“Sin Dios perdemos sentido y dejamos de ser hermanos”

Así se expresó el obispo Franzini durante la misa de ayer durante la homilía en la parroquia San Cayetano. “Qué nos está pasando cuando en la familia hay conflicto y violencia, cuando en el barrio y la ciudad hay enfrentamientos”, preguntó. Unas 7.000 personas hubo a lo largo de todo el día.

Por Emilio Grande (h.)

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Por Emilio Grande (h.).- “Venimos a esta Iglesia de San Cayetano para honrar a este hombre de Dios que suscita en este pueblo creyente tanta devoción, afecto y confianza porque la gente sabe de este servidor de Dios y de los hermanos que no solamente sirvió en su vida terrena sino que también desde el cielo sigue brindando su servicio escuchando y presentando a Jesucristo el único mediador entre Dios y los hombres las necesidades, los anhelos y los deseos de todo el pueblo cristiano, sobre todo del sencillo y fiel que sabe poner en Dios toda su confianza”. Así expresó monseñor Carlos Franzini durante la misa de ayer por la tarde durante la homilía en la parroquia ubicada en el barrio Amancay de nuestra ciudad. A lo largo del día se celebraron cinco misas en total y también fue gente a rezar al santo del pan y del trabajo, estimándose la cantidad de unas 7.000 personas (ver aparte). Y agregó: “Durante la peregrinación me llamó la atención como mucha gente se acercaba con el deseo de tocar la imagen y a lo largo del día ha sido una multitud de gente que ha pasado por aquí justamente con el mismo gesto religioso. Qué es esto de tocar la imagen porque es profundamente religioso que revela como la condición humana no basta las buenas intenciones hay que manifestar con gesto concretos lo que tenemos en el corazón, pero ese gesto expresa la necesidad de estar en comunión concreta en este caso con San Cayetano”. Más adelante, el obispo diocesano dijo que “no debiera quedarse en el simple hecho de tocar sino que también hay que mirar la imagen que estamos mirando porque si miramos la imagen descubrimos en el santo no sólo su expresión de ternura sino la devoción, el cariño y el afecto con que San Cayetano tiene en sus brazos al niño Jesús”. “Descubrir en esta imagen -continuó- lo que San Cayetano tiene para decirnos hoy y siempre. La imagen nos habla de un hombre de Dios que nos entrega Jesucristo. Lo más importante en San Cayetano no es él sino que él nos entrega a Jesús, el niño que tiene en sus brazos con actitud de ternura pero al mismo tiempo de entrega, es el mensaje perenne del santo”. En otra parte, “San Cayetano nos llama a mirar y a tocar a Jesús, a abrazar y tener en nuestros brazos a Jesús. Es lo que nos propone el Evangelio que hoy (por ayer) hemos escuchado. Con la figura simbólica el evangelista quiere relatar algo de lo que es la vida de nosotros porque todos caminamos con esta barca que atraviesa el mar, hay momentos de vientos a favor donde todo nos sonríe y va bien, hay momentos de viento en contra donde las olas parecen querer hundirnos, como a los apóstoles también se nos aparecen fantasmas que no existen pero nos asustan y nos hacen pensar que estamos en peligro”. Frente a esta situación, Franzini sostuvo que “San Cayetano también nos vuelve a recordar como Jesús le dijo a Pedro «ven a mí». En el camino de la vida estamos llamados a mirar a Jesús, a poner en él nuestra confianza y a tener esa intrépida osadía de Pedro que se tira a caminar por el agua, a superar las dificultades porque el Señor lo llamaba y nunca defrauda. A nosotros nos puede pasar como a Pedro que empecemos a dudar y a hundirnos, pero el Señor nos dirá hombre de poca fe por qué dudaste”. “El mensaje que San Cayetano quiere regalarnos es que volvamos a poner en Jesús nuestra confianza, a descubrir que sólo él tiene palabras de vida eterna, a darle el lugar que merece en nuestra corazón, en la vida familiar y social, sin Jesucristo nuestra vida no tiene rumbo. Sin Dios los hombres perdemos sentido, dejamos de ser hermanos y así nos va. Qué nos está pasando cuando en la familia hay conflicto y violencia, cuando en el barrio y la ciudad hay enfrentamientos, cuando los problemas graves y profundos que nos acosan se quieren solucionar por recursos que no son los de la fraternidad, la justicia, la comprensión, el diálogo, el respeto, lo que Dios nos propone. Volvamos a mirar a Dios y seguramente de la mano de Jesús podremos atravesar todas las dificultades”, destacó Franzini en los tramos finales del sermón.

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