Raúl Brinckhaus: gran amigo y doctor, entre lo humano y lo divino

Por María Ines Adorni.- Cuando en la vida llegan grandes batallas, este personaje se aferra a lo divino.

El es más que lo humano, de los genios terrenales.

De los que dedican su tiempo a salvar vidas, pero sobre todo ese médico amigo, de un gran corazón y valentía.

Y en mi caso se presentó cuando yo más necesitaba un amigo como un papá del corazón, gracias a Dios él me envió a mi mamá del corazón en esos momentos tan difíciles Porota, que sé que está cuidándome desde el cielo, y también a vos Raúl.

Si dicen que Dios nos da la vida, ¿cómo denominamos quien me salvó la vida en esos momentos?

No sé si hay una palabra que lo defina o que sirva para darles las gracias por brindarme una oreja, cariño, hasta un plato de comida en esos momentos.

El me enseñó a quererme, cuidarme, amarme, a disfrutar de las pequeñas cosas del día, de tener fe y esperanza por volver a ver a mis hijos.

De estar rodeada de muchos amigos, de agradecer por el trabajo.

No, definitivamente no hay palabras para eso. Todas se quedan cortas.

Pero el agradecimiento es enorme, porque gracias a usted sigo viva, y ese regalo no tiene precio.

Entre lo terrenal y lo divino como muestra de agradecimiento escribo siempre esta columna y si Dios quiere editaré el libro.

Nosotros somos arquitectos de nuestras vidas.

Te acordás Raúl siempre me lo decías, ahora soy una mujer feliz, construyendo mi vida espiritual y feliz de estar con Dios y ayudar al prójimo con mis palabras de aliento.

“Restaurando nuestra alma” significa restaurar nuestra vida espiritual, en donde tenemos que tomar decisiones, reconstruir prácticas piadosas, recordar la obra de Dios en nuestras vidas, reclamar en oración las promesas de Dios y romper de manera definitiva con aquello que nos lleva al pecado.

Desde mi alma de mujer dejo mis enseñanzas de vida porque el tiempo nos da sabiduría y en primer lugar está el amor al prójimo, ver la cara de Jesús en nuestros compañeros de viaje y tener el oído, el consejo, la palabra de aliento en servicio al prójimo.

Yo brindo con palabras de aliento para llenar los corazones en donde habita Dios, alimentando el alma.

Gracias Raúl por enseñarme tantas cosas, este tiempo es para recoger frutos, ya lo está haciendo con miles de amigos y ahora Martha la compañera que Dios eligió para caminar juntos de la mano en el amor.

Gracias querido doctor y amigo del alma.

Sembrando semillas de fe…

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