Para reconstruir una patria justa y fraterna

La Doctrina Social de la Iglesia La centralidad del hombre en el mensaje cristiano fue expresada por Jesús de manera magistral, cuando supeditó al hombre la institución más sagrada del judaísmo: el sábado. “El sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el sábado” (Mc 2,27)

Por Mons. Carmelo Juan Giaquinta – Ad. Ap. de Resistencia

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  1. Cuando ocurrió el colapso del 21 de diciembre de 2001, los Obispos alemanes, que ayudan mucho a la Iglesia de América Latina, nos dijeron a los Obispos argentinos: “La mejor ayuda que podemos ofrecerles para la reconstrucción de la Argentina es colaborar con ustedes en difundir el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, que está próximo a ser publicado por la Comisión Pontificia de Justicia y Paz. Para ello les daremos una ayuda económica para comprar el papel para su publicación, y asegurar así un precio accesible”. De hecho, el volumen de 570 páginas está hoy en las librerías a un precio interesante.
  2. Pero aquí no debo hacer marketing del volumen, sino hablar de la importancia y utilidad de la Doctrina Social que está compendiada en él, y cómo ésta puede ayudar positivamente a instaurar un orden social justo y pacífico, e impulsar un verdadero progreso humano, especialmente en nuestra Patria. I. La centralidad del Hombre en el mensaje cristiano
  3. Hace poco leí una opinión curiosa: que los Obispos argentinos multiplicamos últimamente los mensajes de contenido social porque nos aferramos a una visión de Iglesia mayoritaria y no queremos perder la posición hegemónica que tenemos. Digo “opinión curiosa”, porque la Iglesia Católica, aunque fuese minoritaria, no podría omitir el anuncio evangélico sobre el Hombre y la obra máxima de éste, que es la sociedad, en sus distintos aspectos: familiar, cultural, económico, ambiental, político, internacional. Y cuando llegue el momento, interplanetario. Menos puede omitir este mensaje cuando el hombre concreto, que la Providencia le encomienda para anunciarle el Evangelio, sufre especiales dificultades en su transitar terreno hacia la patria del Cielo. Ni siquiera lo puede callar porque algunos gobiernos, en especial de América Latina, molestos por el anuncio de dicha Doctrina, desde hace tiempo dan un apoyo discutible a sectas evangélicas a las que les compran el voto.
  4. La importancia que el Hombre y la Sociedad tienen en el anuncio evangélico le viene a la Iglesia de dos costados. El primero, la fe en Dios Creador de todas las cosas. Por tanto, Creador también del Hombre, el cual es por esencia un ser social. El segundo, la fe en Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, que asumió nuestra condición humana en todo, menos en el pecado. De allí que los cristianos creamos que toda la realidad humana, también en sus aspectos sociales, está llamada a ser redimida en Cristo de toda injusticia.
  5. El primer punto de vista, la fe en Dios Creador del Hombre, la Iglesia lo comparte con el judaísmo y con casi todas las religiones, e incluso con hombres que no profesan explícitamente ninguna religión, pero coinciden con ella en la convicción de que existe un Dios Creador. El segundo punto de vista, la fe en Jesucristo redentor del Hombre, la Iglesia Católica lo comparte con las demás Iglesias y Confesiones cristianas.
  6. La centralidad del hombre en el mensaje cristiano fue expresada por Jesús de manera magistral, cuando supeditó al hombre la institución más sagrada del judaísmo: el sábado. “El sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el sábado” (Mc 2,27) II. La Doctrina Social: orígenes y actualidad
  7. Más allá de la fe cristiana, el hecho que la Iglesia tenga un anuncio liberador sobre el Hombre, hace que muchos que se profesan ateos, encuentren un punto de coincidencia con la Iglesia. Eso explica, por ejemplo, la ponderación que en su momento hizo el premier soviético Nikita Kruschev de la encíclica de Juan XXIII Pacem in Terris, sobre la paz en el mundo. También acontece lo contrario. A raíz de esta doctrina, algunos que se jactan de pertenecer al Occidente cristiano, se distancian abiertamente de la Iglesia, como cuando Mc Namara calificó de “marxismo recalentado” la encíclica de Pablo VI Populorum Progressio, sobre el desarrollo de los pueblos.
  8. Esto también explica el origen de la Doctrina Social de la Iglesia. Si bien las encíclicas sociales como vehículo de difusión de la Doctrina Social datan de 1891, cuando el Papa León XIII escribió la encíclica Rerum Novarum sobre la cuestión social, dicha Doctrina surgió con la misma Iglesia, cuando comenzó a escribirse el Nuevo Testamento: “Ustedes los ricos, lloren y giman… El salario que han retenido a los que trabajaron en sus campos está clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del universo” (Santiago 5,1-4). Incluso la Doctrina Social se remonta a los escritos del Antiguo Testamento. Es imposible creer que el hombre ha sido creado por Dios y que esta fe no tenga consecuencias prácticas y un desarrollo conceptual. El Dios del Sinaí, que ordena ser santos como él es santo, es el que también inculca la dignidad y los derechos de todos, en especial del pobre: “Sean santos, porque yo, Yahvé, vuestro Dios, soy Santo… Cuando coseches no siegues hasta el borde de tu campo, ni espigues los restos de tu mies. Tampoco harás rebusco de tu viña, ni recogerás de tu huerto los frutos caídos; los dejarás para el pobre y el forastero… No oprimirás a tu prójimo, ni lo despojarás. No retendrás el salario del jornalero hasta el día siguiente… Siendo juez no hagas injusticia, ni por favor del pobre, ni por respeto al grande: con justicia juzgarás a tu prójimo” (Levítico 19,2.9-10.13.15). De la reflexión que la Iglesia hace sobre el Hombre y sobre su obra máxima, que es la sociedad, brota lo que hoy se llama Doctrina Social de la Iglesia. Es parte integrante de la Teología Moral. Y así como el Evangelio es un tesoro que la Iglesia no puede esconder, sino que lo debe compartir, de la misma manera su Doctrina Social. (Continuará).

Fuente: www.politicaydesarrollo.com.ar

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