Romper el tabú para comenzar a discutir

La gravedad de esta problemática exige la apertura del debate: no sólo establecer un diálogo entre el Estado y la sociedad civil, sino encontrar puntos de consenso para fortalecer el diálogo latinoamericano para establecer fórmulas conjuntas en la “guerra contra las drogas”.

Por Tatiana Santori (Rafaela)

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En una sociedad, las discusiones siempre son necesarias, entendiendo a éstas como mecanismos que aportan a la construcción de políticas públicas de mayor eficiencia para combatir diversas problemáticas. Respecto a la temática de las drogas, muchas han sido las estrategias implementadas para combatirlas y muchos también fueron los fracasos. Por ello, ante el fracaso de la implementación de políticas represivas para la lucha contra las drogas, es preciso, romper el tabú para abrir el debate por canales participativos que incluyan a la sociedad civil. Reconocer los fracasos de dichas políticas represivas puede ser una tarea constructiva si la utilizamos como una herramienta para la creación de una nueva visión que contemple no sólo la mirada de los diversos gobiernos, sino también de la sociedad civil. Un paradigma integral, podría arrojar como resultado la construcción de políticas públicas más eficientes para la lucha contra las drogas. Obviamente, es una tarea del Estado comenzar con la apertura de canales que propicien el diálogo y el debate sobre estrategias alternativas. Pero también es preciso un cambio en las percepciones de la sociedad civil, la cual se ha mantenido al margen, puesto que parte de posturas pasivas, considerando que la solución a esta problemática es una responsabilidad específica del gobierno. En este sentido, debe existir cierto consenso a la hora de definir, tanto desde las autoridades públicas como de los miembros de la sociedad civil, cuáles son las principales amenazas que producen las drogas, según el daño que provocan a la salud de las personas, a la sociedad y a las instituciones formales del Estado. En función de estos determinantes, serán halladas las estrategias para emprender de manera efectiva la lucha contra las drogas, teniendo en cuenta aspectos relacionados con verdaderas políticas públicas que apunten a la inclusión social de los más vulnerables, donde la mirada se encuentre menos centrada en acciones penales. Es evidente que la problemática de la droga surge, a nivel doméstico, por problemas de raíces sociales con lo cual las respuestas deben ser necesariamente de origen social, dependiendo de las especificidades propias en cada uno de los espacios estatales, sean estos, municipios, provincias o Estados Nacionales. En esta razón radica la importancia de la participación ciudadana en la búsqueda de alternativas y soluciones, puesto que es desde este sector donde se comienza a visualizar el origen de la problemática. Asimismo, la apertura del debate hacia la sociedad civil permitirá al Estado obtener miradas desideologizadas de la cuestión, la que deberá ser complementada con estudios científicos que puedan determinar cuantitativa y cualitativamente el estado de la cuestión respecto a esta problemática. En los países de América Latina, la percepción de la sociedad sobre el problema así como la legislación sobre drogas ilícitas se encuentran en un proceso de transformación, debido a que la nueva clase política comenzó a percibir la necesidad de un cambio de orientación de las políticas para combatir las drogas y la importancia de abrir canales de debate para que la sociedad civil contribuya también a encontrar posibles soluciones. La apertura del debate respecto a la implementación de nuevas políticas sobre el consumo de drogas debe contemplar necesariamente la construcción de medidas alternativas que requieren de la participación de múltiples actores sociales, que proporcionen diversas miradas sobre la misma temática, tomando aspectos históricos, sociales, culturales, económicos, educativos y religiosos. La gravedad de esta problemática exige la apertura del debate: no sólo establecer un diálogo entre el Estado y la sociedad civil, sino encontrar puntos de consenso para fortalecer el diálogo latinoamericano para establecer fórmulas conjuntas en la “guerra contra las drogas”. Dichas fórmulas deberán contar con capacidad de influencia en el ámbito internacional. Transitar este camino puede ser una alternativa viable para que desde América latina se encuentren soluciones eficaces en función de sus propias problemáticas.

Tatiana Santori Integra la Cámara de Ciencia Política y Relaciones Internacionales del Centro Comercial e Industrial de Rafaela y la Región.

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