Por María Inés Adorni.- A pesar de ser una ciudad muy emprendedora, tenemos vestigios de nuestra historia. Por desidia, por causas naturales, por simple abandono, por cuestiones políticas, muchos monumentos históricos podrían suplantar a las gloriosas ruinas del viejo continente.
En nuestro territorio tenemos las ruinas de San Ignacio, Santa Ana, Santa María y Loreto. Todos vestigios de la gran epopeya realizada por los jesuitas en el siglo XVII. Debido a su importancia arqueológica y sociocultural fueron declarados por la UNESCO en el año 1984 Patrimonio de la Humanidad.
Catedral San Rafael
Como restauradora presenté un proyecto de restaurar y preservar el patrimonio, hay intereses que cierran la oportunidad de rescatar y conservar este patrimonio.
Como ciudadana y fiel de corazón me ofrecí en hacer el trabajo, con muchas personas que voluntariamente ayudarían con lo que sea para volver a su estado original el templo.
Desde mi parte no entiendo por qué tantas trabas, si un profesional da su labor para un fin de las demás personas, o sea servir, en este caso brindar ayuda, ¿por qué no me dejan hacerlo?
Comencé con restauraciones ad honorem para que conozcan mi trabajo, lo realicé con mucho cariño, y personas allegadas me brindaron apoyo.
En fin, tener paciencia, y el tiempo dirá, pero el tiempo seguirá actuando y este bello templo si a nadie le importa se irá deteriorando.
Entiendo, la pandemia, no hay dinero para estas cosas, pero si los fieles ayudan, empresarios, gente allegada, etc.
¿Por qué no aceptan la ayuda?
Este patrimonio cultural, religioso, es la herencia propia del pasado de nuestra querida ciudad y debe ser mantenido y trasmitido a nuestras generaciones.