Pongamos fin a toda forma de violencia contra las mujeres y las niñas

Mensaje del Administrador del PNUDKemal Dervis en el marco del Día Internacional de la Mujer.

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Dentro de pocos meses, en julio de 2007, habremos pasado la mitad del período del que disponemos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Al acercarse ese momento, deberíamos detenernos y pasar revista a los obstáculos que aún tenemos por delante para cumplir nuestras metas propuestas para 2015. Un claro impedimento al logro de los ODM es la violencia contra la mujer.

Un postulado básico del mandato del PNUD sobre el desarrollo humano es el reconocimiento de que no alcanzaremos los ODM a menos que se brinde a las mujeres las mismas libertades y oportunidades que a los hombres. Esta igualdad es imposible en un mundo en que al menos una de cada tres mujeres se enfrenta con alguna forma de violencia en el curso de su vida, independientemente de su cultura, religión, clase socioeconómica o nivel de educación.

Al celebrar el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer, 2007, podemos afirmar que hemos logrado cierto progreso en lo que hace a la violencia a la que deben hacer frente las mujeres día a día. La industria clandestina de la trata de personas, la compra y venta principalmente de mujeres y niñas con fines de comercio sexual; la violación como un arma de guerra y el papel que desempeña en la propagación y la feminización del VIH; los homicidios en nombre del honor, los matrimonios forzosos y la violencia relacionada con la dote, incluida la violencia en el hogar, son crisis que están cobrando cada vez mayor visibilidad. No obstante, aún tenemos un camino muy largo por delante para lograr un cambio cultural que ponga fin a este tipo de comportamiento.

El Día Internacional de la Mujer nos recuerda las obligaciones de nuestra comunidad hacia las mujeres y las niñas, y el tema de este año, “Pongamos fin a toda forma de violencia contra las mujeres y las niñas y su impunidad”, debería imprimir mayor impulso a nuestras iniciativas en relación con esta emergencia internacional.

En tiempos de crisis, la violencia contra la mujer es una pandemia considerada por algunos como la consecuencia inevitable, aunque lamentable, de situaciones de conflicto y de emergencia humanitaria. Lo cierto es que esta actitud garantiza la impunidad de los agresores y silencia efectivamente a las sobrevivientes. También hay cada vez más pruebas de que la guerra y la agitación social ponen en peligro a la mujer e intensifican la violencia contra ella en el hogar. En términos más generales, la represión de la mujer y de sus derechos continúa formando parte de la desigualdad de las estructuras sociales y la falta de libertad que impide el desarrollo humano. Esto debe cambiar.

El PNUD está comprometido a impulsar ese cambio. En la región de Darfur del Sudán, trabajamos en asociación con el Comité Internacional de Rescate y distintas organizaciones de derechos humanos sudanesas en el marco de un programa que promueve los derechos humanos de la mujer y ayuda a las sobrevivientes de la violencia a obtener medidas jurídicas de reparación. En asociación con el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) y el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz (DOMP), recientemente el PNUD finalizó un estudio sobre la vigilancia policial en Kosovo, Sierra Leona, Nicaragua y Liberia, cuyo objeto es que la vigilancia policial tenga en cuenta el género, al tiempo que recomendó medidas prácticas para el fortalecimiento de la capacidad de las fuerzas policiales para responder a la violencia contra la mujer. Entre estas medidas figuran la distribución de material para casos de violación a las comisarías, el aumento de agentes de policía mujeres y la formación de agentes de policía en legislación sobre derechos humanos. En Mozambique estamos respaldando la formulación de nuevas leyes que pongan fin a la impunidad de la violencia contra la mujer, especialmente la violencia en el hogar.

El PNUD también forma parte de la iniciativa de las Naciones Unidas de lucha contra la violencia sexual en casos de crisis, en la que participan diez órganos de las Naciones Unidas con miras a prestar más y mejor apoyo a las mujeres que han sido víctimas de la violencia en situaciones de crisis, a fin de aumentar nuestra coordinación, mejorar la rendición de cuentas y poner fin a la impunidad de aquéllos que ejercen la violencia contra la mujer. Esta iniciativa es una respuesta al estudio del Secretario General de 2006 en que se formula un llamamiento a las Naciones Unidas para que asuman un liderazgo más firme, mejor coordinado y más visible para abordar la violencia contra la mujer.

En el mismo informe se reafirma lo que ya sabemos: que la violencia contra la mujer es un resultado de las relaciones de poder históricamente desiguales entre hombres y mujeres. Esto es intolerable. Refuerza la subordinación y la discriminación, lo cual constituye una violación de los derechos humanos de la mujer y un obstáculo fundamental al desarrollo humano para todos. En este Día Internacional de la Mujer, renovamos nuestro compromiso de velar por que la mitad de la población del mundo no se vea privada de alcanzar su potencial pleno.

Kemal Dervis, Administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – PNUD.

Colaboración de Natalia Aquilino, rafaelina que trabaja en la ONU sede Buenos Aires.

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