Recursos: son numerosos, pero mal explotados

La Argentina posee tierras, pastizales, bosques, mares y humedales y minerales que conforman una riqueza poco valorada.

por Mercedes Colombres

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Ocultos para la mayoría, los recursos naturales del país son tan numerosos como mal explotados. Como si la naturaleza hubiera decidido hacer un muestrario de las mejores riquezas que tiene y lo hubiera dejado olvidado en este lado del Cono Sur. Además de la tierra, el recurso más conocido y explotado, la Argentina tiene varias riquezas: pastizales, bosques, humedales, mares y subsuelo. Los pastizales (con 700.000 km en el Cono Sur, casi dos veces la superficie de Buenos Aires), por ejemplo, tienen la función de preservar la atmósfera, un servicio que, de pagarse, costaría unos 200 dólares la hectárea. A esto se suma la acción de los bosques, que resguardan una gran variedad de especies y contienen el avance de los ríos. Según la Fundación Vida Silvestre Argentina, los bosques perdieron dos tercios de su superficie original (pasaron de tener 160 millones de ha en la época colonial a 36 millones de ha). Los humedales son otra de las riquezas ocultas de la Argentina, por su capacidad de reserva de agua dulce. Un ejemplo es el de los esteros del Iberá, una superficie de 12.000 km2 de esteros, lagunas y bañados que albergan miles de especies que está en peligro de perderse por un trasvasamiento de agua que llega desde Yacyretá y pone en peligro la reserva. El subsuelo es quizás el más olvidado de los recursos, a pesar de que en 2003 le reportó al país ganancias por 1200 millones de dólares, por los cinco millones de toneladas de minerales que se exportaron. La Argentina tiene al menos 40 grandes yacimientos minerales, y está en el puesto seis en el ranking mundial de recursos mineros. Las profundidades del mar, finalmente, son grandes proveedoras de divisas, que generalmente se llevan otros países. En el Mar Argentino yace una de las reservas más grandes del mundo de calamar, que hace a las aguas del país blanco de miles de barcos extranjeros (especialmente taiwaneses) que vienen a pescar a la milla 201. Agua dulce, bosques, minerales. La lista de los tesoros es interminable. Y la pregunta obligada es: ¿aprovechamos lo que tenemos? “No, mientras la Argentina no tenga un plan nacional de desarrollo de recursos”, dijo convencido Alejandro Roffman, economista del Plan Fénix y especialista en temas ambientales y regionales. “Hasta el quiosquero planifica qué va a comprar y cuánto va a gastar. Pero en la Argentina, en el sector público no hay estrategia desde los años 70”, agregó el experto, que colaboró con el Plan Nacional de Aprovechamiento de Recursos de Venezuela, el primero que se hizo en América latina. “Así andamos y si nos falta gas salimos corriendo a ver a quién le compramos, y no sabemos cómo vamos a manejar este recurso en los próximos cinco años.” Para Roffman, a pesar de que en la Argentina hay expertos calificados y que en temas puntuales, como el Protocolo de Kyoto, las autoridades trabajaron bien, es difícil generar una política ambiental porque eso implicaría elegir entre distintos objetivos que afectan el desarrollo de las políticas públicas. “Elegir, por ejemplo, entre un empresario que va a hacer una inversión fuerte o el manejo sustentable de un recurso natural en el largo plazo.” -Si los especialistas sobran, pero falta la política estatal, ¿hay algo que se pueda hacer? -Claro que sí. Los medios de comunicación son importantísimos para crear conciencia en la gente. Si ustedes alertan sobre un tema, lo ponen en el tapete, insisten, se crea una presión del público tal que obliga a que el Estado busque una solución al respecto.

La Unesco rescató nuestras riquezas

Como suele decirse, nadie es profeta en su tierra, y fue la Unesco la encargada de destacar los grandes patrimonios naturales de la Argentina, aun cuando la mayoría de estos no son conocidos por la gran parte de los propios argentinos. El cañón rojizo de Talampaya (La Rioja), el pálido Valle de la Luna (San Juan), el blanco níveo del Parque Nacional Los Glaciares (Santa Cruz), el verde exuberante de las cataratas del Iguazú, el azul casi negro de la Península Valdés (Chubut) conforman la paleta de colores de los museos naturales que tiene el país. Pero no son los únicos. Hay proyectos de declarar patrimonio a la Isla de los Estados (Tierra del Fuego); los esteros del Iberá (Corrientes); los Parques Nacionales Los Alerces (Chubut), Baritú (Salta) y Tierra del Fuego; los cerros Chaltén y Valdés, en Santa Cruz; la Península Magallanes (Santa Cruz), y Punta Tombo, Caleta Valdés, la Isla de los Pájaros y Punta Loma, todos en Chubut. Con éstos, Argentina pasaría a tener 17 patrimonios naturales de la humanidad.

Fuente: suplemento Solidarios, diario La Nación, 25 junio de 2005.

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