Responsabilidad social frente al problema del coronavirus

Por Alejandro Ruiz Díaz.- Corren tiempos difíciles. Los problemas se acumulan y la necesidad de respuestas se hace notar. Se pierde la paciencia, se buscan responsables o culpables, hay enojo, muchas veces violencia. De todo tipo. Para colmo, las redes sociales, que parecían ser la gran solución comunicacional por la rapidez con que se puede vincular a las personas, a veces se transforman en parte del problema.
Los demás medios, muchas veces priorizando la velocidad de la información o buscando la novedad y la sorpresa que atrae, se convierten en otra parte del drama. ¿Qué es necesario hoy, en este contexto de pandemia? Información veraz. La prudencia, la precisión, el deseo de ser parte de las soluciones y los aportes, debería primar en la comunicación. Por estas cuestiones es que me decido a publicar este aporte. Hay una enorme parte de la población actual que nació cuando internet ya era una realidad y su forma de usarla, de navegar, de comunicarse, sigue líneas que los jóvenes comprenden y sobreentienden, pero que los mayores no. Muchas veces una evidente broma juvenil en forma de publicación, siembra problemas, discusiones y situaciones enojosas en personas que tomamos lo que allí vemos cómo algo seguramente cierto.
Por otra parte, los jóvenes no pueden creer que tomemos como cierto todo lo que allí veamos. En otro momento, en otro contexto, esto sería solo tema de un debate esclarecedor. Hoy, frente a las múltiples y a veces graves derivaciones conductuales que estos malos entendidos producen, es necesario tomar posición. Lo mismo con los medios de comunicación profesionales. Así como la humanidad debe poder ver este momento y asumirlo como oportunidad de desarrollo y valoración de cuestiones científicas pero también y sobre todo axiológicas, de valores que se ponen en juego, el periodismo debe asumir su potencialidad positiva y negativa en esto. Informar rápido, antes que nadie; sorprender y convocar a la audiencia o los lectores más que nadie, deben ser hoy premisas de siempre, que deben dar paso a mi entender, a otras, porque todos tenemos algo que sumar en esto.
No voy aquí a explicar contenidos pero si dar ejemplos para ser entendido. A los usuarios de las redes no crean todo lo que leen. A los profesionales de la salud (que nadie se sienta ofendido porque creo que se está haciendo, pero que debe remarcarse) solo publiquen y difundan evidencia sólida, útil y fácil de comprender. A todos, jóvenes y no jóvenes; respeten el momento. Piensen en el prójimo. Protejan. Cuiden. No confundan. Hay vidas, dolor, sufrimiento, temor en juego. Si no es usted un profesional de la salud no difunda, no retransmita nada sobre el tema. Confunde. Puede ser de graves consecuencias. Espere leer lo que producen los entes de salud. Éstos, también irán cambiando y modificando sus mensajes con la evolución de la situación. No aumentemos la confusión.
Más allá de banderías políticas, Argentina siempre tuvo y tiene muy capacitados sanitaristas. Confiemos. No repartamos miedo, sino esperanza y unión. Seamos solidarios. Para algunos será muy leve y para otros no. Necesitarán apoyo. Para los profesionales de la comunicación acérquense a los responsables de la salud pública. Pidan ayuda. Esclarezcan. No es lo mismo contagiado, sospechoso, portador, enfermo. Utilicen el lenguaje preciso y, sobre todo, utilicen el enorme poder que tienen para ser parte de las soluciones y no del problema. Es necesario comprometerse responsablemente. La sociedad les agradecerá. No es el fuego del Averno el que llega. Es un virus muy contagioso y no tan mortal, pero de cómo lo enfrentemos saldrá un resultado más o menos beneficioso. Dengue, sarampión, accidentes de tránsito, femicidios, violencia en general, nos esperan junto a muchos otros temas, que deberemos enfrentar como sociedad madura. Maduremos juntos. Cualquier ocasión puede ser el detonante. No esperemos la próxima, usemos ésta.

El autor es psiquiatra rafaelino. Fue coordinador del nodo salud de Rafaela durante el dengue y la gripe A, y en la crisis de la inundación de Santa Fe.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *