, por el pan y la paz en nuestras familias, en nuestra sociedad y en el mundo entero. San Cayetano, desde hace muchos años, ha inspirado y movido a tantas mujeres y hombres a salir a su encuentro, por su acompañamiento, su cercanía y ayuda, su bendición, cariño y ternura.
“Al venir a su encuentro nos sentimos escuchados, abrazados y comprendidos ante tanto abandono, desprotección y angustias, que a veces trae la vida con sus enfermedades, falta de trabajo, y sobre todo cuando somos marginados y olvidados por la misma sociedad. Acaba de decirnos la biblia: ´¿Quién perseveró en su temor y fue abandonado?´.

“Como nos dijo recién también la palabra de Dios: ´¿quién confió en el Señor y quedó confundido?, ¿quién lo invocó y no fue tenido en cuenta?´, pidamos con fe a este santo tan querido por el pueblo argentino, que nos ayude a ser verdaderos protagonistas de la historia realizando un discernimiento profundo y responsable, para que nuestra acción democrática del próximo domingo se convierta en una acción valiosa, capaz de construir entre todos el bien común, imprescindible para hacer realidad la nación, el país, donde nadie se quede afuera por ser discriminado o excluido, haciendo entre todos un país más fraterno, un pueblo de hermanos, como San Cayetano vivió y enseñó.

“La presencia de ustedes junto al santo, recorriendo las calles de nuestra ciudad, expresa la fe, con sus sentimientos más grandes, que se abren a lo trascendente y religioso como un grito juvenil hecho oración juntos. Mirar hacia un mismo horizonte amplio y puro, donde tenga cabida la ciudad con su industria, comercio, técnica, el progreso de la urbe, de las nuevas tecnologías, cruzada por infinitas redes, que son capaces de convivir en la diversidad y plasmar la unidad que lleva a la cordialidad y confianza en el trato”.

Bendición de la canasta de pan por la mañana // foto: D.Camusso

“Son ojos, manos trabajadoras y mentes sabias y emprendedoras de muchas mujeres y hombres, niños y ancianos que han aprendido a mirar nuestros campos con esperanza, no solo por ser emprendedores y soñadores, sino fundamentalmente porque nacieron en estas tierras y respetan sus suelos, y ruegan por el agua necesaria que no ensucia ni enferma con agroquímicos, para laburar en las cosechas que sonriendo son frutos alegres, cultivos que dan alimento y bonanza a tantos pobres que esperan la solidaridad de los que tienen un poco más para compartir con sus hermanos, como hizo San Cayetano. ´Porque el Señor es misericordioso y compasivo, perdona los pecados y salva en el momento de la aflicción´”.

“Qué grande y hermoso, porque el corazón de ustedes hoy está cerquita y a la vista de San Cayetano, él conoce nuestro interior, no pasa de largo ante nuestro dolor y el temor por el futuro. Cuánto bien nos hace presentarle al santo con sencillez y humildad, confiando en la providencia la vida de cada día, del pan que llega justo, cuando declinan los tiempos de espera y nos tienta el desaliento y la impotencia. Pero no falta la solidaridad del vecino que comparte y reparte con los que menos tienen, y por eso el agradecimiento y lágrimas de alegría, que son los tesoros humanos de la mujer y el hombre agradecidos a Dios y a San Cayetano por el trabajo, la salud y la paz de la vida. ´Esperen en su misericordia, no se desvíen para no caer, tengan confianza en él y no les faltará su recompensa, esperen sus beneficios, el gozo verdadero y la misericordia´. Saber aceptar la prueba y la adversidad”.

foto: D.Camusso

“El estar frente de San Cayetano nos desinstala, nos pone en camino del encuentro con los demás, hace surgir en nuestro interior, las fuerzas que nos dan nuevo empuje, para poder sobrellevar con esperanza y alegría la vida, superando con los demás lo que nos limita y nos hiere; tocar al santo sana y cura, vence obstáculos y anima a salir de nuestros intereses egoístas que encierran y silencian, surgiendo nuevamente el canto, el baile y la fiesta que renuevan las ganas de vivir, compartir con los otros, animarse a seguir luchando y no dudar de haber entregado lo mejor de nosotros en la convivencia como pueblo, sintiéndonos, un poquito más cada día, hermanos de verdad”.

“Todos venimos a pedir a San Cayetano, qué bueno que nuestro corazón se llene de ese tesoro inagotable que es la solidaridad, la alegría y el encuentro, la bondad y la ternura que podemos vivir también en estos tiempos, y que no acabarán nunca cuando lleguemos al cielo, junto a la Virgen y a los santos. Una vez más, en su día demos gracias a San Cayetano, para que proteja y cuide a nuestras familias. ¡Viva San Cayetano!” (ante el aplauso de los presentes).

Fuente: diario Castellanos, Rafaela, 8 de agosto de 2019.

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