Retroalimentación la pobreza

Sin la educación, Argentina no será un país en desarrollo. Abocarse de lleno a la solución de la pobreza tiene que ser para la política un deber principal, dado que los países que tienen mucha pobreza tienen objetivos pobres.

Por María Herminia Grande (Rosario)

Compartir:

Por María Herminia Grande.- Hace muchos años atrás cuando la pobreza que hoy conocemos, era sólo parte de la deducción del análisis político, dado que las políticas aplicadas por entonces, llevaban a verla en un crecimiento continuo, expandiéndose a lo largo y a lo ancho de nuestra Argentina; decía que si desde la política no se ocupaban de ella por convicción se lo debía hacer por necesidad, dado que su avance territorial pasaría a ser inexorable. Por aquel entonces en donde las calles no infundían temor, sino que invitaban a caminarlas; también el correlato del análisis de la situación anterior, llevaba a prever que la pobreza sería permeable a que mafias organizadas y grupos ilegales tengan como insumo, como mano de obra barata a los sectores más pobres, y dentro de ellos sobre todo a los jóvenes. Si a esto le agregamos la presencia de la droga, la situación se torna más complicada. Esta mirada de la realidad de entonces se fortificaba al ver lo que ocurría en países con gran polaridad social. El Dr. Agustin Salvia responsable del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, habla de la retroalimentación que la pobreza hace de sí misma, creando sus propios núcleos duros de pobreza. Menciona que la pobreza se va refugiando sobre sí misma, y va generando el país que hoy tenemos, dividido, fragmentado, temeroso. Yo diría que Argentina está polarizada claramente entre pobres y ricos. Argentina hace rato dejo de tener movilidad social ascendente. Este no es un dato menor y el Dr. Salvia lo describe muy bien cuando dice: “Argentina ha dejado de ser una sociedad casi de iguales en la cual iba incluyendo a los sectores más pobres. De eso pasamos a una sociedad productora y reproductora de pobres”. Continúa diciendo Salvia: “los pobres hoy en Argentina pueden tener más o menos plata para comprar sus alimentos, pueden ser más o menos pobres que en otros contextos, pero son pobres que viven en una sociedad donde no hay movilidad social ascendente”. Y refuerza la idea invitándonos a que observemos los procesos de construcción inmobiliaria. En las grandes ciudades crecen con la misma magnitud y rapidez las torres con ladrillos en los metros cuadrados más caros en dólares al igual que los ladrillos que integran los barrios marginales y las villas miserias. Lo notorio es que dentro de estas villas, se multiplican los ladrillos. La década del 90 fue clave para terminar con aquella clase media que a la manera de síntesis abrazaba a los unos y a los otros. Pero también es cierto que en estos últimos años de bonanza económica no se prestó atención a la verdadera inclusión, se aplicaron políticas de asistencia primordialmente, cuando debió haberse implementado estrategia y planes que basados en el crecimiento económico, generen trabajo genuino, para volver a soñar con aquella sociedad Argentina incluida e integrada.

Decía recién que el crecimiento económico no sirvió de escalera hacia el ascenso social, y generó mayor inequidad social. No hay nada peor para cualquier persona que vivir en una sociedad de consumo siendo sólo un voyeur de los otros. Con las defensas bajas por falta de fortaleza de valores –la sociedad toda atraviesa esta etapa de empobrecimiento-, es difícil no ser rehén de alguna solución mágica. El alcohol y sus derivados tientan con olvidos o con sueños… La droga es la expresión más grave, por sus consecuencias, de estas “cuotas” que se pagan para olvidar la realidad. Y el delito es la otra instancia, hay un círculo económico donde mucha gente “trabaja” y vive de esto. Por eso Salvia dice “la delincuencia no es una sensación, sino un problema con base social y económica, lamentablemente con raíces muy profundas” . Pensemos esto que dice el Dr. Salvia, en diez segundos podemos acumular imágenes con desarmaderos, kioscos y cocinas de droga, la trata de blanca, trabajo esclavo. Por ello las estructuras gubernativas deben darse una política de alta estrategia localizando, identificando, rastreando, región por región, las redes del delito organizado. Si no se tienen estos datos, si no se sabe cómo opera, jamás lo podremos desarticular.

No quiero olvidarme de algo muy interesante que me planteó el Dr. Salvia, cuando hablamos sobre el rol de las escuelas. Sostiene que la escuela argentina, a la que se le ha pedido tantas cosas; ha dejado de ser hoy el lugar donde se educa para incluir a las nuevas generaciones, ya que los sectores más pudientes aíslan en ellas a sus hijos, y los sectores más pobres depositan a sus hijos para ser socializados. Sin lugar a dudas la escuela volverá a ser estratégica para los sectores que hoy están polarizados. No incluiremos sin el hábitat educativo. Sólo la escuela podrá hacer que los sectores que hoy se miran y se temen, jueguen en un mismo patio. Y que no acudan a las drogas o al alcohol para soñar o al delito para “vivir”, sino concreten sus propios sueños. Sin la educación, Argentina no será un país en desarrollo.

Abocarse de lleno a la solución de la pobreza tiene que ser para la política un deber principal, dado que los países que tienen mucha pobreza tienen objetivos pobres.

Fuente: www.mariaherminiagrande.com.ar

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *