Testimonio conmovedor de una madre humilde

Se trata de Elena Gómez, tiene tres hijos y cuatro nietos. Durante 35 años vivió en la “villa” del barrio Villa Podio. Desde 2004 vive en una casa del Plan Promeba al sur de ese sector. Estudió primaria y secundaria en escuelas nocturnas para adultos. Trabaja en tres casas de familias e hizo reemplazos de portera en varias escuelas.

Por Emilio Grande (h.)

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“Hay que sacar fuerzas de donde no se tiene para seguir luchando y así salir adelante y con la ayuda también de la oración”. Es un mensaje sencillo pero elocuente de Elena Gómez, madre de tres hijos y de condición social muy pobre, en una entrevista con este cronista. Durante unos 35 años (de 1969 a 2004) vivió en la “villa” del barrio Villa Podio, que estaba ubicada al lado del ferrocarril. “Era una casa precaria construida con baterías usadas, chapas y cartones. En invierno hacía mucho frío y se hacía fuego con carbón para calentar el ambiente. Había poco espacio, el baño era compartido con otros vecinos y los días de lluvia era un basural. Tenía una cocina a gas y luz eléctrica, pero cuando no podía pagarla utilizaba velas cuando volvía de trabajar hasta que íbamos a dormir”, recuerda Elena, nacida hace 49 años en Bandera (Santiago del Estero). Durante esos años tuvo tres hijos de distintos padres: Rosa Ester (34 años, casada con Oscar Bottazzi, tienen 4 hijos), Oscar Valerio (26, casada con Clara Toledo, una nena) y Segundo Alberto (23). “Hacíamos pan casero entre varias familias y así nos ayudábamos entre todos”, confiesa. Su conmovedora historia empieza a cambiar cuando fue adjudicada con una vivienda (en calle Ghandi 2579) del Plan Promeba, al sur del Villa Podio. “Ahora es otra cosa con dos habitaciones, cocina, baño, un espacio para hacer cochera y un patio”, compara. Primero tuvo que pagar el terreno y durante 25 años tiene que abonar la cuota de la casa (ahora de 33 pesos mensuales), compartiendo el hogar con sus hijos varones. Esta mujer estudió primaria y secundaria cuando era grande. “A los 30 años hice la primaria nocturna en la escuela San Martín (funciona en la Alberdi), la secundaria en el EEMPA (escuela Moreno) y empecé en 2001 Administración de Empresas en el Instituto, pero abandoné porque me llevaba tiempo y tenía dificultades para aprender”, admitió. Hizo cursos de cocina en la EET N° 654. Es una persona que trabajó toda su vida en varios lugares al mismo tiempo: ahora en tres casas de familia de los barrios Villa Rosas, Alberdi y Villa Dominga. Efectuó reemplazos de portera en varias escuelas: el anexo de la EEM N° 429, el CEF N° 53, Moreno, Don Tomás y EEMPA. “Siempre sale un «trabajito» y así la voy tirando”, dice sin bajar nunca los brazos. Para el Día de la Madre del año pasado sus hijos le regalaron una tricicleta. “Siempre fui caminando a todos los lados y salía temprano para llegar a tiempo”, comenta. ¿Qué le regalarán hoy?

Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 21 de octubre de 2007.

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