Pedaleando la fe: testimonios emocionantes para agradecer a la Virgen de San Nicolás

Se trata de la 10ª bicicleteada desde Rafaela hasta el santuario mariano distante a 300 km, integrada por 17 personas, siendo el objetivo agradecer a María por la recuperación de Andrés Zenklusen, quien tuvo leucemia. Los entrevistados destacaron la unidad del grupo y el acompañamiento de la Virgen.

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Los 17 participantes de la 10ª bicicletada en el frente del santuario mariano de San Nicolás.

Por Emilio Grande (h.).- Al final de la crónica «Después de 69 años de peluquero, Pocho Zenklusen colgó la tijera» (publicada el 4 de noviembre último) se hacía mención a la bicicleteada al santuario mariano de San Nicolás, en el marco del grupo denominado «pedaleando la fe».
En esta oportunidad, fue de la 10ª bicicleteada desde Rafaela hasta la Virgen del Rosario de San Nicolás realizada los días 2 y 3 de noviembre pasados, integrada por 17 personas, con una camioneta de apoyo. La primera parte fue desde nuestra ciudad hasta San Lorenzo, donde pararon a dormir el sábado a la noche, para continuar el domingo hasta la mencionada localidad bonaerense, distante a 300 km de la Perla del Oeste. Cuando llegaron al mediodía fue muy emocionante con abrazos y lágrimas porque fueron recibidos por familiares y amigos quienes habían viajado aparte para visitar también a la Virgen. Participaron de la misa de las 15 y fueron elegidos para llevar la ofrenda y hacer una de las lecturas, recibiendo el reconocimiento de la gente de distintos lugares. Este viaje se organiza previamente unos 4 meses antes.
«Tuvimos un viaje hermoso más allá de la tormenta cuando salimos, fue un viaje fabuloso, todos creemos que estuvo mamá María cuidándonos y protegiéndonos de los truenos, refucilos y lloviznas, pero en ningún hubo peligro para nosotros. Al día siguiente, el tiempo mejoró apareciendo con sol. A la vuelta en el colectivo había un olor a rosa que es la presencia de María con nosotros», testimonió José Zenklusen a este cronista.
Conviene recordar que el joven Andrés Zenklusen de 21 años (flamante incorporación a la tradicional peluquería de los Zenklusen) había tenido leucemia hace 10 años, quien ahora se encuentra totalmente sano y una vez por año viaja a Santa Fe para efectuarse controles médicos.
Una vez recuperado retomó sus estudios primarios y secundarios. Luego fue aprendiendo el oficio de peluquero en el seno familiar (con su papá José, su tío Javier y su abuelo Pocho), en la escuela de peluquería que funciona enfrente de la plaza 25 de Mayo y con el amigo Jorge. Las primeras prácticas como peluquero las realizó con los jóvenes que se están recuperando de las adicciones en las casas de la Asociación Civil «Vistiéndonos de sol» y en el Hogar Simeón, que cuentan con el asesoramiento espiritual del sacerdote Alcides Suppo.

Experiencia inolvidable

A continuación se publican los testimonios de algunos participantes, a pedido de este diario:

* Santiago Operto (1° viaje acompañado de su esposa Noelia): «la verdad es una experiencia de la que ya pasaron varios días y sigue dando sus frutos. El motivo principal fue acompañar a José y su familia en esta movida que armaron hace ya 10 años, pero en estas cosas tan movilizantes y de Dios uno se lleva otros regalos. Entender cómo se puede vivir de otra manera, compartiendo y teniendo en cuenta que al lado tengo otra persona que tiene necesidades parecidas a las nuestras, nos toca ayudar y en algunos casos pedir ayuda; ese ejercicio de convivencia es algo realmente muy rico que nos llena con frutos y alegría en una travesía en bicicleta acompañando a una familia que iba a agradecer por la vida de su hijo. Tenemos que darnos cuenta que hay otras personas al lado con un montón de sufrimientos y problemas para ayudarlas, y también una recompensa de descubrir a personas maravillosas porque los caminos de Dios son así».

* Pablo Trulie (1° viaje): «fue una muy linda experiencia compartiendo con el grupo humano que agradezco por ayudar a descubrir los valores que tiene, cómo la pasamos en el viaje hasta llegar a la Virgen para agradecer y pedir; apenas llegué dije el año que viene vuelvo. Es algo inexplicable que no tiene precio, agradecer a la familia Zenklusen y ojalá siga creciendo este grupo».

* Arturo Funes (4° viaje, acompañado por su esposa Raquel): «fue muy fuerte lo vivido, durante el viaje entendí muchas cosas, admiro enormemente la fuerza y la fe que tiene la familia Zenklusen (José, Susana, Maximiliano, Agustín y Andrés), cuánto aman a la Virgen y te contagian. En estos años el grupo se fue renovando para que viva esta experiencia y una satisfacción enorme acompañar a personas que nunca viajaron; se trata de un grupo unido, de mucha comunión, conviviendo 2 días con personas distintas, te pasan emociones lindas, sorteando las cosas que te van pasando y te alientan durante el camino. Invito al quiera sumarse a esta experiencia en 2020. La gente se tiene que dar cuenta que se puede vivir de otra manera, acercarse más a Dios y la Virgen, sin tanto capitalismo; el dinero es necesario pero no indispensable. Llegar allá es algo extraordinario, se tiene que vivir y no se puede explicar con palabras».

* Gustavo Bosio (4° viaje): «la fe mueve montañas y la Virgen te está acompañando siempre; conocí a personas maravillosas que te ayudan e hice amigos incondicionales durante estos años. Al llegar al santuario ya estás pensando en el año siguiente para volver. Este año tuve la suerte de viajar con mi hijo Santiago de 16 años. Están los momentos de cansancio de pensar que no llegás. Hay que vivirlo para saber lo que se siente al llegar a la casa de mamá María es inexplicable y tomás una fuerza diferente; es una experiencia inolvidable».

* Néstor Bosio (1° viaje): «tuve la posibilidad de acompañar al grupo de asistencia con la camioneta. Vi a todo el grupo muy unido, siempre colaborando entre uno y otro, alentando a lo largo de tantas horas arriba de la bicicleta y el cansando puede jugar en contra, pasando por varios momentos climáticos. Estos dos días vividos como experiencia es inolvidable y una satisfacción inmensa».

Fuente: diario Castellanos, Rafaela, 18 de noviembre de 2019.

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