Sigue vigente el mensaje de Zazpe

Hoy se cumplen 22 años de su muerte. Fue obispo de la diócesis de Rafaela, arzobispo de Santa Fe y vicepresidente primero de la Conferencia Episcopal Argentina.

Por Emilio Grande (h.)

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“Como en otras etapas de nuestra historia, llegaremos -aunque sangrando- a cubrir las heridas de la división y la enemistad, pero si no llegamos a una profunda comunión nacional, no habremos recorrido los espacios más específicos de la reconciliación cristiana. (…) La Argentina necesita de una cierta unidad de criterios para desentrañar el sentido de su historia, juzgar el presente tan complejo y preparar su futuro; una escala común de valores para afirmar la vida nacional y una cuota inmensa de paciencia y esperanza para recorrer esta etapa difícil y asegurar el encuentro definitivo de la nación”. Este entrecomillado pertenece a monseñor Vicente Zazpe escrito en el libro “Si un niño no hubiera nacido…”, publicado en 1977, en pleno apogeo de la última dictadura militar, período muy doloroso que sufrimos los argentinos a través del terrorismo de Estado y en menor medida la lucha armada que habían impulsado sectores de la juventud que buscaban la revolución por esa vía. A decir verdad, se trata de una etapa histórica que todavía no fue cicatrizada después de casi tres décadas. Seguimos con los desencuentros entre los argentinos porque priman los intereses sectoriales por encima del bien común. Basta recordar el reciente cortocircuito entre el Gobierno y la Iglesia Católica. En su último documento iluminador titulado “Una luz para reconstruir la Nación” se abordaron problemas socioeconómicos aún no resueltos y la dolorosa década del 70, pero el presidente Néstor Kirchner, que no acepta críticas, acusó a la Iglesia de actuar como un partido político, diciendo que “los pastores estaban equivocados”. En este contexto, el mensaje de Zazpe fue profético en aquel período de tinieblas del país. Era una persona que molestaba al poder temporal y así lo hizo sentir. El 15 de agosto de 1982 sufrió un accidente automovilístico sobre la ruta 19 cuando viajaba a la fiesta patronal de San Carlos Norte. “Hubo varios testimonios que lo consideraron un atentado. Y este «accidente» (¿atentado?) afectó sus ojos hasta la muerte; pues le quedó una dificultad visual”, escribieron los presbíteros Jorge Montini y Marcelo Zerva en el libro “Vicente Zazpe: el corazón de un pastor” (julio de 2000). Justamente, hoy se cumplen 22 años del fallecimiento de quien fuera el primer obispo de la diócesis de Rafaela (1961-1968), arzobispo de la Santa Fe (1968-1984) y vicepresidente primero de la Conferencia Episcopal Argentina. Zazpe fue un hombre de Dios, amó profundamente a su Iglesia, fue un adelantado en trabajar en el ecumenismo y la unión de los cristianos, como lo destacó Carlos Battistella -recientemente fallecido- cuando era pastor de la Primera Iglesia Evangélica Bautista. Participó activamente del Concilio Vaticano II (1962-1965) en Roma. Además, escribió sobre temas sociales, económicos, políticos y culturales, como así también con sus charlas a través de los medios de comunicación, especialmente en la capital provincial. “A veces hay que perder a ciertos seres o separarse para valorar la calidad de su compañía o la debilidad de la relación. Aquí queda mi corazón entero”, había expresado Zazpe en el mensaje de despedida durante una cena en la Sociedad de Rural. Había sido designado obispo coadjutor de la arquidiócesis de Santa Fe. Todavía quedan testimonios de las personas que lo conocieron cuando fue pastor de Rafaela. “Nos inició en el aprender a juzgar. Pasamos a comparar nuestra manera de analizar las cosas con las maneras que tiene Cristo de juzgar y así fuimos conociendo al Señor y su evangelio”, señaló Cayetano Colsani en la revista del 25° aniversario de la diócesis de Rafaela (1986). Zazpe fue un hombre de las bienaventuranzas: pobre, manso, sufrido, misericordioso, pacífico, de corazón recto, hambriento de paz y justicia, y también perseguido como Jesús.

Emilio Grande (h.)

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